Hace exactamente veinte años, sin que nadie pudiera imaginarlo, la industria de la música comenzaba a tomar un nuevo y sorpresivo rumbo.
Y habrá que decir que la innovación no llegó de Silicon Valley, sino de Baviera: allí, científicos del Fraunhofer-Institut für Integrierte Schaltungen, en la localidad de Erlangen, se devanaban los sesos para intentar desarrollar un medio que retransmitiera la música con la calidad de tono adecuada. Hace veinte años ese formato de música digital recibió su nombre: MP3. Las dos letras y el número eran una abreviatura de la complicada denominación técnica para comprimir audios ISO Standard IS 11172-3 «MPEG Audio Layer 3».
Los científicos consiguieron entonces comprimir datos de audio de forma que esta música digital ocupara muchos menos espacio a la hora de almacenarla que antes. Desarrollar esa técnica llevó a que se impusiera el iPod, quedasen confinados en las estanterías muchos CD, se relegasen al olvido los casetes y que la industria de la música sufriera un gran vuelco. «El sueño de cualquier científico es desarrollar algo que sea útil para la humanidad», dijo Karlheinz Brandenburg.
El ingeniero electrónico y matemático desarrolló junto a sus colegas Harald Popp y Bernhard Grill el proceso de compresión de datos de audio en un archivo MP3. «Soñábamos entonces con una radio digital y millones de usuarios. Ahora son muchos miles de millones los aparatos que trabajan con el formato, lo que supera ampliamente el sueño de entonces», dijo.Cuando los ocho investigadores del equipo del Fraunhofer consiguieron el avance técnico, desconocían la implantación que tendría en el mercado. Al inicio fue todo «muy difícil», dijo Popp. Los pesimistas preguntaban si existiría un aparato que pudiese reproducir una colección de música en formato mini.
Lo cierto es que en 1998 comenzaron a aparecer los primeros reproductores de MP3 de uso masivo y, en 2001, el primer iPod impuso definitivamente el formato. La industria de la música ya no sería la misma.
Fuente: lanacion.com.ar