¿Eres bipolar? Estas son las claves de este trastorno
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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 40 millones de personas sufren en todo el mundo este trastorno que, como el resto de enfermedades mentales, es considerado todavía para algunos sectores como poco importante y suele ser banalizado. Y es que algunos asocian un cambio de humor o un carácter inestable a ser bipolar, obviando que para los afectados esta patología causa un sufrimiento y discapacidad. Los expertos, por el contrario, alertan de sus efectos.
Y es que este trastorno puede provocar alteraciones repentinas del estado de ánimo y sin causas objetivas que lo justifiquen, cambios extremos que van desde un estado emocional eufórico hasta episodios de depresión. «Es especialmente cruel porque afecta gravemente a la cordura y a la capacidad de relacionarse socialmente, además de provocar trastornos del sueño e influir seriamente en la capacidad de pensar», resalta Enric Soler, profesor colaborador de Psicología y Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Pero, ¿qué hay de cierto sobre los trastornos bipolares? A continuación, algunos de los falsos mitos sobre ellos.
¿Cómo saber si sufres trastorno bipolar?
Los expertos lo dejan claro: pasar de la alegría a la tristeza en poco tiempo no es ser bipolar. Todo el mundo puede pasar, en un mismo día, por varios estados de ánimo y, por este motivo, experimentar emociones positivas y negativas en cortos periodos de tiempo. «Son emociones que van unidas a conductas funcionales», remarca Montserrat Lacalle, también profesora colaboradora de Psicología y Educación de la UOC.
Sufrir un trastorno de este tipo implica tener «episodios maníacos, hipomaníacos o depresivos, a estados que no son funcionales ni sanos porque el sufrimiento de la persona es muy elevado y las conductas de quienes lo experimentan son disfuncionales», añade Lacalle, que recuerda que un afectado por este trastorno puede llegar a tener «problemas en su desarrollo cotidiano del día a día «.
Además, cuando se da un momento maníaco por esta enfermedad el afectado suele tener un estado de ánimo «anormal y persistentemente elevado, expansivo, con ideas de omnipotencia e invulnerabilidad” que a veces puede ir acompañado de irritabilidad, avisa Soler. En este sentido, el profesor de la UOC ejemplifica momentos de aumento de autoestima, sentimientos de grandeza, disminución de la necesidad de dormir, verborrea o dificultades de concentración son algunas de las salidas para estos pacientes, que los acaban poniendo en riesgo.
Los profesores inciden, además, en que esta sintomatología se produce sin que haya de por medio consumo de drogas o medicamentos. Y, remarcan, si aparece un episodio de depresión acaban prolongándose unas dos semanas, durante las que el estado de ánimo está deprimido en buena parte del día. Tristeza, vacío interior, incapacidad por sentir placer, pérdida de peso o del apetito, además de insomnio, sentimientos de inutilidad o culpabilidad, incapacidad de concentración y pensamientos de muerte recurrentes pueden ser algunas de las sensaciones más frecuentes.
¿Es una patología grave?
Sin duda, destacan desde la UOC, ya que puede acarrear consecuencias muy graves. Por este motivo, los profesores lamentan que a menudo se habla de esta patología con superficialidad. Es un trastorno muy sufriente, avisa Soler, ya que, por un lado, «invalida las capacidades para llevar a cabo las actividades de la vida diaria más sencillas” y, por el otro, acaba afectando a las relaciones e pareja, familiares o en la escuela.
De hecho, añade Soler, este trastorno es una de las enfermedades con mayor riesgo de suicidio, «un gran tabú del que no se habla». En esta misma línea, Lacalle recuerda que este trastorno no se puede curar, ya que, aunque todos los pacientes lo presentan a su manera, «es una condición crónica”. Por este mismo motivo, es importante poder ser diagnosticado y ser tratado para paliar los síntomas y poder llevar una vida lo más funcional posible.
El tratamiento, así, es clave, y para ello no hacen falta únicamente fármacos. Los más recetados suelen ser antisicóticos o antidepresivos para estabilizar el estado de ánimo, pero junto a ello lo más efectivo es una buena psicoterapia y también la educación, tanto de los propios pacientes como de sus familiares, para poder identificar síntomas que aparecen antes de una fase maníaca o depresiva, inciden desde la UOC.
Por ABC,es
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