Por qué un mejor uso de las vacunas haría reducir el consumo de antibióticos a nivel mundial
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La resistencia a los antimicrobianos (RAM) es uno de los problemas mundiales más importantes de salud pública y distintas organizaciones sanitarias y gobiernos están cada vez más preocupados porque esta situación suma cada vez más muertes y costos médicos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en 2019 se perdieron 5 millones de vidas en todo el mundo como resultado de la resistencia a los antimicrobianos. Y en una conferencia mundial esta semana que cubrió Infobae, expertos de la entidad sanitaria mundial explicaron cómo las vacunas existentes tienen la potencial para evitar muertes por RAM, y bajar los costos de tratamientos que al final no funcionan.
“El papel de las vacunas en la reducción de la resistencia a los antimicrobianos ha sido poco reconocido, pero las vacunas tienen el poder entrenar al sistema inmunológico para que monte una defensa contra varios patógenos antes de que la infección comienza o se vuelve grave”, explicó a Infobae Yvan Hutin, director de vigilancia, protección y control de la División de Resistencia a los Antimicrobianos de la OMS.
El estudio presentado se centra en 24 patógenos y 44 vacunas (ya sea autorizadas por organismos reguladores agencias o en desarrollo clínico). Algunas de las vacunas que se destacan en el informe, como la vacuna antineumocócica conjugada, que protege contra las infecciones por Streptococcus pneumoniae, existen desde hace años, pero se utilizan poco. Otras, incluidas las vacunas candidatas contra la tuberculosis (TB), la Escherichia coli y la Klebsiella pneumoniae, todavía están en desarrollo clínico.
Combinando el conocimiento de expertos internacionales con datos y una metodología sólida, el informe pretende cuantificar el potencial de estas vacunas para reducir la resistencia a los antimicrobianos, sus efectos y su uso antibacteriano. Las vacunas contra 24 patógenos podrían reducir la cantidad de antibióticos necesarios en un 22% o 2500 millones de dosis diarias definidas a nivel mundial cada año, según estima la OMS, apoyando los esfuerzos mundiales para abordar la resistencia a los antimicrobianos (RAM).
Se estima que la RAM mata a más de un millón de personas cada año y está asociada con casi cinco millones de muertes anuales. Pero si estas vacunas se implementaran ampliamente y se incluyeran en las estrategias nacionales y mundiales de mitigación de la resistencia a los antimicrobianos, concluye el informe, podrían reducir drásticamente la incidencia de infecciones que impulsan el uso de antibióticos y crean una presión selectiva para las bacterias resistentes a los medicamentos.
La RAM se produce cuando las bacterias, los virus, los hongos y los parásitos ya no responden a los medicamentos antimicrobianos, lo que enferma más a las personas y aumenta el riesgo de enfermedad, muerte y propagación de infecciones difíciles de tratar. La resistencia a los antimicrobianos se debe en gran medida al uso indebido y excesivo de los antimicrobianos; sin embargo, al mismo tiempo, muchas personas en todo el mundo no tienen acceso a los antimicrobianos esenciales.
El doctor Mateusz Hasso-Agopsowicz, autor principal del informe y funcionario técnico de la OMS, precisó que el objetivo del informe era cuantificar el impacto que podrían tener las vacunas en la resistencia a los antimicrobianos en función de tres criterios:
- La carga sanitaria relacionada con la resistencia a los antimicrobianos
- La carga económica (incluidos los costes hospitalarios y las pérdidas de productividad)
- El uso de antimicrobianos
Para ello, la OMS analizó datos y solicitó la opinión de expertos sobre 44 vacunas distintas dirigidas a 24 patógenos (19 bacterias, 4 virus y 1 parásito). Comenzaron analizando las vacunas que ya existían contra S. pneumoniae, Haemophilus influenzae tipo b (HIB) y Salmonella Typhi (fiebre tifoidea).
Si se distribuyeran más ampliamente, descubrieron que podrían evitar hasta 106.000 muertes relacionadas con la resistencia a los antimicrobianos, 9,1 millones de años de vida ajustados por discapacidad (AVAD) y 861 millones y 5.900 millones de dólares en costos hospitalarios y de productividad, respectivamente, al tiempo que se reduciría el uso de antibióticos en 142 millones de dosis diarias definidas (DDD).
“Los países deben aumentar el uso de las vacunas existentes. Ya las tenemos en nuestros arsenales y debemos asegurarnos de utilizarlas adecuadamente, especialmente en países con baja cobertura de vacunación”, afirmó Hasso-Agopsowicz.
El estudio presentado por los expertos luego examinó el impacto potencial de las vacunas en las últimas etapas del desarrollo clínico, incluidas las vacunas candidatas para la tuberculosis, la E. coli patógena extraintestinal (ExPEC), la gonorrea y la Salmonella Paratyphi A. El informe estima que si estas vacunas se aprobaran y se introdujeran rápidamente, podrían evitar hasta 135.000 muertes al año, junto con 5 millones de AVAD, $1.2 mil millones en costos hospitalarios y $2.2 mil millones en pérdidas de productividad.
Una vacuna clave para reducir antibióticos
Hasso-Agopsowicz señaló que una vacuna contra la tuberculosis por sí sola reduciría drásticamente el uso anual de antimicrobianos, ya que los regímenes de tratamiento de esta enfermedad son muy largos, contabilizados en 6 meses o más e involucran varios medicamentos al día.
“Si desarrolláramos y utilizáramos plenamente las vacunas [contra la tuberculosis], podríamos evitar entre 1.200 y 1.900 millones de dosis de antimicrobianos, lo que representa una gran proporción de la carga antimicrobiana total”, resaltó.
Los expertos también identificaron las primeras etapas de desarrollo clínico, como una vacuna materna dirigida a K. pneumoniae, que es la principal causa de sepsis neonatal a nivel mundial. Otras vacunas candidatas de este grupo se dirigen a Acinetobacter baumannii, Staphylococcus aureus y Streptococcus del grupo A.
En conjunto, podrían evitar hasta 408.000 muertes, 23 millones de AVAD, 30.000 millones de dólares en costos hospitalarios y 17.700 millones de dólares en pérdidas de productividad anuales. También reducirían el uso de antimicrobianos en 548 millones de DDD. El informe señala, sin embargo, que si bien las vacunas candidatas de este grupo tienen un alto impacto potencial sobre la RAM, la viabilidad del desarrollo de algunas es baja debido a las dificultades para identificar y acceder a las poblaciones destinatarias de la vacuna.
“Las vacunas son una parte esencial de la respuesta para reducir la resistencia a los antimicrobianos, ya que previenen infecciones, reducen el uso y el uso excesivo de antimicrobianos y retardan la aparición y propagación de patógenos resistentes a los medicamentos”, remarcó el doctor Hutin y resaltó los resultados del nuevo informe que amplía un estudio de la OMS publicado en BMJ Global Health el año pasado.
Y agregó: “Más vale prevenir que curar, y aumentar el acceso a las vacunas existentes y desarrollar otras nuevas para enfermedades críticas, como la tuberculosis, es fundamental para salvar vidas y cambiar el rumbo de la resistencia a los antimicrobianos”.
Un llamado a la acción de vacunar más
El doctor Martin Friede, del Departamento de Inmunización, Vacunas y Productos Biológicos de la OMS, indicó que si bien los expertos en salud saben desde hace muchos años que las vacunas podrían desempeñar un papel en el control de la RAM, las estimaciones del informe ahora brindan a los desarrolladores de vacunas y a las partes interesadas en la RAM un punto de partida para priorizar los esfuerzos de investigación y desarrollo.
“Hasta ahora no hemos podido decir qué vacunas podrían desempeñar un papel [contra la resistencia a los antimicrobianos] y cuál podría ser realmente su impacto. Ahora, con este informe, sabemos cuánto pueden contribuir”, precisó el experto.
El estudio de la OMS recomienda que las estrategias y los marcos de aplicación mundiales, regionales y nacionales en materia de resistencia a los antimicrobianos y de inmunización incluyan las vacunas como intervenciones para reducir la resistencia a los antimicrobianos y promuevan su aplicación más amplia.
Por ejemplo, el informe pide una cobertura mundial de vacunación contra S. pneumoniae para alcanzar el objetivo de la OMS y la Agenda de Inmunización para 2023 del 90% en niños.
Para impulsar el desarrollo de vacunas, el informe recomienda incluir puntos finales de RAM en los ensayos clínicos, colaborar con agencias reguladoras y crear hojas de ruta de investigación para vacunas bacterianas desafiantes.
“Este es un llamado a la acción. Los gobiernos, el sector privado y los inversores deben invertir en el desarrollo de vacunas nuevas y mejoradas. Realmente se necesitan investigaciones y desarrollos sólidos que supongan un cambio radical en la lucha contra la creciente amenaza de la resistencia a los antimicrobianos”, concluyó el doctor Hasso-Agopsowicz.
Con información de infobae.com