Nuestra Señora de las Nieves
María García de Fleury
La Virgen de las Nieves es una antigua advocación mariana muy interesante por la forma en cómo surgió. Resulta que Juan Patricio y su esposa en Roma, estando en oración, le preguntaron a la Madre de Dios cómo aplicarían su gran fortuna, ahora que estaban viejos, no tenían hijos, y deseaban que ella fuera su heredera.
Nuestra Señora, muy agradecida por el gesto, se le apareció a Juan Patricio y a su esposa la noche del 4 de agosto, diciéndoles que deseaba que construyeran una basílica en el Monte Esquilino, que es una de las siete colinas de Roma, en el lugar donde ella le señalaría con una nevada.
También se le apareció al Papa Liberio con el mismo mensaje. Al día siguiente, el 5 de agosto, a pleno día y con un sol brillante, la ciudad quedó sorprendida al ver un terreno nevado en el Monte Esquilino. La nieve cubrió exactamente el espacio que debía ser utilizado para la basílica, una vez señalado el lugar, el Papa Liberio, en presencia de los fieles congregados ante este prodigio, trazó sobre la nieve el perímetro del edificio.
Este es el origen de la advocación de la Virgen Blanca o Virgen de las Nieves. Pronto se construyó la basílica y se le llamó Santa María la Mayor, porque es el primer templo cristiano en todo el mundo que fue dedicado a la Virgen. Su origen se remonta al Concilio de Éfeso en el año 431, en el que la Virgen había sido llamada con propiedad Madre de Dios, Teotocos, y sobre este tema de la Maternidad Divina de María gira toda la iconografía del templo.
El Papa Liberio buscaba una Virgen Blanca, una imagen de la Virgen Santísima para la basílica. Finalmente, donó la famosísima Madonna a Nuestra Señora y el Niño, la cual, según una tradición, había sido pintada por San Lucas sobre una gruesa tabla de oro, una gruesa tabla de cedro y llevada a Roma por Santa Helena.
A lo largo de los años, el pueblo de Roma ha sido muy devoto de la Virgen. Cada vez que Roma se ha encontrado en peligro de calamidades o de peste, multitudes acuden al santuario de Nuestra Señora para pedirle auxilio. La Virgen Santísima les ha demostrado ser una poderosa protectora con grandes milagros.
Por eso la llaman Maria Salus Populi Romani, es decir, María la salvación del pueblo romano. Desde el inicio de la basílica se hizo una cripta de Belén o Gruta de la Natividad debajo del altar mayor. En el siglo VII se depositaron allí reliquias del pesebre traídos de tierra santa, que son fragmentos de madera y brisna de la paja de la Santa Cuna, que se cree fue utilizada en el nacimiento del Niño Jesús.
La gruta tiene un altar, asientos para celebrar la Eucaristía, y hay un relicario en forma de cuna de cristal. y coronado por el Niño Jesús recostado sobre paja de oro.
También se encuentran allí enterradas figuras destacadas de la historia católica, como San Jerónimo, doctor de la Iglesia, quien tradujo la Biblia al latín en el siglo IV, llamada la Vulgata, así como el Papa Sampio V.
Allí celebró San Ignacio de Loyola su primera misa, como sacerdote el 25 de diciembre de 1538, y más tarde creó la Compañía de Jesús. El 5 de agosto, celebrando la fiesta de la Virgen de las Nieves, en la misa solemne que la celebra el Cardenal titular de la Basílica, mientras se canta el Gloria, caen en la zona del altar una lluvia de pétalos blancos conmemorando la milagrosa nevada que dio origen al primer templo en honor a la Madre de Dios, sabiendo que con Dios siempre ganamos.
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