+VIDEO | Una voz legendaria de Cuba se escucha en las páginas de un libro - 800Noticias
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Con información de El Nuevo Herald

La voz de un grande puede escucharse en las páginas del libro «Felo Ramírez, el oráculo de la narración». Escrito por el periodista Omar Claro, la obra resulta un homenaje a uno de los mejores de todos los tiempos en la narración deportiva de Cuba y el mundo.

En sus páginas, Claro (Banes, 1962) va revelando cómo fueron los años que fermentaron la leyenda de Felo desde aquellos tiempos en que coloreaba las acciones con un megáfono en la mano en su querido Bayamo hasta su llegada a Estados Unidos.

Disponible en formato digital en Amazon.com, el libro podrá adquirirse los días 18, 19 y 20 de mayo en el evento CubaNostalgia (Coral Way y 112 Avenida), pero quedará para siempre como un homenaje al maestro de maestros.

-¿Qué te motivó a escribir este libro?

«Desde que conocía a Felo entendí que era una de las voces más grandiosas de la narración de Cuba y de todo el continente americano. Establecí una tremenda relación con él y fui teniendo pequeñas conversaciones con Felo. Le hablé de hacer un libro y fui almacenando información de él, sobre todo a su paso por Cuba».

-¿Qué encontraremos en este libro que no sabíamos de Felo?

«Hay algo importante, los 16 años tremendos de Felo en La Habana. El llegó con 22 años a la capital cubana, comenzó a trasmitir la liga amateur por Radio Salas y luego lo contratan en Cadena Azul para transmitir la temporada profesional de 1945-46, la última en La Tropical. De ahí pasó al Estadio del Cerro».

-Alguna anécdota…

«En una premiación al mejor narrador del año y a otras figuras del arte y la cultura que se hacía en el Senado de la República, Felo mira a su derecha y encuentra a una joven de 18 años llamada Olga Guillot y a su izquierda Iris Bruget, la reina del bell canto en Cuba. Así que a los 22 años ya era el mejor».

-¿Cuál es la clave del éxito de Felo?

«Durante años estuvo transmitiendo sin que existiera radio en el famoso terreno de La Lechera en Bayamo, solo para el público que asistía a esos juegos. Allí, en su tierra natal, fue creando ese estilo propio, su léxico. Ese fue un entrenamiento que le serviría luego en sus tiempos de gloria».

-¿Qué quisieras que la gente se llevara más de su legado?

«Su capacidad para hacerlo todo bien sencillo, de hacer digerible cualquier situación, un talento tremendo para conectar con el oyente, de hacerse conocer con el sonido de una simple frase ya fuera en Cuba, Puerto Rico, Venezuela o cualquier parte del mundo. Su capacidad para hacerse universal».

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