Una venezolana que resuena en el street food de Berlín
800 Noticias / Foto referencial
Los cambios audaces pueden ser los más deliciosos y Sharon Schael, una caraqueña sin límites, lo sabe muy bien. Después de trabajar como DJ durante 14 años donde llevó ritmos electrizantes a ciudades de todo el mundo, transformó su pasión por la música en una nueva aventura culinaria en Berlín con dos emprendimientos que están dando de qué hablar.
La música siempre fue su primera pasión. Desde niña, Sharon mostraba una inclinación especial por los sonidos. “De chiquita desarmaba aparatos, relojes y despertadores. Llamaba a la radio y pedía canciones y hacía mis mezclas, mis cintas con cassette”.
Con una formación en Artes Plásticas en la Universidad Central de Venezuela y una carrera en revistas como la prestigiosa Exceso, su vida se encontraba inmersa en un mundo cultural.Sin embargo, sintió la necesidad de escapar de una crisis asfixiante que apenas estaba en su auge hace 21 años y buscó nuevos horizontes.
“Lo que me hizo dejar Venezuela fue salir de [Hugo] Chávez y de ese régimen que en ese momento estaba muy agresivo contra la gente. Fue justo unos meses después del 11 de abril. Justo en pleno paro petrolero, me fui. A principios del 2003”, recordó.
Drop en otras latitudes
Desde entonces, su carrera como DJ despegó con determinación y a pasos acelerados. “Siempre tuve un gusto por la música y diferentes estilos, y cuando me dediqué a tratar de aprender la técnica, que la aprendí sola, fue que empecé a trabajar como DJ”.
“Al principio, claro, no era nadie. Estaba en México en ese entonces, me daban los slots para abrir los clubes. También en México colaboraba para revistas de música electrónica importantes y tuve mi propia revista que se distribuía impresa a nivel nacional. Cuando grabé mi primer demo, enseguida me dieron la oportunidad de tener un programa de radio online en una de las plataformas más importantes para los DJ en Estados Unidos e internacionalmente. Rápidamente salieron muchas oportunidades de trabajo”, añadió.
Su talento le marcó el beat de su carrera musical y la llevó a países como Estados Unidos, México, Colombia, España, Italia, Inglaterra, Rusia, Suecia, Francia y, por supuesto, Alemania.
Tras vivir un largo tiempo en México y España, donde nunca paró de trabajar ni deleitar con su música a los más aventureros, Sharon consiguió una oportunidad en el momento menos pensado que la llevó hasta Alemania y allí encontró un hogar para establecerse.
“Estaba viviendo en Andalucía y a pesar de que me estaba yendo muy bien, no estaba geográficamente bien ubicada por el tema de vuelos a través de Europa, porque me estaban contratando por toda Europa y decidí cambiar. Vine a tocar a una ciudad que se llama Leipzig, conocí Berlín, me encantó y me quedé”.
Pero luego de 14 años de vida nocturna, Sharon comenzó a anhelar un cambio. “Te cansas de trabajar todo el tiempo en la noche”, confesó. Con la idea de un negocio de comida en mente y el boom del street food, Sharon descubrió una alternativa para surgir y no demoró en ponerla en marcha.
Side B
“Siempre tuve la ilusión de un lugar de desayuno (…) y me di cuenta de que no debía contar con una inversión tan grande para montar un restaurante, sino que podía tener una inversión un poco más pequeña y empezar con un food truck. Y eso fue lo que hice”.
Aunque admitió que la motivación de un amigo fue fundamental para concretar el concepto de su cocina sobre ruedas. “Agustín me dijo que lo hiciéramos juntos, pero al final me indicó: ‘No, mira, hazlo tú’, porque él tenía otro negocio y no tenía tiempo para eso. Me dio el impulso para que yo lo hiciera sola. ‘Hazlo tú, que tú puedes‘”, y así, su sueño comenzó a tomar forma.
Después de un año y medio, su camión de sabores iba rumbo a la expansión: un puesto de comida en un lugar que estaban construyendo. “No lo busqué y fue algo así como un llamado y dije de una que sí porque el lugar a mí me encantaba”, relató entusiasmada. La visión de Sharon se materializó y prosperó.
Hasta cierto punto, es imposible disfrutar el remix del éxito sin desafíos en el camino. La venezolana reconoció que la transición de ser DJ a iniciar un emprendimiento desde cero fue compleja. “El sistema, creo que es lo más difícil de implementar cuando nunca has tenido experiencia de llevar un negocio. No tenía experiencia en crear un negocio, las herramientas que necesitas para que el producto salga de una manera rápida. Eso ha sido lo que más me ha costado”.
“El Carrito”, nombre que le puso al food truck es, al igual que “La Casita”, un espacio que trata de llevar esa pizca de la sazón latinoamericana, en especial venezolana, a tierras germanas. “Ofrecemos lo mismo que ‘La Casita’, solo que sin bebidas. El concepto es traer exactamente como un rincón de Venezuela aquí. Por eso siempre tenemos música, mucho reggae, salsa, merengue y los sabores son muy tradicionales, como si estuvieras comiendo en una casa la comida de la abuela”, explicó.
Mixtape de sabores
El menú, es una mezcla de las delicias gastronómicas que se encuentran de este lado caribeño como caraotas, carne mechada, guiso de pollo y la famosa arepa reina pepiada, sin dejar de lado las exquisitas salsas que acompañan cada platillo.
“Viví dos años en México, también aprendí mucho de su gastronomía y aprendí a hacer un pico de gallo muy rico allá”, comentó. La fusión de sabores y técnicas culinarias resultó en una oferta única en su estilo. Por ello, la acogida de la cocina venezolana en Berlín fue sorprendente, donde la multiculturalidad de la capital alemana juega mucho a su favor.
“Es una comida hecha a mano, con todo muy fresco y la gente valora eso y también la calidad de los productos que usamos, la gente le da mucho valor a que la comida esté recién hecha, con mucho sabor a casa. La recepción ha sido increíble, no tanto con el público alemán, sino con nuestros latinos, porque diría que un 80% de nuestros clientes son de toda Latinoamérica y el resto alemanes y de otros lugares, porque Berlín es una ciudad muy multicultural, hasta turcos nos visitan”.
En tal sentido, Sharon destacó que la clave del éxito radica en servir con excelencia. “Siempre ofrecemos la mejor calidad en productos y en sabor. Todo fresco, nada de potes”, dijo con orgullo.
Los clientes, tanto latinos como alemanes, no escatiman en elogios, sobre todo, la gente que por primera vez prueba su comida. “La mayoría de la gente se regresa a decir: ‘wow, ¡qué rico lo que me comí! Gracias’, o piden otra o toman la tarjeta”.
Entonando el futuro
En medio de una escena gastronómica tan versátil, Sharon encontró el toque perfecto para ofrecer comida y al mismo tiempo buena música a sus clientes. “La música puede jugar un papel a favor o en contra. Si llegas a un local y la música está horrible por supuesto que vas a querer irte de ahí, pero si de repente hasta la música es buena en un local y ni siquiera tienes hambre, te acercas a ver qué está pasando ahí y la gente se queda”.
Con su oído entrenado y su gusto refinado, Schael crea un ambiente que invita a los clientes a hacer una parada y disfrutar, como si cada visita sirviera para despejar la mente en unas vacaciones inolvidables. “La música definitivamente siempre ha jugado un papel muy importante en mi negocio y estoy muy agradecida por tener la selección, el gusto musical que tengo”, recalcó.
Y como emprendedora audaz, su futuro no se detiene en la combinación de ritmos y sabores. Sharon ha añadido innovaciones culinarias a su menú para atender a una clientela cada vez más diversa. “En este momento hemos incluido el jackfruit o la yaca, como lo llamamos en Latinoamérica. En los productos hacemos el mismo guiso del pollo y la carne mechada, pero con jackfruit”, comentó Schael, mientras explica cómo adapta sus recetas tradicionales para satisfacer las necesidades de veganos y vegetarianos para que se animen a probar una “arepa con todo”.
Por si fuera poco, Sharon también incorporó la comida saludable con productos que reflejan su propio estilo de vida. “Hemos estado incluyendo el açaí, que es un producto muy amazónico de Brasil para hacer los açaí bowls y los açaí smoothie, y esa es donde queremos enfocar también la otra parte, como una nueva parte del negocio y los productos que ofrecemos”.
La propuesta de Schael agrega una granola nutritiva a base de chía, coco, semillas de girasol y amaranto, diseñada para acompañar sus smoothies de açaí con plátano y manzana. Además de preparar deliciosos productos, comparte su filosofía de vida a través de ellos. “Ofrezco lo que consumo porque me preocupo mucho de que la gente tenga una buena alimentación, que sea con productos de mucha calidad”, afirmó Sharon al reflejar su dedicación y cuidado en cada plato que sale de su cocina.
La determinación, la tenacidad y el trabajo duro pueden abrir incontables puertas y atraer oportunidades inesperadas. Las increíbles adaptaciones en el menú de “El Carrito” y “La Casita” tienen la mejor aprobación entre los amantes de su comida, una fusión que los invita a regresar. Por esta razón, las ganas de Sharon de crear no se detienen y espera evolucionar cada vez más para conquistar al ritmo de los sabores venezolanos nuevos paladares en la capital alemana.
Con información de Lapatilla.com
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