Santo Tomás de Aquino, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
Santo Tomás de Aquino fue un sacerdote y teólogo de la orden de los dominicos del catolicismo romano, uno de los más grandes filósofos de la tradición escolástica que ha sido definida como un movimiento teórico que origino gran parte de la edad media y que usa la razón para comprender las revelaciones religiosas del cristianismo.
Tomás de Aquino nació en el año 1225 en el reino de Nápoles, Italia, y comenzó su formación en instituciones educativas y religiosas, su padre quería que fuera Benedictino, pero él se empeñó en entrar en la orden de los dominicos.
Muy molesto, su padre decidió encerrarlo durante más de un año en el castillo de Roca Seca donde había nacido, para evitar su ingreso en la orden de los dominicos, pero finalmente Tomás triunfó y se fue a estudiar en la escuela de los dominicos en la ciudad de Colonia en Alemania. En 1245 estudió en la Universidad de Paris, donde se formó en filosofía y en teología de la mano de Alberto Magno.
Tres años después, ya era nombrado profesor de la Universidad y es esta época donde se inicia formalmente su vida académica, literaria y pública. Para Tomás de Aquino es posible encontrar pruebas racionales de la existencia de Dios y sus atributos, los atributos de Dios son el bien, la verdad, la bondad, el poder, el conocimiento y la unidad.
Para Tomás de Aquino la razón y la fe son complementarias y su búsqueda es la que lleva al conocimiento de la verdad. En una de sus grandes obras que se llama “La suma teológica”, sostiene su argumento sobre la existencia de Dios, y dice que hay 5 vías que se corresponden con 5 cualidades de Dios y por lo tanto son pruebas racionales de su existencia.
La primera vía es que Dios es simple, es decir, no se puede descomponer en partes. La segunda vía, es que Dios es perfecto y a diferencia de cualquier otro ser, no le falta nada. La tercera vía, Dios es infinito, porque su naturaleza es distinta de la finitud de la física. La cuarta vía, Dios es inmutable, su esencia y carácter no se modifican. La quinta vía: Dios es unidad, no se diversifica dentro de sí mismo.
Tomás de Aquino sostenía que la existencia de Dios puede comprobarse a través del movimiento de los objetos, a través de la jerarquía de los valores y los elementos del mundo. La existencia de Dios también puede conocerse a través de cómo están ordenados los cuerpos naturales y a través del mundo de las posibilidades.
Si tenemos en cuenta que Tomás de Aquino vivió solamente 49 años y que una buena parte de ese tiempo la pasó viajando, impresiona lo prolífico de sus contribuciones. Su obra completa en una edición que se publicó en el siglo XIX, abarca 38 volúmenes. No solamente trató temas filosóficos, sino también cuestiones políticas, incluso relacionadas con las ciencias de la naturaleza.
A lo largo de los siglos la influencia de Tomás de Aquino ha sido descomunal, la iglesia católica lo considera como uno de los más grandes pensadores, por eso se le llama el doctor angélico, el doctor de la humanidad, porque él sabía que con Dios ¡siempre ganamos!