Santa Catalina de Siena, por María García de Fleury
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Catalina Benincasa, conocida como Santa Catalina de Siena nació el 25 de marzo de 1347 en medio de una peste muy grande en Italia llamada la muerte negra, muchos de sus familiares fallecieron, se consideraba la pandemia más fuerte que había habido pues mató entre 75 y 200 millones de personas en Europa, en Asia y en África.
Catalina es una niña que a los 6 años dijo haber tenido una visión de Cristo, a los 7 años le juró a Dios mantener la castidad toda la vida. Sus padres trataron de entregarla en matrimonio cuando tenía 12 años y ella oponiéndose se cortó el pelo, comenzó a usar velo y no salía de su casa. Hizo ayuno, silencio, votos y renuncia, negándose así a que la casaran.
Desde los 15 años con varias amigas asistía generosamente a los pobres y a los enfermos y le daba consuelo a los afligidos y prisioneros, sanó muchas personas con sus cuidados y atenciones.
A los 18 años Santa Catalina se unió a la orden Tercera Dominicana, después de tres años de vida solitaria en su hogar sintió que el señor la estaba llamando a llevar una vida más activa. Trabajó intensamente por la conversión de los pecadores, ofrecía ayunos, oraciones.
En Siena hubo otro terrible brote de peste y Catalina trabajó constantemente para aliviar a los enfermos, su espiritualidad se basaba en el cristocentrismo.
Como no sabía ni leer ni escribir, comenzó a dictarle a personas que, si sabían leer y escribir, obras de gran valor literaria, histórica y religiosa. Sus escritos tienen un gran poder narrativo y fuerza mistica.
Hoy Catalina de Siena es considerada como una de las grandes místicas católicas y de las mayores figuras de la literatura italiana. Aún se conservan más de 400 cartas dirigidas a personas de diferentes etapas de la vida de ella.
Santa Catalina era capaz de reconciliar a los peores enemigos, más a través de sus oraciones que de sus palabras. Miles acudían a escucharla o solo a verla y fueron ganados por sus palabras y por su ejemplo de arrepentimiento.
Tenía un grupo de fervientes seguidores, se le recuerda como la mujer que después de que el papado tenía 70 años en Aviñon, Francia hizo que el Papa regresara a Roma, para eso ella fue personalmente a convencerlo con argumentos teológicos y argumentos prácticos, luego se aseguró que llegara a Roma.
Hasta su muerte fue embajadora de la paz, Catalina recordaba que la vida política no debe estar divorciada de la fe.
Santa Catalina de Siena es la segunda mujer con el título de doctora de la Iglesia, a pesar de que prácticamente no sabía ni leer ni escribir, fue terciaria dominicana, fue filosofa, teóloga, mística y estigmatizada. Si amigos, ella recibió los estigmas de la cruz.
Santa Catalina de Siena llamó a Cristo y a la iglesia con valentía, intensidad y sinceridad. Decía: “Se lo que Dios quiere que seas y le prenderás fuego al mundo, basta de silencio, grita con cien mil lenguas porque por haber callado el mundo está podrido”.
Después de sufrir un derrame cerebral, murió en Roma el 29 de abril de 1380. Catalina de Siena decía “proclama la verdad, no te quedes callado por miedo” porque ella sabía que con Dios ¡siempre ganamos!