¿La salud mental tiene relación con la microbiota?
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En el complejo tejido que conforma nuestra salud mental, la microbiota intestinal emerge como un protagonista crucial, desempeñando un papel significativo. En la última década, la interacción entre la microbiota intestinal y el bienestar emocional ha sido objeto de atención e investigación. Este enfoque integral ha arrojado luz sobre la estrecha relación que existe entre lo que comemos, cómo lo disfrutamos y cómo impacta en nuestra salud mental.
Desde siempre, las comidas han servido como un vínculo social, un momento de compartir y conectarnos con nuestros seres queridos. Sin embargo, más allá de su función social, cada bocado que consumimos desencadena una compleja serie de eventos bioquímicos que influyen en nuestro estado de ánimo y bienestar emocional. A medida que exploramos el profundo vínculo entre la microbiota intestinal y la salud mental, surge una revelación, no solo importa qué comemos, sino también cómo lo disfrutamos y con quién lo compartimos.
Este artículo intenta valorizar la importancia del cuidado de la microbiota en cuanto a su relación con la salud mental, destacando la necesidad de disfrutar las comidas en compañía y la vital importancia de esta combinación para nutrir tanto nuestro cuerpo como nuestra mente. Destacar la conciencia de cómo cada elección alimentaria y cada momento compartido en torno a la mesa pueden contribuir a nuestro bienestar emocional y psicológico.
El eje intestino-cerebro: ¿cómo se relacionan?
Emeran Mayer, neurocientífico y gastroenterólogo reconocido mundialmente por su libro The Mind-Gut Connection ha realizado investigaciones sobre el eje intestino-cerebro y la interacción entre la microbiota intestinal y la salud mental.
La serotonina es un neurotransmisor que desempeña un papel fundamental en la regulación del estado de ánimo, el sueño, el apetito y diversas funciones fisiológicas en el cuerpo humano. Aunque la mayor parte de la serotonina se produce en el cerebro, se estima que alrededor del 90 % de la serotonina total en el cuerpo humano se encuentra en el tracto gastrointestinal, principalmente en el intestino delgado.
Las células productoras de serotonina, llamadas células enterocromafines, se encuentran en la mucosa del intestino delgado. Estas células producen y liberan serotonina en respuesta a estímulos, como la ingesta de alimentos. Los momentos vitales donde este eje puede verse alterado es fundamentalmente al inicio y al final de la vida, es decir, cuando se producen las enfermedades neurodegenerativas, como Alzheimer o Parkinson, ya que los cambios en la microbiota y en el intestino comienzan antes que empiecen los síntomas neurológicos en ambas enfermedades, o durante los primeros meses o años de vida, cuando se está desarrollando el cerebro.
Entonces las recomendaciones mientras continúan las investigaciones sobre el tema apuntan a que cuidar la salud mental también es cuidar la forma en que comemos y lo que comemos. La antigua dieta mediterránea de verduras y frutas parece seguir siendo la opción más adecuada para la salud de nuestro eje intestino-cerebro.
Con información de Psicología y mente
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