La fiesta del Divino Niño Jesús, por María García de Fleury
Por María García de Fleury
El 20 de julio se celebra en muchas partes del mundo la fiesta del Divino Niño Jesús, la infancia de Jesús ha motivado una gran devoción en muchos corazones a lo largo de la historia y en la actualidad la imagen del Niño Dios está expuesta en parroquias, capillas, iglesias, casas de familia.
Desde las Sagradas Escrituras Dios recuerda que debemos transformar nuestros corazones para ser parecidos a Jesús al reconocer nuestra pequeñez y depender de la ayuda divina como niños. Jesús niño despierta ternura y confianza en el corazón humano, invitándonos a vivir la pureza de corazón, en el Evangelio de Mateo en el capítulo 18 dice: «Yo les aseguro que si no cambian y se hacen como los niños, no entrarán en el reino de los cielos, así pues quien se haga pequeño como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos y el que reciba un niño como esté en mi nombre a mí me recibe».
En el Evangelio de San Juan Cristo también invita a que confiemos en él y dice: «Todo lo que pidan en mi nombre yo lo haré para que el padre sea glorificado en el hijo». Escritos muy antiguos indican que la devoción al Niño Jesús empezó en el Monte Carmelo en Israel donde según la tradición, Jesús iba frecuentemente a pasear y a rezar con sus padres San José y la Virgen María y con sus abuelos San Joaquín y Santa Ana.
El Niño Jesús se ganó el aprecio y el cariño de las personas que se reunían también a orar ese monte y después de la Ascensión de Cristo continuaron con la devoción al Niño Jesús. Santos como San António de Padua, San Cayetano, fueron muy devotos del niño Jesús y por eso se les representa llevándolo en brazos.
Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz también contribuyeron a difundir esta devoción, por eso los Padres Carmelitas y las Hermanas Carmelitas, siguiendo su ejemplo, propagan la devolución al milagroso Niño Jesús, que no es la creencia de que una imagen de yeso, metal, tela o cartón vaya a hacer un milagro porque las imágenes no pueden hacer milagros a nadie, si no es el honrar a los doce primeros años de Jesús en la tierra y por los méritos que Jesús ganó en sus 12 años de niñez, pedirle a Dios todos los favores que necesitamos.
En el año 1636 Jesús le hizo una promesa a una monja carmelita del convento de Ponce en Francia , conocida como la venerable Margarita del Santísimo Sacramento, Cristo le dijo: «Todo lo que quieras pedir pídemelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado».
Desde hace más de 300 años la devoción al niño Jesús se extendió rápidamente por Europa, América, Asia, África y Oceanía,; hay varias representaciones del niño Jesús, de las más conocidas son el Niño Jesús de Praga en Checoslovaquia, el Santo Niño de Atoche en México, en Divino Niño de Arenzano en Italia, en Venezuela está presente en la advocación de el niño Jesús de Escuque, que es una pequeña talla de cedro rojo del siglo XVI. que representa a Jesús como un niño de unos 3 años.
Gracias al padre Del Rizo, la devoción a la infancia de Cristo comenzó en el barrio 20 de Julio de Bogotá, Colombia y desde entonces países como Perú, Costa Rica y Nicaragua acogieron esta fecha para celebrar la devoción al Niño Jesús, que es Dios en la tierra y con Dios ¡siempre ganamos!
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