Trastorno por déficit de naturaleza en niños ¿En qué consiste?
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Pero, ¿en qué consiste exactamente? “El trastorno por déficit de naturaleza no es un diagnóstico médico, sino un término útil, una metáfora, para describir lo que muchos de nosotros creemos que son los costos humanos de la alienación de la naturaleza, entre ellos: la disminución del uso de los sentidos, dificultades de atención, índices más altos de enfermedades físicas y emocionales, índice creciente de miopía, obesidad infantil y adulta, deficiencia de vitamina D y otras enfermedades”, responde el experto a través de correo electrónico a Webconsultas.
Ahora bien, ¿cómo afecta concretamente a la infancia? ¿Qué podemos hacer para prevenir este déficit? ¿Estamos a tiempo de solucionarlo? Los expertos Richard Louv y Katia Hueso nos responden a estas cuestiones.
Cómo afecta el trastorno por déficit de naturaleza a los niños
La infancia sufre desde hace años las consecuencias del ritmo frenético de las ciudades y el devenir de los adultos. Los menores pasan cada vez más horas en lugares cerrados y tienen menos contacto con la naturaleza. ¿Cómo afecta esto a los niños y niñas? Según Katia Hueso, fundadora de la primera escuela infantil al aire libre en España y autora de libros como Somos naturaleza (2017), Jugar al aire libre (2019) y Educar al aire libre (2021), aunque Richard Louv acuñó el concepto de trastorno por déficit de naturaleza para llamar la atención sobre el distanciamiento que tienen las generaciones más jóvenes del medio natural, debido a los cambios en el estilo de vida que se han ido dando en las sociedades más opulentas, hoy en día, por desgracia, se considera ya una enfermedad en toda regla, qu
Estas son pues las principales causas y consecuencias del trastorno por déficit de naturaleza:e tiene consecuencias sobre la salud física y mental de quienes padecen (o padecemos) de ese alejamiento.
Problemas de salud a nivel físico y psicológico
“La falta de contacto con la naturaleza se traduce a corto plazo en efectos muy relacionados con los que se dan con un estilo de vida sedentario: obesidad, miopía, falta de integración motriz y sensorial. Desde el punto de vista mental: ansiedad y estrés. A largo plazo, estos problemas se pueden cronificar y agravar”, apunta tajante Katia.
Estilo de vida poco saludable
No existen datos de cuántos niños y niñas podrían sufrir el trastorno por déficit de naturaleza. Katia Hueso explica que es muy difícil trazar una relación causa-efecto directa entre ambos fenómenos, el trastorno y sus efectos. “Se trata de problemas de salud que pueden tener múltiples causas. Y la razón por la que se produce ese alejamiento de la naturaleza está muchas veces relacionada con un estilo de vida menos saludable en general, por lo que es difícil saber si ese alejamiento es en realidad el origen u otro de los síntomas que surgen por factores socioeconómicos, culturales, raciales, etcétera”.
En cualquier caso, Hueso sí cree que está claro que los niños permanecen menos tiempo al aire libre que antes y sobre ello hay estudios a escala local que lo demuestran: “En el Reino Unido se concluyó que los niños de unos 8-12 años apenas se desplazan a unos cientos de metros de su casa de forma autónoma, mientras que sus padres y sus abuelos podían alejarse a varias millas sin supervisión. Es tan sólo un ejemplo de muchos, pero no conozco ningún trabajo que saque cifras concluyentes a escala global”.
Aumento del deterioro ambiental y agravamiento del calentamiento global
El efecto que más preocupa a Hueso es el que sucede a escala social: “Si no tenemos una mínima relación con la naturaleza, nos resultará muy difícil protegerla; entender la necesidad de tener un estilo de vida respetuoso y sostenible. Nos está costando bastante atajar cuestiones como la crisis climática, que ya la tenemos encima. ¿Qué pasará si los adultos del futuro están completamente desafectados del medio natural? ¿Cómo se gestionarán los recursos? ¿Cómo se protegerá la biodiversidad? El desconocimiento del mundo natural puede desembocar en una aceleración catastrófica del deterioro ambiental que ya estamos empezando a sufrir”.
Personas solitarias, falta de relaciones sociales
Añade Ricard Louv a lo anterior que, recientemente, grupos médicos, especialmente en el Reino Unido y Estados Unidos, se han preocupado por lo que consideran una epidemia de soledad. “Varios estudios recientes han demostrado que, contrariamente a la opinión popular de que las personas mayores son la generación más solitaria, parece ser cierto lo contrario. Una encuesta a nivel nacional realizada por la aseguradora de salud Cigna encontró que cada generación, desde la mayor hasta la más joven, está más sola que la anterior. Las formas crecientes y particulares de usar las redes sociales pueden ser una causa, pero hay otras. Creo que una de las razones es la soledad de la especie. Cada una de esas generaciones, desde la más antigua hasta la más joven, ha tenido un contacto cada vez menor con el mundo natural”, cuenta.
Claves para evitar el trastorno por déficit de naturaleza
Prevenir o solucionar el trastorno por déficit de naturaleza está en nuestra mano, pero ¿basta con pasar tiempo en la naturaleza? Louv, que es cofundador y presidente emérito de Children & Nature Network, admite que el tiempo que se pasa en la naturaleza obviamente no es una receta mágica, pero puede ser de gran ayuda, especialmente para niños y adultos que están estresados por circunstancias fuera de su control. Estos expertos nos dan algunos consejos:
Descubrir y aprovechar cualquier espacio natural
No siempre podemos trasladarnos a vivir al campo, pero también en las ciudades es posible, ya que, según Louv, si bien las conexiones tradicionales con la naturaleza se están desvaneciendo rápidamente, junto con la biodiversidad, no tenemos que viajar muy lejos para encontrar o nutrir el resto de la naturaleza. “Cualquier espacio verde proporcionará algún beneficio para el bienestar mental y físico. En las zonas urbanas se puede encontrar un paisaje más natural en un parque, un rincón tranquilo con un árbol, o varias macetas con verduras que crecen fuera de la puerta, incluso un lugar tranquilo con vistas al cielo y las nubes. La conexión con la naturaleza debería ser algo cotidiano, y si diseñamos nuestras ciudades, incluidos nuestros hogares, apartamentos, lugares de trabajo y escuelas, para trabajar en armonía con la naturaleza y la biodiversidad, esto podría convertirse en un patrón común”.
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