Santa Natalia y San Aurelio, esposos cristianos, por María García de Fleury

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Natalia nació en Cordova, España alrededor del año 825 en plena dominación musulmana, reinaba entonces el emir Abderraman II, quien desató contra los cristianos una gran persecución. La respuesta de los cristianos se hizo cada vez más fuerte y firme en su fe a sabiendas de que esta acababa en martirio; fue el caso de Natalia que nació de padres musulmanes. Siendo muy niña su padre murió y su madre se volvió a casar con un cristiano, Natalia fue educada cristianamente.

De grande, Natalia se casó con Aurelio también cristiano, pero que vivía su fe en la clandestinidad porque quería evitar las persecuciones; pero habiendo asistido al martirio de un cristiano llamado Juan, ambos esposos consideraron que tenían que ser más valientes y practicar su religión en público para animar a otros cristianos a que no se  pasarán al islamismo, por eso vendieron sus bienes, ingresaron a sus dos hijas en el monasterio Tabanense para que fueran educadas como buenas cristianas y les dejaron dinero suficiente para su manutención.

Conscientes de que Cristo había sufrido, muerto y resucitado por cada ser humano, sabían que si la vida de cada uno tenía tanto valor, no podían desinteresarse de las condiciones en las cuales vivían los hombres, por eso se dedicaron a socorrer a los cristianos encarcelados llevándoles el mensaje de que la fe es condición de esperanza.

Sabían que era muy arriesgado predicar y vivir el evangelio, pero eran personas de fe, esa fe que nace en el corazón, se abre al encuentro de Jesucristo y llega a concluir que Dios es más grande que nuestro corazón;  esa fe se se conserva y se desarrolla por medio de las acciones, es una fe vinculada a la actividad y a la vida diaria. Como el cuerpo sin el Espíritu está muerto, así está bien está muerta la fe sin obras. Natalia y Aurelio tenían la firme convicción de que a pesar de las dificultades y problemas el Señor siempre estaría ahí para ayudarlos.

Amigos, defender y vivir la fe es tan difícil en el siglo XXI como lo fue en los primeros siglos después de Cristo, siempre será difícil para los hombres y mujeres fundar su vida en objetivos que vayan más allá del propio yo, del dinero y del prestigio. Cuando se pretende cambiar la fe por la ideología, ya no se trata solamente de negar una teoría una idea o un principio, si no de negar absolutamente la relación con respecto a Dios que es la raíz misma del hombre.

Actualmente se busca que no sepamos ya lo que es hombre ni cómo llegar a serlo. Se pretende que neguemos en absoluto la existencia del bien y del mal, y en cuanto al hombre y a la mujer se pretenden convertirlos en objetos que se manipulan, por eso conocer historias de fe como la de Natalia y Aurelio permite en otras personas tener un nuevo vigor en su fe personal.

Muchas son las vidas cristianas que subsisten solo en referencia, a menudo inconsciente, a otra vida cristiana auténtica, cuántas personas SE mantienen firmes y viven a menudo sin saberlo claramente porque han conocido la vida de alguien que ha vivido su fe y entrega a Dios, porque consciente o inconscientemente aprendieron que con Dios ¡siempre ganamos!

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