Ikigai: el método japonés para darle sentido a tu vida
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La filosofía oriental tiende a abarcar interrogantes profundas, vinculadas al significado de la vida y a nuestra misión en ella. El término «ikigai», aunque no posee traducción literal, puede englobarse en el reconocimiento de las pasiones que dan sentido a la existencia.
Según sus máximas, todos poseemos uno, y hallarlo implica una búsqueda interna que puede ser más o menos prolongada. Sin embargo, encontrarlo permite acercarse a la autorrealización.
En general, ikigai se relaciona con esas habilidades o actividades por las que sentimos placer, y con el trabajo de transformarlas en un estilo de vida. Los beneficios se traducen en satisfacer nuestros deseos profundos para fomentar la felicidad, la convivencia en comunidade incluso encontrarle un propósito a la existencia.
¿Qué significa ikigai y cuáles son sus características?
¿Sientes pasión por pintar cuadros, escribir o fabricar tus propias piezas de artesanía? Si, además, tienes la oportunidad de convertirlo en un medio de vida y servir a tu comunidad, es probable que te acerques a tu ikigai.
En la prefectura japonesa de Okinawa, donde las cifras de longevidad son elevadas, se define esta filosofía como una razón para levantarse por las mañanas. Y no tiene por qué ser solo un propósito laboral: la idea es aportarnos valor y alegría con las actividades que gozamos realizar.
Estas metas de autorrealización parten de los deseos personales, pero adquieren un carácter social cuando se busca beneficiar al resto. En otras palabras, para cumplir nuestros objetivos, éstos deben encontrarse alineados a los de nuestra comunidad. Cuando se contribuye a un beneficio colectivo, se logra un sentido de trascendencia ligado al ikigai.
Por tal motivo, los habitantes de esa región nipona no conciben la vida laboral como un padecimiento, sino que intentan disfrutar lo que hacen. Así las cosas, el concepto de «jubilación» se modifica con respecto al de Occidente, ya que sus pobladores continúan ejerciendo las actividades que aman. Muchos creen que en esa actitud reside el secreto de la longevidad.
Ikigai: significado y origen
El término combina dos palabras japonesas. Por un lado «iki», cuyo significado remite a ‘vivo’ o ‘vida’; por el otro «gai», que puede equipararse con ‘valor’ o ‘beneficio’. En cuanto a su origen, proviene del periodo Edo (1603-1868), y se cree que lo registró la escritora Sei Shōnagon.
El objetivo fue referirse a un estilo de vida de placer y disfrute, aunque otras teorías sostienen que se originó como un código de honor samurái. Si bien la interpretación occidentalizada del término remite a una autorrealización desde la perspectiva laboral, el origen tradicional se vincula más al hallazgo de plenitud y felicidad.
Por tal motivo, los habitantes de esa región nipona no conciben la vida laboral como un padecimiento, sino que intentan disfrutar lo que hacen. Así las cosas, el concepto de «jubilación» se modifica con respecto al de Occidente, ya que sus pobladores continúan ejerciendo las actividades que aman. Muchos creen que en esa actitud reside el secreto de la longevidad.
Ikigai: significado y origen
El término combina dos palabras japonesas. Por un lado «iki», cuyo significado remite a ‘vivo’ o ‘vida’; por el otro «gai», que puede equipararse con ‘valor’ o ‘beneficio’. En cuanto a su origen, proviene del periodo Edo (1603-1868), y se cree que lo registró la escritora Sei Shōnagon.
El objetivo fue referirse a un estilo de vida de placer y disfrute, aunque otras teorías sostienen que se originó como un código de honor samurái. Si bien la interpretación occidentalizada del término remite a una autorrealización desde la perspectiva laboral, el origen tradicional se vincula más al hallazgo de plenitud y felicidad.
El diagrama del ikigai
Esta filosofía japonesa se puede representar en un gráfico conocido como diagrama de Venn. Allí se señalan cuatro elementos o dimensiones centrales que la caracterizan. En el cruce de estos elementos es posible identificar tu ikigai
Lo que amas
El primero de ellos es conocer la o las actividades que amas realizar. Más allá de su funcionalidad o utilidad para el mundo, se trata de aquellas que realmente nos hacen felices. Por ejemplo, trabajar en jardinería, tocar un instrumento o pintar cuadros.
Aquello en lo que eres bueno
Si te diste la oportunidad de practicar eso que amas hacer, es probable que hayas adquirido una habilidad. Por otro lado, hay personas que nacen con talento innato para ciertas actividades. Lo que eres bueno refiere a las herramientas y capacidades que se nos dan bien, y a las que puedes sacarle provecho.
Lo que el mundo necesita
La siguiente dimensión de ikigai alude a las actividades que, además de gustarnos, tienen potencial para aportar a la comunidad. Por ejemplo, las habilidades dentro de la jardinería, como el paisajismo, el cuidado de ciertas especies o las formas de cultivo, pueden ayudar a muchas personas.
No tiene por qué ser un oficio concreto. También puede partir de la creatividad, lo motivacional y todo aquello que podemos y nos gusta hacer para beneficiar al resto.
Te pueden pagar por eso
El último elemento del diagrama busca combinar nuestras pasiones y habilidades con la oferta laboral del mercado. Si transformas las actividades que amas en tu fuente de trabajo, es probable que nunca dejes de hacerlas. Aunque no es sencillo, se trata de un elemento fundamental para encontrar tu ikigai y transitar tu vida con plenitud.
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