Trump exime a Vietnam y Corea del Norte de su guerra contra el socialismo - 800Noticias
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EFE

El presidente estadounidense, Donald Trump, ha declarado una ferviente guerra contra el socialismo en EE.UU. y Latinoamérica, pero hoy presentó a la comunista Vietnam como un posible modelo económico para Corea del Norte, una contradicción que desvela los tintes electoralistas de su batalla ideológica.

Horas antes de su segunda cumbre con el líder norcoreano, Kim Jong-un, Trump confirmó lo que su Gobierno había dejado caer desde hace meses: que contempla a Vietnam como arquetipo de desarrollo para Corea del Norte, y confía en que Pionyang se inspire en el progresivo aperturismo económico de esa república socialista.

Ambos líderes «nos sentíamos muy bien con la idea de celebrar esta cumbre tan importante en Vietnam, porque ustedes son realmente un ejemplo de lo que puede ocurrir cuando se piensan bien las cosas», dijo Trump al comienzo de su reunión en Hanói con el presidente vietnamita, Nguyen Phu Trong.

Trump también tuiteó que Vietnam «está prosperando como pocos lugares en la tierra», y que Corea del Norte podría seguir el mismo camino «si se desnucleariza».

Aunque Vietnam decidió hace tres décadas abrir su economía al comercio y las inversiones exteriores, la palabra «socialista» no ha dejado de figurar en su nombre oficial, y concentra el poder político en un único partido, el comunista.

El mensaje de Trump en Hanóoi contrasta, por tanto, con la furibunda condena de la izquierda que ofreció en su discurso de este mes sobre el Estado de la Unión, cuando prometió que EE.UU. «nunca será un país socialista»; y, sobre todo, en su visita de la semana pasada a la comunidad venezolana en Miami.

«El ocaso del socialismo ha llegado a nuestro continente, y a muchos lugares en todo el mundo. Los días del socialismo y el comunismo están contados no solo en Venezuela, sino también en Nicaragua y Cuba», sentenció Trump en su discurso en Miami.

Preguntado por esa aparente contradicción, un alto funcionario estadounidense aseguró que Trump «rechaza el socialismo en cualquier parte del mundo», pero está especialmente centrado en combatir ese modelo en Latinoamérica.

«Hemos visto el fin, francamente, de lo que era el socialismo del siglo XXI, el modelo de la Alba (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América)», y ahora el continente quiere avanzar hacia «la democracia, los libres mercados y los derechos individuales», indicó a Efe el funcionario, que pidió el anonimato.

Para Michael O’Hanlon, un analista estadounidense del centro de estudios Brookings, es el pragmatismo lo que ha llevado a Trump a pasar por alto el carácter socialista de Vietnam en el caso del diálogo con Corea del Norte.

«Vietnam introdujo reformas de mercado partiendo de una base comunista. Eso es un avance y, siendo realistas, es todo lo que podemos esperar de Corea del Norte», afirmó O’Hanlon a Efe.

Por su parte, Michael Shifter, presidente del centro de estudios Diálogo Interamericano, recordó a Efe que Trump «no es conocido precisamente por su coherencia» en cuestiones de política internacional.

«A Trump le conviene agitar constantemente (el temor del) ‘socialismo’ de cara a su campaña de reelección en 2020. No es casualidad que su discurso sobre Venezuela tuviera lugar en Miami, porque Florida es un estado clave» en la batalla por la Casa Blanca, señaló Shifter a Efe.

«Su mensaje es que el Partido Demócrata ha girado a la izquierda, hacia el socialismo, y que si llegan a la Casa Blanca, Estados Unidos se convertirá en Venezuela», agregó.

Con él coincidió Michael Kazin, un profesor de Historia en la Universidad de Georgetown y experto en movimientos sociales de izquierda en Estados Unidos.

«Trump está denunciando ahora el socialismo porque quiere perfilar a los demócratas como demasiado a la izquierda del votante medio en los estados clave», explicó Kazin a Efe.

Así, ante el auge de figuras como el senador Bernie Sanders y la congresista Alexandria Ocasio-Cortez, que se describen como «socialistas demócratas», Trump ha visto en la tradicional guerra al comunismo de EE.UU. una estrategia fácil para su reelección en 2020, y no parece demasiado preocupado por su coherencia a nivel global.

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