Las neuronas no descansan ni cuando dormimos
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Algunas regiones del cerebro encargadas de escuchar el sonido no se toman la noche libre mientras se duerme, según una nueva investigación de científicos de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA, Estados Unidos) y la Universidad de Tel Aviv (Israel).
Este estudio único sobre la actividad cerebral en la corteza de pacientes con epilepsia ha revelado que la respuesta al sonido durante el sueño era muy similar a la respuesta del cerebro durante la vigilia, según explican los autores en un artículo publicado en la revista científica ‘Nature Neuroscience’.
Sin embargo, había una diferencia clave con respecto a la vigilia, concretamente en el nivel de las ondas alfa-beta. La atenuación de estas ondas caracteriza el estado de vigilia e indica la retroalimentación neural de los centros cerebrales superiores que ayudan a comprender el sonido y anticipar lo que puede venir después. Este era el factor clave que faltaba en el sueño.
«La orquesta neuronal nunca se cierra del entorno cuando la persona está profundamente dormida. Las neuronas son como músicos que tocan a lo Mozart, cada una con gran fidelidad y volumen. Sólo falta el director de orquesta, el que vigila el rendimiento y dirige las expectativas», afirma el doctor Itzhak Fried, coautor del estudio.
Este científico, que en investigaciones anteriores ha estudiado ampliamente la actividad del cerebro durante la vigilia y el sueño, detalla que los hallazgos podrían ayudarnos a entender hasta qué punto la información es procesada por las personas en estados inconscientes, como los pacientes en coma o bajo anestesia. También podrían indicar formas, posiblemente mediante estimulación auditiva, de mejorar la memoria durante el sueño, cuando el cerebro consolida la información reciente.
Los investigadores tuvieron una visión inusualmente cercana de la actividad de células cerebrales individuales en pacientes con epilepsia severa a través de electrodos que se implantaron en sus cerebros para identificar dónde se producían las convulsiones para una posible cirugía curativa.
A los pacientes de UCLA y del Centro Médico Sourasky de Tel Aviv que aceptaron participar en el estudio se les instalaron altavoces junto a la cama que reproducían palabras y música cuando los pacientes estaban despiertos y escuchaban, así como cuando estaban profundamente dormidos. Una de las opciones musicales del estudio fue ‘Eine kleine Nachtmusik’ o ‘Una pequeña música nocturna’ de Mozart.
A lo largo de 7 años, el equipo recopiló datos de más de 700 neuronas durante la vigilia y las diferentes etapas del sueño, lo que les permitió comparar la actividad neuronal y las ondas cerebrales. Las células cerebrales del córtex auditivo primario respondieron con mayor vigor durante el sueño, pero se produjo una disminución de la retroalimentación neuronal «descendente» de las regiones cerebrales superiores que median en la atención y la expectativa.
«Probablemente por eso no somos conscientes, aunque seguimos procesando la información sensorial del mundo exterior. Así que no estamos completamente aislados del entorno en ese sentido», concluye Fried.