¿Qué es ser un ser humano?, por María García de Fleury - 800Noticias
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El libro del Génesis enseña que la humanidad está separada del resto de la creación porque está creada a imagen y semejanza de Dios. Los animales, al igual que las plantas, fueron creadas para servir al hombre y a la mujer.

El ser humano es persona porque Dios es persona. El ser como persona es el sello real del ser humano, como ser como imagen de Dios, ahí radica la verdadera nobleza que distingue a los seres humanos de todas las demás criaturas. La imagen de Dios se refleja en cada ser humano. Así como Dios es una unidad en una diversidad de personas divinas, así también el ser humano alcanza su plenitud y dignidad al entrar en comunión con los demás.

El que Dios creó al hombre y a la mujer como comunión de personas desde el principio de la creación demuestra que el individuo no se perfecciona aislado de los demás, sino en la comunión con los demás para llegar a la perfección, el mismo Dios es comunión de personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esta imagen de Dios se encuentra en el hombre y en la mujer por su naturaleza compuesta de cuerpo y alma, los cuales están íntimamente unidos, no sólo nuestras almas, sino también nuestros cuerpos manifiestan haber sido hechos a imagen de Dios.

El hombre y la mujer, creados a imagen de Dios como varón y mujer, están creados para ser una unidad en una sola carne; así, el matrimonio se instituye desde el principio de la creación. La unidad del hombre y la mujer hace visible al Dios a cuya imagen está hecho. La diferenciación sexual es querida por Dios, y tanto el hombre como la mujer hacen presente algo único en Dios.

En una unión a través del don de sí en el matrimonio, el esposo y la esposa reúnen sus cualidades únicas para complementarse mutuamente y hacer presente una visión más total del ser humano a imagen de Dios. El alma le da al ser humano dos cualidades singulares que no se encuentran en ninguna otra criatura aparte de los seres humanos, que son el intelecto y la voluntad. El intelecto le da la capacidad de razonar, juzgar y conocer la verdad, sobre todo, le da la capacidad de llegar a conocer y contemplar a Dios. La voluntad humana es el medio por el cual tenemos verdadera libertad para elegir el bien y rechazar el mal, y somos capaces de ofrecer nuestra vida al servicio de los demás.

La larga historia de la experiencia humana muestra lo que sucede cuando a la humanidad se le permite negar la personalidad de otros, cuando las personas son reducidas a cosas, se producen las acciones más terribles de unos contra otros. Así surge la esclavitud, el holocausto judío, el holodomor, la gran hambruna que mató a más de cinco millones de personas, los miles de millones de bebés y madres muertos, víctimas de la industria del aborto, el experimento de aplicar la eutanasia a los pobres o las declaraciones de algunos de la necesidad de eliminar a los viejos. Todo esto da testimonio de la crueldad de tratarse unos a otros como meros seres en lugar de personas plenas.

Nadie nunca se haría humano si no lo fuera ya. Esto siempre ha estado claro y la ciencia genética moderna lo confirma claramente, pues ha demostrado que desde el primer instante de la unión del óvulo con el espermatozoide queda establecido el programa de lo que será ese ser vivo, una persona, que como enseña la biblia, está creada a imagen y semejanza de Dios y con Dios siempre ganamos.

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