Acabar discriminación y garantizar derechos son clave para avance de mujeres
EFE
Vicepresidentas y ministras de Iberoamérica reclamaron este viernes en Bogotá el cese de la discriminación y la necesidad de garantizar a las mujeres el disfrute de sus derechos para acercarse al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
El llamado tuvo lugar en la «II Reunión de Alto Nivel: El aporte de las mujeres a la Agenda 2030», convocada por la Vicepresidencia colombiana, la Organización Iberoamericana de Seguridad Social (OISS) y la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB).
A la cita acudieron las vicepresidentas de Colombia, Marta Lucía Ramírez; Costa Rica, Epsy Campbell Barr; República Dominicana, Margarita Cedeño, y Panamá, Isabel Saint Malo, además de su homólogo Jafeth Cabrera, de Guatemala, único hombre presente en la jornada.
Al hacer un balance del día, en el que se firmó el «pacto por la autonomía económica de la mujer», la secretaria general de la OISS, Gina Magnolia Riaño, aseguró que la equidad de género es un compromiso de toda la sociedad, incluidos los Gobiernos, las empresas, los trabajadores y la opinión pública.
Según Riaño, las vicepresidentas se comprometieron en Bogotá a promover la igualdad entre hombres y mujeres y a «compensar el trabajo no remunerado en los sistemas de protección social» regional.
En ese proceso, la costarricense Campbell Barr hizo énfasis en que «ponerle fin a la discriminación contra las mujeres implica el pleno disfrute de sus derechos al trabajo, la educación, la vivienda y la salud«.
En la cita de este viernes los ponentes definieron que la fuerza de las mujeres que ostentan posiciones de poder y de los hombres que también toman decisiones es «fundamental», así como las afirmaciones positivas para superar las condiciones de rezago actuales del género.
En ese sentido, Campbell dijo que urge «trabajar más en la incorporación de las mujeres en la realidad económica mundial», empleando para ello alianzas público-privadas y aprovechando el hecho de que «cuando hay mujeres comprometidas en puestos de poder abren las puertas a otras mujeres».
Entre los mensajes clave del día sobresalió el que envió la dominicana Margarita Cedeño, quien sostuvo que «las sociedades progresan cuando hombres y mujeres caminan juntos» ya que, en el caso de la desigualdad en el empleo y los ingresos, «la discriminación es más que estúpida».
Además, se evidenció que en medio de los conflictos políticos y sociales que vive actualmente Latinoamérica, la seguridad y la paz no se pueden obtener cuando hay discriminación debido al daño a la salud mental y emocional que ello genera.
Por lo anterior, las vicepresidentas consideraron importante que los desafíos de la equidad se aborden desde una óptica integral.
Para ir un paso más allá, Cedeño invitó a sus homólogas a utilizar la palabra vicepresidenta y no vicepresidente para llamar así «al pan, pan, y al vino, vino».
De este modo, sostuvo la panameña Isabel Saint Malo, se puede dar un paso insuperable en una región como la latinoamericana en donde «el machismo persiste y el status quo es perverso».
En el mismo orden de ideas, la colombiana Marta Lucía Ramírez denunció que la protección social para las mujeres en los países de América Latina es «realmente preocupante», por lo que urgió a trabajar en la implementación de nuevas políticas públicas para lograr que la tarea del cuidado y protección de ellas «tenga un reconocimiento».
Ramírez, primera vicepresidenta en la historia de Colombia, agregó que para generar las modificaciones que se necesitan hay que ahondar esfuerzos en el apartado 17 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que hace alusión al «compromiso decidido a favor de las alianzas mundiales y de cooperación».
A su turno, Jafeth Cabrera agradeció el honor, «como hombre», de compartir el escenario con las vicepresidentas invitadas y reconoció que, muy a su pesar, «la desigualdad no es nueva» y cobija a todos los sectores sociales y étnicos.
De este modo, pidió propiciar «un cambio de cultura en América Latina para borrar las situaciones de desigualdad y el machismo», utilizando como herramientas la educación de las mujeres y la apertura de las oportunidades laborales.
Así, puntualizó Cabrera, «hay que incentivar a la mujer para que no se sienta disminuida en sus derechos y que quiera participar en la toma de decisiones que la conciernen a ella, a sus congéneres y a los hombres que la rodean».