Actividad del volcán Cotopaxi genera incertidumbre en Ecuador
EFE
La evolución interna del volcán ecuatoriano Cotopaxi está rodeada de incertidumbre debido a la falta de señales premonitoras claras para eventos similares al ocurrido el pasado 21 de octubre, según el Instituto Geofísico (IG).
En un el informe, el IG recordó que el 21 de octubre se registró una señal de tremor de baja frecuencia asociada a una emisión de gases y ceniza, que produjo una caída moderada de este material en el flanco norte del volcán.
Desde entonces, la emisión de gases ha sido casi continua y visible claramente, con columnas que han alcanzado hasta 2 kilómetros sobre el nivel del cráter.
Los parámetros vigilados por el IG muestran que el Cotopaxi aún permanece con una actividad interna baja, marcada por una sismicidad ligeramente superior al nivel referencial desde 2015.
«La incertidumbre con respecto a la evolución de esta actividad es muy grande debido a la falta de señales premonitoras claras para eventos similares al ocurrido el 21 de octubre», puntualiza el informe, que destaca la importancia de mantener activo el sistema de vigilancia y continuar con las tareas de prevención y mitigación relacionadas con los escenarios eruptivos del volcán Cotopaxi.
Silvana Hidalgo, investigadora del IG, dijo este miércoles a EFE que «hay incertidumbre porque no se presenta actividad sísmica ni deformación, lo cual es muy diferente a lo que sucedió en 2015, entonces es difícil prever un escenario con precisión».
«Nadie sabe nunca si un volcán va a erupcionar o no. La incertidumbre en todo proceso geológico y geofísico es absolutamente normal», puntualizó.
Explicó que como en esta ocasión no tienen parámetros tan claros como en 2015, «es mucho más difícil dar un escenario preciso, entonces hay una incertidumbre amplia».
«La incertidumbre es porque los parámetros son muy distintos a lo que el Cotopaxi (5.897 metros) ha presentado, pero nosotros estamos midiendo todos los parámetros, tenemos datos», recalcó.
Emisión de gases
Durante las últimas semanas, las columnas de emisión de gas del volcán Cotopaxi han alcanzado alturas de hasta 2 kilómetros sobre el nivel del cráter. Este incremento ha sido relevante dado que desde el año 2021, la altura de las columnas tenía un valor promedio 0.2 kilómetros y, eventualmente, alcanzaba los 0.8 kilómetros.
Este cambio se ha observado desde el pasado 17 de octubre 2022.
Por otra parte, el IG anotó que tras el episodio del 21 de octubre, el volcán Cotopaxi continúa con la emanación de gases volcánicos (SO2: dióxido de azufre, CO2: dióxido de carbono H2S: ácido sulfhídrico) y vapor de agua.
Escenarios eruptivos
Desde fines de octubre los valores de flujo y el número de medidas válidas se han incrementado mostrando una mayor concentración de SO2 emitido por el volcán y, además, una emisión más continua en el tiempo.
La emisión de vapor de agua y otros gases volcánicos como el CO2, SO2 y H2S, se visualiza continuamente en los últimos días indicando un incremento con respecto a lo observado en los meses pasados.
Luego del pequeño episodio eruptivo del 21 de octubre, el análisis conjunto de los diferentes datos de vigilancia muestra que la actividad actual del Cotopaxi está provocada por la presencia de magma en el conducto volcánico.
Sin embargo, desde 2015 y hasta la actualidad no hay evidencia de un nuevo ingreso de magma hacia el sistema, dice el informe.
«A pesar de que los eventos de este último mes definen una tendencia ascendente para la actividad superficial del Cotopaxi, su actividad interna no muestra un cambio significativo», recalca al apuntar que la sismicidad sigue estando dominada por pequeños sismos del tipo LP y, por ahora, no hay deformación detectable en los flancos del volcán.
Con base en los parámetros de vigilancia volcánica, el IG propone dos escenarios principales, en orden de probabilidad: La emisión de ceniza del pasado 21 de octubre correspondería a un evento aislado, similar a otros menores durante los últimos 7 años; y la emisión de ceniza del 21 de octubre correspondería al inicio de un periodo eruptivo, relativamente equivalente a la actividad de 2015, «aunque al momento no existen evidencias que sugieran esta evolución».
«Además, la incertidumbre es demasiado alta para estimar el tamaño de este posible periodo eruptivo, así como la velocidad de los cambios que el volcán podría experimentar», apunta. EFE
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