Abren el primer museo del mundo dedicado a la felicidad
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Cuando viajamos buscamos arte, cultura, diversión… pero sobre todo felicidad. Dinamarca, uno de los países que siempre se posiciona entre los más felices del mundo, ha creado el primer museo del mundo dedicado a esta «disciplina»: The Happiness Museum.
Los creadores de este pequeño museo, inaugurado a mediados de julio en el sótano de una discreta calle del centro de Copenhague, creen que «todos buscamos la felicidad, pero tal vez en los lugares equivocados. Nos hemos enriquecido como sociedad, pero a menudo no logramos ser más felices». Bajo esta premisa el Instituto de Investigación de la Felicidad -un grupo de expertos que se centra en el bienestar, la felicidad y la calidad de vida- decidió crear este espacio donde dar vida a la felicidad.
Meik Wiking, fundador del museo, quien también dirige el Instituto de Investigación sobre la Felicidad, afirma que «en el Happiness Museum, la gente tiene derecho a una visita guiada que permite ver este estado al que aspiran todas las personas desde diferentes ángulos». «Ves la historia de la felicidad, ves la política de la felicidad, la ciencia de la felicidad», señaló Wiking a la agencia Afp.El propósito del Instituto es supervisar la investigación sobre el bienestar mental y la calidad de vida, y el museo pretende ser un microcosmos de sus hallazgos.
Los visitantes son recibidos con paneles de colores que adornan las sencillas paredes blancas de las ocho salas de exposiciones. Cada una ofrece diferentes experiencias, que van desde información escrita hasta videos, imágenes y modelos 3D de un cerebro.
En el museo se utilizan exhibiciones interactivas para explorar la felicidad desde diferentes perspectivas que invitan a interactuar al visitante. Por ejemplo en la sala Politics of Happiness se analiza el vínculo entre el poder y felicidad, en parte a través de un discurso de John F. Kennedy, mientras que la sala Happiness Around the World está cubierta de notas adhesivas que contienen recuerdos y reflexiones escritas por los visitantes.
Las exhibiciones a menudo plantean cuestiones éticas y emocionales con preguntas como «Si pudieras vivir en un mundo de placeres artificiales al estilo Matrix, ¿lo harías?», «¿Se puede comprar la felicidad?» o ¿Devolverías una billetera perdida que encontraste tirada en la calle»?
Otras salas incluyen la ciencia, la historia y la geografía de la felicidad, que incorporan todo, desde la inteligencia artificial o la inteligencia emocional hasta un mapa mundial que clasifica a los países según su felicidad.
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