Santa Luisa de Marillac, fundadora de la Congregación de las Hijas de la Caridad - 800Noticias
800Noticias
Religión

por: María García de Fleury

Luisa de Marillac nació el 12 de agosto de 1591 en París; nunca conoció a su madre y su papá murió cuando ella tenía 15 años. Luisa recibió una buena educación de la mano de una tía monja en el convento de las damas nobles de Poissy, allí empezó a sentir su vocación religiosa.

Al morir su tía, Luisa regresó a París y su tío Michelle de Marillac, que era un ferviente católico, la siguió educando en un ambiente piadoso. Luisa quiso ingresar en un convento capuchino pero la rechazaron por cuestiones de salud.

Frustrada y desconsolada por este rechazo de no poder ingresar en el convento, Luisa tuvo que aceptar el matrimonio que le arregló su tío con Antonio Le Grass. Tuvieron un hijo y doce años después murió Antonio producto de una larga enfermedad.

Viuda a los 34 años decidió entregarse totalmente a Dios y a las buenas obras. Ya antes de morir su esposo, Luisa había conocido al padre Vicente de Paúl, que estaba organizando unas conferencias de caridad  con objeto de remediar la espantosa miseria que existía entre la gente del campo. Necesitaba una buena organización, muchos cooperadores que infundieron absoluto respeto que tuviera el tacto perfecto para ganarse los corazones y mostrarles el buen camino con su ejemplo.

San Vicente descubrió que Luisa de Marillac era una mujer decidida, valiente, inteligente, perseverante, a pesar de su debil salud, y lo más importante de todo, tenía la virtud de olvidarse completamente de ella misma cuando buscaba el bien de los demás.

Luisa comprendió que se trataba de una obra para la obra de Dios y la iba a llevar a cabo sin sensacionalismos. La fundación se llamó las Hijas de la caridad y se ha ganado el respeto de los hombres de las más diversas creencias en todas partes del mundo.

Luisa estableció un centro de entrenamiento o noviciado para formar a las jóvenes en la piedad de Dios y al servicio a los pobres y a los enfermos. Con Luisa como directora, formaron el grano de mostaza que creció hasta convertirse en la organización mundialmente conocida como las hermanas de la caridad de San Vicente de Paul.

Después de un tiempo de noviciado, Luisa y sus compañeras pronunciaron sus votos en la fiesta de la anunciación, en el año 1634. Su expansión fue rápida, en el desarrollo de todas esas obras, Luisa soportaba la parte más pesada de la carga. Se hizó cargo de un hospital terriblemente descuidado, en París cuidó a los afectados de una epidemia.

Poco a poco fueron recibiendo encargos de hospitales y centros asistenciales de París y otras ciudades de Francia y de Europa. No había dolencia sin remedio para Luisa y sus compañeras. Patronas de los trabajadores y los cuidadores sociales, Santa Luisa consiguió crear de la mano de San Vicente de Paul, la orden asistencial católica más importante de Europa en los siglos XVIII Y XIX.

En la actualidad siguen trabajando en los lugares donde las catástrofes naturales o los refugiados políticos necesitan de su ayuda incansable poniendo su confianza absoluta en Dios, porque ella sabía que con Dios siempre ganamos.