La mujer que descubrió de qué están hechas las estrellas
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En el cosmos de la ciencia, donde las estrellas brillan con intensidad, la historia de Cecilia Payne-Gaposchkin resplandece como una supernova. Esta astrónoma británica-estadounidense, nacida en 1900, no solo descifró la composición química de las estrellas, sino que también desafió las normas de una época dominada por hombres, abriendo camino para las generaciones venideras de mujeres en STEM.
Un viaje a las estrellas desde Cambridge
Desde sus primeros años en Cambridge, Payne-Gaposchkin se sintió cautivada por los misterios del universo. A pesar de que la Universidad de Cambridge no otorgaba títulos oficiales a las mujeres en ese entonces, su pasión por la física y la química la impulsó a completar sus estudios. Sin embargo, su ambición la llevó a buscar nuevos horizontes, donde las oportunidades para las mujeres en ciencia brillaran con mayor intensidad.
Las «computadoras» de Harvard y un descubrimiento revolucionario
En 1923, Payne-Gaposchkin llegó al Observatorio de Harvard, donde se unió al grupo de «mujeres computadora», un equipo pionero de mujeres que analizaban meticulosamente fotografías de estrellas. Fue en este entorno donde su mente brillante desentrañó uno de los secretos más profundos del universo: la composición química de las estrellas.
Mediante un análisis riguroso y la aplicación de los principios de la física cuántica, Payne-Gaposchkin llegó a la audaz conclusión de que las estrellas estaban compuestas principalmente por hidrógeno y helio. Este descubrimiento revolucionario, plasmado en su tesis doctoral de 1925, desafiaba las creencias predominantes de la época, que sugerían una composición similar a la de la Tierra.
Enfrentando la incredulidad y luchando por el reconocimiento
Lamentablemente, el trabajo pionero de Payne-Gaposchkin no fue recibido con el aplauso que merecía. Su conclusión fue cuestionada e incluso ridiculizada por algunos científicos de renombre, como Henry Norris Russell, quien le sugirió eliminar este hallazgo de su tesis. Sin embargo, Payne-Gaposchkin no se inmutó. Confiaba en la solidez de su trabajo y estaba decidida a defender sus hallazgos.
«Esto se debía a los puntos de vista misóginos del presidente de Harvard, Abbott Lowell, quien se negó a nombrarla y juró que nunca ascendería a una cátedra de Harvard mientras él estuviera vivo», escribió Amy Davy, curadora del museo de Ciencia de Londres.
El tiempo le dio la razón a Payne-Gaposchkin. En 1929, el propio Russell reconoció la validez de su descubrimiento, y su tesis fue aclamada como «la más brillante jamás escrita en astronomía». A pesar de este reconocimiento tardío, Payne-Gaposchkin enfrentó una lucha constante por el reconocimiento y las oportunidades profesionales.
Una carrera marcada por la discriminación
Las barreras del sexismo eran omnipresentes en el mundo académico de la época. A pesar de sus logros excepcionales, Payne-Gaposchkin no obtuvo un puesto oficial en Harvard hasta 1938, y no fue hasta la década de 1950 que se convirtió en profesora, siendo la primera mujer en dirigir un departamento en la prestigiosa universidad.
«Sin embargo, a pesar de su éxito, a Payne aún se le pagaba menos que sus equivalentes masculinos en Harvard. Un problema de brecha salarial de género que todavía existe hoy», dice Davy.
Incluso en el apogeo de su carrera, Payne-Gaposchkin recibía un menor salario que sus colegas masculinos, un reflejo de la profunda brecha salarial de género que imperaba en ese entonces. Su historia es un recordatorio de los obstáculos que las mujeres en ciencia han tenido que enfrentar para alcanzar el reconocimiento que merecen.
Un legado que inspira a las generaciones futuras
A pesar de las dificultades, Cecilia Payne-Gaposchkin perseveró y dejó una huella imborrable en el campo de la astronomía. Su trabajo fundamental sobre la composición química de las estrellas sentó las bases para futuras investigaciones y amplió nuestra comprensión del universo.
«El trabajo de Cecilia Payne fue innegablemente importante para nuestra comprensión de las estrellas y la astronomía. Sin embargo, debido a su género, tuvo que trabajar mucho más para luchar por el reconocimiento que merecía».
La propia Payne se describió a sí misma como «una rebelde contra el rol femenino» y declaró que su verdadera rebelión «estaba en contra de ser pensada y tratada como inferior».
Con información de BBC News Mundo
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