López Obrador promete una «nueva patria» con más pueblo y menos corrupción - 800Noticias
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EFE

El izquierdista Andrés Manuel López Obrador, que asumió este sábado la Presidencia de México, prometió construir una «nueva patria» que acabará con la corrupción, la inseguridad y las violaciones en derechos humanos potenciando a la ciudadanía sin poner en entredicho la economía.

Tajante, claro y reiterativo, el líder izquierdista ofreció un discurso minutos después de recibir la banda presidencial por parte del mandatario saliente, Enrique Peña Nieto, asumiendo oficialmente la Presidencia de México en una ceremonia en el Congreso de la Unión.

Durante una hora y veinte minutos, desgranó muchas de sus propuestas de gobierno, la mayoría de ellas ya anunciadas durante la larguísima campaña electoral, que culminó el 1 de julio con su triunfal victoria con el respaldo del 53 % de los votos.

«No tengo derecho a fallar», aseveró el mandatario, quien dijo huir de la «parafernalia del poder» para trabajar por la ciudadanía de un país que padece «grandes y graves» problemas.

Dedicó buena parte del mensaje a su principal caballo de batalla: la corrupción, que considera que ha arrastrado al país por un despeñadero y ocasionado pérdidas al presupuesto público federal de unos 500.000 millones de pesos (unos 24.450 millones de dólares).

«A partir de ahora se llevará a cabo una transformación pacífica y ordenada, pero al mismo tiempo profunda y radical, porque se acabará con la corrupción y la impunidad que impiden el renacimiento de México», subrayó ante un pletórico Congreso, dominado por su partido, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Se erigió como motor de la llamada «cuarta transformación» de México -tras la independencia, las reformas liberales del siglo XIX y la Revolución mexicana- que quiere convertir la «honestidad» en forma de vida.

No obstante, reiteró su intención de olvidar a los funcionarios corruptos de Administraciones pasadas, una propuesta enormemente controvertida que dio a conocer hace unas semanas.

«Meteríamos al país en una dinámica de fractura, conflicto y confrontación. Y ello nos llevaría a consumir tiempo, energía y los recursos que necesitamos para emprender la regeneración verdadera y radical de la vida pública de México, la construcción de una nueva patria», apuntó.

Y criticó el modelo neoliberal que ha regido la economía del país en las últimas décadas, «un desastre y una calamidad» para el país que ocasionó una «inmunda corrupción pública y privada».

Todo ello ha detonado la inseguridad y violencia que padece el país, que en 2017 registró el mayor número de homicidios dolosos en dos décadas.

Al hablar de las políticas sociales, donde ha despertado más expectación ciudadana, resaltó que pondrá primero a los «vulnerables y los desposeídos», en un país donde 43,6 % de la población es pobre.

No se condenará «a quienes nacen pobres a morir pobres», apuntaló y la migración será «optativa y no obligatoria», en un momento complejo por las caravanas de migrantes centroamericanos que recorren México.

Por ello, se establecerá un ambicioso plan de infraestructura, que incluye el Tren Maya, en el sur-sureste del país, la zona más rezagada económicamente.

De esta manera, aseguró que aumentará el salario mínimo, proporcionará becas estudiantiles y de aprendices en empresas, créditos a agricultores y atención médica universal, entre muchas otras medidas.

Del lado económico, donde analistas y empresarios temen que estas medidas descalabren el presupuesto, desmintió que se vaya a endeudar el país y aseguró que se respetarán contratos de Gobiernos anteriores y la autonomía del Banco de México.

También tuvo palabras para la veintena de jefes de Estado y un centenar de representantes de países que acuden a su ceremonia, y agradeció el «trato respetuoso» recibido por parte del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que en un gesto «de amistad» envió a su hija y asesora, Ivanka Trump.

También tuvo palabras para el presidente venezolano Nicolás Maduro, que si bien no se encontraba en la ceremonia, fue abucheado al grito de «¡dictador!¡dictador!», siendo este uno de los pocos momentos en la que diputados y senadores se salieron del guión.

López Obrador también mencionó a, entre otros, el rey de España, Felipe VI.

«Nos vamos a convertir en una potencia económica mundial y, sobre todo, en un país modelo que habrá de demostrar al mundo que acabar con la corrupción es posible, construyendo una sociedad más justa, democrática y fraterna, siempre alegres», indicó poco antes de cerrar su mensaje.

«Le deseo el mayor de los éxitos», le dijo Peña Nieto al final de la ceremonia, poco después de que se entonara el Himno Nacional.

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