Chile aguarda la reacción de un irreconocible Claudio Bravo - 800Noticias
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EFE

¿Qué le pasa a Claudio Bravo? Es la pregunta que se repite una y otra vez en la Copa América Centenario para buscar una explicación a la desconcertante actuación del arquero chileno del Barcelona.

Chile se ha clasificado para los cuartos de final pero ha dejado varias asignaturas pendientes, y una es el bajo rendimiento del capitán de la Roja.

El Bravo sólido y seguro que se ha visto durante buena parte de la temporada con el Barcelona -aún sin superar los números estratosféricos del año pasado- se ha convertido en un guardameta inestable y capaz de cometer errores infantiles.

Nada resume mejor este estado que los dos goles que encajó el martes en el triunfo de la Roja frente a Panamá (4-2).

Cuando apenas se habían jugado cinco minutos Miguel Camargo tiró a portería desde fuera del área. Era un disparo manso y sin colocación, aparentemente fácil para Bravo que, sin embargo, colocó mal el cuerpo y el cuero le dobló los guantes.

La historia se repitió en el tramo final del choque, ya con la victoria encarrilada. Abdiel Arroyo remató de cabeza en el segundo palo y el portero empujó la pelota a la red en vez de despejarla hacia fuera.

Chile ha encajado cinco goles en los tres partidos de la primera fase del torneo y prácticamente en todos queda la sensación de que Bravo podría haber hecho algo más.

En la derrota contra Argentina (2-1) los tantos de Ángel di María y Éver Banega llegaron con sendos disparos que se colaron por el palo defendido por el arquero. El de Banega quizás iba algo más escorado, pero el de Di María pasó por debajo los brazos de Bravo.

Y contra Bolivia, el empate parcial de los altiplánicos llegó con un lejano trallazo de falta ejecutada por Jhasmani Campos. Cierto es que el balón se envenenó con una parábola y que entró por la escuadra, pero la distancia y el tiempo de reacción sembraron dudas sobre la reacción de Bravo.

El seleccionador Juan Antonio Pizzi salió en defensa de su pupilo y lo arropó públicamente después de las pifias contra Panamá.

«No sólo es mi arquero titular, sino el capitán de esta generación de jugadores que tantas alegrías ha dado al pueblo chileno. Además de respetarlo como futbolista lo respeto como profesional y estoy seguro de que va a superar la tristeza o amargura por alguna acción del partido», dijo.

En el Barcelona, Bravo se hizo esta última temporada de nuevo con la titularidad en la Liga por delante de Marc André Ter Stegen, que disputó la Liga de Campeones y la Copa del Rey.

Pero el campeonato español tuvo un final amargo para el chileno, que el 30 de abril, en la antepenúltima jornada en el campo del Betis, se lesionó en el sóleo de la pierna derecha.

Bravo se perdió las dos últimas jornadas, en las que los azulgrana se proclamaron campeones de liga, y vio desde el banquillo cómo su equipo obtenía también la Copa del Rey.

Además la última temporada encajó más goles y no pudo repetir el Trofeo Zamora de un año antes, que lo acreditaba como el arquero menos batido del fútbol español con unas cifras de lujo: 19 tantos recibidos en 38 partidos, y 23 duelos con la portería imbatida.

La Copa América Centenario parecía un bálsamo para Bravo y la ocasión perfecta para recuperar las buenas sensaciones, pero de momento no ha sido así.

Chile espera que frente a México aparezca finalmente el Bravo de siempre, el mismo que hace apenas un año levantó en Santiago la primera Copa América en la historia del país sudamericano.

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