Transporte público y contagios por Covid-19, ¿relación directa?
EFE
La crisis sanitaria producida por la pandemia de COVID-19 afectó a la vida diaria de la población a nivel mundial. Aunque ahora mismo pueda resultarnos lejana, la pandemia cambió nuestros hábitos de vida, incluyendo los del uso del transporte público para movilizarnos por la ciudad.
Un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro de Investigación del Transporte (TRANSyT) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) ha indagado en la compleja relación entre el uso del transporte público y la probabilidad de contraer COVID-19. Sobre todo, con la intención de ofrecer recomendaciones para las autoridades y operadores de transporte en posibles crisis sanitarias que se puedan llegar a producir en el futuro como consecuencia de la propagación de un virus.
Conclusiones principales del estudio
Durante la crisis sanitaria producida por el Covid-19 se dieron serios efectos en todos los ámbitos sociales y económicos. Uno de los principales fue el uso del transporte público.
Debido a la naturaleza respiratoria del virus y a su rápida capacidad de transmisión, los hábitos de movilidad de las personas se vieron alterados radicalmente, comenzando por una preferencia generalizada por el vehículo privado frente al transporte público. Si bien es cierto que los gobiernos y autoridades de transporte implementaron diversas medidas para reducir la probabilidad de contagio, hubo mucha gente que lo siguió considerando como un entorno no seguro frente al contagio.
Sin embargo, los resultados finales del estudio indican que no hay una evidencia clara sobre la influencia del uso del transporte público en la probabilidad de contagio por Covid-19. Asimismo, se pudieron observar otros aspectos:
- Los atributos del viaje influyen. Si se frecuenta el uso del autobús, los resultados son menos concluyentes, con evidencias más débiles de un mayor riesgo de contagio cuando se combinan un uso elevado y una mayor aglomeración en el interior de los vehículos.
- En el caso del metro, la combinación de una alta intensidad de uso y frecuentes aglomeraciones sí ha mostrado estar relacionada con una mayor probabilidad de infección.
- La duración del viaje no mostró tampoco una influencia clara sobre el riesgo de contagio, pese a lo que pudiera pensarse de forma generalizada.
Recopilación de datos
A raíz de las respuestas obtenidas, los investigadores desarrollaron un modelo econométrico de elección discreta. Este permitió analizar la influencia del uso del transporte público en la posibilidad de contraer covid-19.
“Los resultados revelaron que variables de tipo sociodemográfico como el género, la edad o la estructura familiar influyen en la probabilidad de contagio. Sucede, de igual modo, con la realización de determinadas actividades, principalmente aquellas desarrolladas en entornos cerrados como acudir a bares y restaurantes, compartir espacios en centros de trabajo o estudios, ir de compras, etc.”, comenta Lucía Tapiador, investigadora del TRANSyT-UPM y participante del estudio.
Sin embargo…
Cabe destacar que hay otros factores, como la duración de los viajes que se realicen en el transporte público, que tampoco mostraron una influencia clara sobre el riesgo de contagio. “Resulta interesante destacar que los resultados del análisis no experimentan variaciones según el tratamiento que se dé a los casos de contagio dudosos (no confirmados por un test)”, explican los profesionales de la universidad.
Puede afirmarse, por tanto, que los resultados del estudio sugieren que el transporte público en la Comunidad de Madrid es un entorno razonablemente seguro frente al contagio pro covid, sobre todo el autobús.
De todas formas, si bien las medidas implementadas en Madrid fueron efectivas, el estudio destaca la necesidad de aplicar otras adicionales para evitar tasas de ocupación excesivas en el transporte público y mantener así un nivel adecuado de distanciamiento social en determinadas franjas horarias.
Aspectos metodológicos
Lo cierto es que analizar la relación entre el uso del transporte público y los contagios por COVID-19 es muy complejo. Los profesionales del TRANSyT de la UPM indican, por ello, qué aspectos metodológicos han llevado a cabo en el trabajo.
La macroencuesta realizada a 15.000 personas en la Comunidad de Madrid permitió diferenciar entre contagios confirmados por test de detección y aquellos que fueron dudosos (personas que enfermaron y contaban con síntomas compatibles con la infección, pero que no lo confirmaron mediante un test). Asimismo, los encuestados pudieron indicar en qué casos sabían con certeza el origen de su contagio y en qué casos era de origen desconocido.
Además, el estudio indagaba en los hábitos diarios de los encuestados, tanto de forma generalizada como en las semanas justo anteriores al contagio. Se preguntó, para conocer la relación entre el uso del transporte y los contagios, sobre aquellas actividades con alta probabilidad de trasmisión, como por ejemplo el trabajo en lugares cerrados, las reuniones, asistencia a eventos, frecuentar bares o restaurantes…
Por último, se recopiló información sobre los patrones de movilidad de los encuestados, sobre todo si frecuentaban o no el transporte público.
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