Japón abre espacio de reunión para propietarios de robots de compañía
EFE
Los propietarios del robot afectivo Lovot cuentan desde este miércoles con una pionera zona de reunión para socializar con otros interesados en estos aparatos de compañía, en medio de un auge de la demanda de esta tecnología por la pandemia.
El espacio forma parte de la remodelación de la única tienda existente en Japón de Lovot, donde pueden adquirirse accesorios y ropa para el terminal, entre otros productos, y ha sido abierto con la intención de «proponer un nuevo estilo de vida en el que humanos y robots convivan», explicó en un comunicado la empresa Groove X.
El establecimiento ofrece cargadores a los visitantes para facilitarles que acudan con el robot que, como es habitual en este tipo de dispositivos, requieren estados de carga algo aparatosas.
Según varias encuestas, las estancias prolongadas en casa por la pandemia dispararon los sentimientos de soledad entre los japoneses. Algunos buscaron consuelo en mascotas como perros o gatos, cuyos propietarios aumentaron significativamente en 2020 y volvieron incrementarse en 2021.
Groove X dice haber notado también un aumento del interés por los aparatos de compañía electrónicos a raíz de la covid-19 y las ventas vinculadas a Lovot se han triplicado en el último año.
La mencionada tienda se encuentra integrada en Robotics Studio, un área exclusivamente dedicada a productos para compañeros robóticos, ubicada en los grandes almacenes Takashimaya del céntrico distrito tokiota de Shinjuku, y donde pueden encontrarse otros terminales como los robots comunicativos RoboHon, Sota o Palro.
Lovot, cuyo nombre procede de la combinación de los términos ingleses «love» (amor) y «robot», fue presentado en 2018 con la aspiración de convertirse en un nuevo compañero para el ser humano y solucionar el problema de la soledad.
Es obra de Kaname Hayashi, uno de los responsables del conocido robot humanoide Pepper, pero a diferencia de este apenas tiene la capacidad de interacción de un bebé o una mascota, pues fue diseñado para suponer una presencia «reconfortante», según su creador.