«A Quiet Place II» continúa la «carta de amor» de John Krasinski a sus hijos - 800Noticias
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EFE

El actor, director y guionista John Krasinski concibe su nueva película, «A Quiet Place II», como una «continuación de la carta de amor» a sus hijos, a la par de que espera con la nueva entrega que ellos «se inspiren para que salgan al mundo y sean los valientes que enciendan la llama en medio de la oscuridad».

En la primera película, unas escalofriantes criaturas sin ojos, pero con un aguzado sentido del oído, cazan a los humanos si emiten cualquier tipo de sonido, lo que obliga a los personajes, una familia de cinco miembros -encabezada por el propio Krasinski y la actriz Emily Blunt-, a permanecer en silencio y a hacer el mínimo ruido posible.

En una entrevista con Efe, Krasinski explica que la secuela, en la que trabajan también los actores Millicent Simmonds y Cillian Murphy, comparte alguno de los principales temas de la primera parte, donde abordaba la «falsa promesa que todos los padres hacen a sus hijos cuando les aseguran que siempre permanecerán a salvo».

PROMESAS QUE SE ROMPEN

Sin embargo, en «A Quiet Place II» se convierte en una película en la que son los jóvenes los que tratan de salvar a los adultos y no al revés.

«Creo que cuando los niños descubren que la promesa se rompe… eso es crecer y eso es la adolescencia, por lo que me pareció un enfoque increíble para continuar esta carta de amor personal», afirma el director de la cinta, que llega a los cines de EE.UU. el próximo 20 de marzo.

Aunque en un principio no quería rodar una segunda parte, cuando el estudio lo solicitó, Krasinski pasó mucho tiempo tratando de encontrar la manera adecuada para que la historia «no se diluyese» y la nueva entrega no fuese concebida como una secuela pensada simplemente por el dinero.

Ahora asegura que no le importaría hacer una tercera y que incluso ha dejado algunos «huevos de pascua» en la última producción para desarrollarlos y conectarlos con una nueva entrega en el futuro si fuese necesario.

MILLICENT SIMMONDS EN EL CENTRO DE LA HISTORIA

«Quería pivotar sobre los mismos temas y la misma historia, pero no sabía cómo hasta que se me ocurrió que Millie fuese el personaje principal», dice Krasinski en referencia a la joven actriz Millicent Simmonds.

Además, el director señala que tuvo que hacer muchas cosas diferentes y pensar más «a lo grande» porque la nueva película transcurre en otro tipo de escenarios, menos íntimos, y tuvo que «expandir el mundo inevitablemente».

Todo ello, resume, con muchas partes para asustarse, con un uso del sonido a nivel técnico «más increíble» que le permitió enfocarse en la historia y en conseguir provocar sensaciones y sentimientos mayores en la audiencia, tomando más riesgos con, por ejemplo, el inicio de la película.

«Empecé a no pensar en cómo hacerla más terrorífica sino que me centré en escribir una historia simple pero fuerte. Y al final, eso es lo que hace que dé más miedo porque ya conoces a los personajes y estás mucho más preocupado por su bienestar», asevera Krasinski.

Agrega que también buscó que la película pudiese sentirse como una suerte de «western» y que, aunque investigó y vio muchos filmes para la primera parte, en el proceso de escribir y dirigir la secuela solo le vino a la mente «Children of Men», la distopía del mexicano Alfonso Cuarón que explora un mundo anárquico en el que la infertilidad se ha expandido por el planeta.

DE «THE OFFICE» AL TERROR

Krasinski, quien es recordado por su mítico papel en la versión estadounidense de «The Office», opina que la comedia y el terror no son géneros tan alejados como pueda parecer y dice que se ha dado cuenta de que los sustos son como los chistes, pues es necesaria la misma preparación «basada en la sinceridad» y un buen «timing».

“No sabía cómo asustar a la gente, pero me dije que iba a contar una historia de forma honesta sobre una familia en peligro y si el espectador se preocupa por los personajes lo suficiente, los sustos y los miedos llegarán», reflexiona el director.

COMUNIDAD Y PERTENENCIA

Krasinski también explora el sentimiento de pertenencia y quiere pensar que en un mundo posapocalíptico, la comunidad se impondría.

«Las historias de mi abuelo, que trabajaba en una fábrica de acero como la que aparece en la película, y que formaba parte de una comunidad muy unida donde incluso si un vecino no tenía se lo prestaba… era el epítome de la unidad», relata John Krasinski quien cree «tristemente» que la sociedad se ha vuelto «más individualista» por la tecnología.

«Es comprensible, pero espero que nunca olvidemos que la comunidad no solo es importante sino vital y que nunca seremos capaces de superar la oscuridad si no nos apoyamos el uno en el otro. Y así lo he convertido en una metáfora central de la película», concluye el director.

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