Bloqueo de ayuda humanitaria enciende la ira en fronteras venezolanas - 800Noticias
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EFE

El bloqueo por parte de funcionarios del Gobierno de Nicolás Maduro de la ayuda humanitaria que debía ingresar a través de las fronteras con Colombia y Brasil encendió la ira de los venezolanos que esperaban poder contar con las medicinas y los alimentos que escasean en el país.

La tensión llegó a su clímax este sábado y estalló en las zonas limítrofes donde se produjeron enfrentamientos entre manifestantes y funcionarios del Ejército, de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB, policía militarizada) y de la estatal Policía Nacional Bolivariana.

Hasta el momento se reportan cuatro civiles fallecidos y más de 20 heridos en la frontera con Brasil y otra veintena de lesionados en Ureña, zona limítrofe con Colombia.

Desde la frontera con Brasil, en la población de Santa Elena de Uairén en el sureño estado Bolívar de Venezuela, la situación ha sido crítica desde el viernes cuando los indígenas de la etnia pemón que habitan en la zona desafiaron a los militares que impedían el paso de la ayuda con el resultado trágico de dos pemones muertos.

Como consecuencia de este suceso, el diputado opositor Américo De Grazia informó que la comunidad indígena «retuvo» a varios militares, incluyendo al general José Miguel Montoya a quien responsabilizan de la muerte de los pemones.

Se desconoce si los militares ya fueron liberados o su estado de salud.

El Parlamento venezolano, de mayoría opositora, informó de la muerte de las cuatro personas y la veintena de heridos en la frontera con Brasil y aseguró que las tanquetas de la GNB «dispararon» contra el centro asistencial en el que se encuentran los manifestantes hospitalizados.

De ahí que la Comisión Parlamentaria para la Ayuda Humanitaria, recordara desde Caracas que atacar con armas de fuego a un establecimiento de salud, «está claramente en contra de normas humanitarias internacionales».

El médico Julio Castro, miembro de la comisión señaló: «Estamos haciendo un llamado lo más fuerte, formal y severo posible a las autoridades humanitarias internacionales para que se pronuncien» sobre este hecho que está «flagrantemente violando normativas internacionales del Acuerdo de Ginebra».

Mientras tanto el gobernante venezolano Nicolás Maduro, dio un discurso ante cientos de seguidores que marcharon «en apoyo a la revolución» y allí anunció que rompe «todo tipo de relaciones» con Colombia y dio 24 horas a los diplomáticos colombianos para marchase del país.

«La paciencia se agotó, no puedo seguir soportando que se preste el territorio de Colombia para una agresión contra Venezuela por eso he decidido romper todas las relaciones políticas y diplomáticas con el gobierno fascista de Colombia», dijo Maduro.

El líder chavista calificó al presidente de Colombia, Iván Duque, de ser «el diablo» y señaló que «nunca antes» un gobernante colombiano «había hecho contra Venezuela lo que ha hecho» él.

Esta es la respuesta de Maduro al hecho de que en la ciudad colombiana de Cúcuta se almacene desde hace semanas ayuda humanitaria para atender a los necesitados de Venezuela, un país que desde hace unos cinco años se encuentra sumida en una severa crisis de desabastecimiento de medicamentos y alimentos.

Además ayer se celebró en Cúcuta el concierto Venezuela Aid Life que se con la presencia de más de 30 artistas nacionales e internacionales para apoyar el ingreso de la ayuda humanitaria y a esa ciudad llegó el líder opositor Juan Guaidó, que hace un mes anunció asumir las funciones de presidente encargado de Venezuela.

Guaidó, que fue quien pidió la ayuda y ha presionado para su ingreso, dijo desde Cúcuta que estos recursos lograron entrar al territorio venezolano pero que el Gobierno de Maduro impedía su avance.

Minutos después se supo que dos camiones con la ayuda fueron incendiados y la diputada opositora venezolana Gaby Arellano, aseguró que los vehículos fueron quemados por la estatal Policía Nacional Bolivariana.

Ante esto, el líder opositor dijo en un mensaje en su cuenta de Twitter que la quema de la ayuda «es un crimen de lesa humanidad» y agradeció el «respaldo de la comunidad internacional» que asegura haber recibido tras la destrucción de los camiones.

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