+VIDEO| 3.500 millones de dólares costaría recuperar a Agropatria
Odell López Escote.- El desabastecimiento de insumos agrícolas, en parte, obedece al declive de Agropatria, empresa expropiada el 3 de octubre de 2010 cuyo ritmo de trabajo jamás volvió a ser igual. En este momento, para sacar esta empresa del deterioro en el que se encuentra se requieren al menos, 3 mil 500 millones de dólares, para ponerla a producir como lo hacía antes de que el fallecido presidente Hugo Chávez la interviniera.
Claudio Motolongo era uno de los directivos de lo que antes se llamaba Agroisleña. Este martes 26 de enero participó en un foro organizado por Cedice en el que se hizo un balance de esta empresa la cual, antes de ser intervenida, financiaba 84% de toda la producción nacional de cereales y hortalizas en el país.
“Nosotros invertimos en planta de silos en Venezuela que tenía más de un millón 400 mil toneladas de cereales, casi 50% del consumo nacional que garantizaba el abastecimiento para seis meses. Sin embargo, el silo de Chaguarama que es el más grande de Latinoamérica y alberga 360 mil toneladas está vacío y en deterioro”, sostuvo.
Ante este panorama, Motolongo cree que para levantar Agropatria se requieren entre tres y cinco años. Además declaró que el Gobierno nunca pagó a sus dueños por la expropiación de la empresa. “Hace un par de meses hubo un acercamiento, pero eso está en un limbo”.
Posterior al foro, el ex directivo explicó que una vez que el Gobierno tomó control de la distribuidora de insumos agrícolas incrementó su nómina en más de 4 mil por ciento. “Teníamos mil 700 empleados luego pasó a 7 mil, eso fue lo que quebró a la empresa”.
Isabel Pereira, directora de Cedice y moderadora del encuentro, consideró que Agroisleña no fue expropiada, sino que fue robada, pues los dueños no tuvieron oportunidad de argumentar y defenderse.
Recordó que la empresa no solo vendía insumos, sino que daba soporte técnico a los productores, otorgaba créditos a los agricultores con solo presentar su cédula, refinanciaba deudas, suministraba tecnología y hacía seguimiento postventa, daba un trato personalizado al productor y no pedían ningún carnet político.
Sin embargo, relató que cuando entró Agropatria, comenzó la politización del campo. “Agropatria abrió la puerta al manejo político de la empresa. Todas las cabezas técnicas de Agroisleñas fueron despedidas y los puestos fueron ocupados por militares sin experiencia y por grupos sociales (Ubch, Círculos Bolivarianos).
Por este manejo político ahora los créditos son analizados por los consejos comunales, lo que para Pereira promueve la corrupción.