Hallan el único fósil conocido del lobo etíope
EFE
Arqueólogos de la Universidad de Jerusalén han descubierto en Etiopía un fósil que un estudio dirigido por el paleontólogo español Bienvenido Martínez-Navarro ha certificado como el único fósil conocido del lobo etíope «Canis simensis», una especie en peligro de extinción que vive en las tierras altas de Etiopía desde hace más de 1,5 millones de años.
Un trabajo dirigido por Martínez-Navarro, investigador del Instituto Catalán de Paleontología Humana y Evolución Social (IPHES) y que publica la revista «Communications Biology», ha demostrado que el fósil, hallado en el yacimiento de Melka Wakena (Etiopía) tiene más de 1,5 millones de años y retrocede en el tiempo la presencia de esta especie endémica de cánido.
El estudio, en el que han colaborado las universidades de Málaga (sur de España), Hebrea de Jerusalén (Israel), Federico II de Nápoles y de Florencia (Italia), Addis Abeba (Etiopía) y Princenton y Berkeley (EEUU), proporciona también datos relevantes para desarrollar programas de recuperación y conservación de una de las especies más raras y amenazadas del mundo.
Con una población total que no alcanza los 500 ejemplares repartidos en diferentes puntos de las montañas más altas de Etiopía, a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, las posibilidades de supervivencia de esta especie son mínimas, según los investigadores.
Su aspecto recuerda más a un perro doméstico primitivo que al típico lobo de Eurasia, tiene una talla media, con un peso entre los 12 y los 18 kilos y cubierto por un pelaje rojizo-anaranjado.
Se alimenta casi exclusivamente de roedores, entre los que destacan las ratas-topo gigantes (Tachyoryctes microcephalus), que constituyen cerca del 40 % de los alimentos que ingiere, y complementa su dieta con liebres y carroña, aunque en contadas ocasiones caza antílopes y pequeñas cabras u ovejas domésticas.
Más antiguo de lo que se pensaba
Hasta ahora se había considerado que esta especie había llegado a tierras altas de Etiopía hace menos de 100.000 años, pero en 2017 la excavación en el yacimiento de Melka Wakena, dirigida por Erella Hovers y Tegenu Gossa, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, puso al descubierto un fósil de una mandíbula inferior derecha de «Canis simensis», el único fósil de esta especie encontrado hasta ahora, que ahora ha sido datado en más de 1,5 millones de años.
Según el IPHES, este hallazgo proporciona «pruebas indiscutibles de la presencia temprana de la especie en África» y sirve para investigar sobre la evolución humana en África, además de poder ayudar a la supervivencia futura de ésta especie.
Además, este hallazgo paleontológico ha sido clave para modelar el nicho bioclimático del lobo etíope y generar un modelo ecoclimático desde de la primera llegada del lobo etíope al continente africano.
Este modelo sugiere que «Canis simensis» solo podría haber sobrevivido en las tierras altas de Etiopía y que ya habría estado al borde de la extinción durante los momentos climáticos cálidos, mientras que durante los períodos fríos, tanto su distribución geográfica como el tamaño de sus poblaciones aumentaron considerablemente.
Según los investigadores del IPHES, la importancia del fósil de Melka Wakena radica en que, por primera vez, se dispone de datos relevantes para conocer cómo se ha producido la adaptación de esta especie de lobo a las tierras altas de Etiopía durante un largo período de tiempo y ha permitido construir escenarios futuros para su supervivencia en unas condiciones de peligro extremo de extinción.
Las proyecciones van desde las condiciones futuras más pesimistas hasta las más optimistas, e indican una reducción significativa de los territorios habitables, que ya están muy deteriorados.
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