Aceites de todo tipo para lucir mejor
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Pequeñas cicatrices, alguna arruguita, incómodas estrías o una quemadura por habernos pasado con el sol son algunas de las marcas con las que castigamos a nuestra piel y a nuestro cuerpo. Sensible a los cambios de temperatura, a la deshidratación y al envejecimiento, nuestra dermis es la primera capa protectora de nuestro organismo, aunque muchas veces dejemos de lado su protección.
Para evitar eso y recurrir a un ‘blindaje’ saludable, hoy te vamos a hablar de los diferentes aceites, a base de compuestos naturales, que el ser humano lleva utilizando cientos de años y que ahora puede formar parte de tu rutina diaria de cuidado dérmico.
Aceite de argán
Este aceite, que se extrae de los frutos del argán (Argania spinosa), un endemismo marroquí, que los pueblos bereberes usan de múltiples formas y que forma parte de su modus vivendi. La madera se utiliza como leña, los frutos como alimento para el ganado y dentro de estos frutos se encuentran las semillas, del tamaño de una almendra, que tras un laborioso trabajo para extraerlas del hueso, se muelen para generar el preciado aceite. Excepcional en todo tipo de pieles, el auténtico aceite de argán se caracteriza por una fuerte presencia de tocofenoles, unos antioxidantes que retrasan el envejecimiento y la aparición de arrugas. También tiene propiedades antiacnéicas y bondades cicatrizantes, por lo que es útil en casi cualquier circunstancia. Eso sí, es caro y para asegurar su éxito debes procurar encontrar uno que sea puro y tenga un 95% de ingredientes vegetales, según la normativa Ecocert, un organismo internacional que desarrolla estándares para cosmética ecológica y natural. Como última curiosidad cabe mencionar que el manejo del argán y la cultura que le rodea está protegido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
Pequeñas cicatrices, alguna arruguita, incómodas estrías o una quemadura por habernos pasado con el sol son algunas de las marcas con las que castigamos a nuestra piel y a nuestro cuerpo. Sensible a los cambios de temperatura, a la deshidratación y al envejecimiento, nuestra dermis es la primera capa protectora de nuestro organismo, aunque muchas veces dejemos de lado su protección.
Para evitar eso y recurrir a un ‘blindaje’ saludable, hoy te vamos a hablar de los diferentes aceites, a base de compuestos naturales, que el ser humano lleva utilizando cientos de años y que ahora puede formar parte de tu rutina diaria de cuidado dérmico.
Aceite de argán
Este aceite, que se extrae de los frutos del argán (Argania spinosa), un endemismo marroquí, que los pueblos bereberes usan de múltiples formas y que forma parte de su modus vivendi. La madera se utiliza como leña, los frutos como alimento para el ganado y dentro de estos frutos se encuentran las semillas, del tamaño de una almendra, que tras un laborioso trabajo para extraerlas del hueso, se muelen para generar el preciado aceite. Excepcional en todo tipo de pieles, el auténtico aceite de argán se caracteriza por una fuerte presencia de tocofenoles, unos antioxidantes que retrasan el envejecimiento y la aparición de arrugas. También tiene propiedades antiacnéicas y bondades cicatrizantes, por lo que es útil en casi cualquier circunstancia. Eso sí, es caro y para asegurar su éxito debes procurar encontrar uno que sea puro y tenga un 95% de ingredientes vegetales, según la normativa Ecocert, un organismo internacional que desarrolla estándares para cosmética ecológica y natural. Como última curiosidad cabe mencionar que el manejo del argán y la cultura que le rodea está protegido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
Aceite de almendras
Posiblemente sea el que más conozcamos, ya que es frecuente encontrar almendros en nuestro país, aunque sea un árbol originario de Asia Central. Obtenido a través del prensado del fruto seco, este aceite tiene propiedades emolientes, que suavizan e hidratan la piel. También es recurrente utilizarlo para calmar irritaciones como la dermatitis y se puede utilizar para dar masajes, ya que su textura oleosa es ligera y poco pegajosa. Utilizado en el rostro, como crema facial, también aporta numerosas ventajas en pieles secas y puede ser utilizado de forma tópica para nutrir labios deshidratados.
Aceite de coco
Muchas son las virtudes que tiene el aceite de coco, incluidas algunas gastronómicas, pero donde más fuerza gana es en el mundo de la cosmética. Rico en ácidos grasos esenciales como el omega-3 y el omega-6, este aceite, si es puro y prensado en frío, cuenta con propiedades antibacterianas y antifúngicas –debido a su alto contenido en ácido laúrico-, haciéndolo un buen aliado en la lucha contra las pieles acnéicas. Gracias a esas propiedades también se puede utilizar para hacer limpiezas faciales. Bastante caro en su forma más pura, este aceite es muy útil en todo lo relacionado con el rostro, ya que previene las arrugas, se puede utilizar como bálsamo labial y los hombres lo pueden usar como sustituto de los bálsamos de afeitado y del after-shave. Además, nuestra salud capilar también se puede beneficiar de su uso, al utilizarlo a modo de mascarilla.
Aceite de karité
Obtenido de las almendras del karité (Vitellaria paradoxa), un árbol frecuente en África occidental, aunque también se extiende hacia el centro del continente, este aceite se extrae tras cocer y triturar estas drupas, que generan la denominada “manteca de karité”. Especialmente bueno por su cualidad hidratante en piel y cabello, también podremos utilizarlo para corregir cicatrices y eritemas solares, además de cómo antiarrugas, ya que previene el envejecimiento cutáneo o utilizándolo como crema de manos, al combatir los agrietamientos y la sequedad.
Con información de Estilo de vida | La Información