Cambios en la superficie del ojo pueden indicar Covid-19 persistente - 800Noticias
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Las personas con Covid-19 persistente experimentan una variedad de síntomas que se mantienen durante más de cuatro semanas tras superar la fase agua de la enfermedad y que pueden resultar discapacitantes. De hecho, una investigación reciente ha llegado a identificar hasta 203 síntomas distintos en estos pacientes.

Ahora un nuevo estudio publicado en British Journal of Ophthalmology  ha comprobado que la pérdida de fibras nerviosas y un incremento de las células dendríticas en la superficie del ojo (córnea) pueden ser una característica del Covid-19 persistente que ayude a identificar este problema de salud. Las células dendríticas desempeñan un papel fundamental en la respuesta del sistema inmune primario porque capturan y presentan antígenos de patógenos invasores.

Según los resultados del trabajo, estos cambios eran especialmente evidentes en los individuos que presentaban síntomas neurológicos como pérdida del olfato y el gusto, dolor de cabeza o neuropático, mareos o entumecimiento, tras la infección por SARS-Cov-2.

Daños en la córnea por COVID-19 persistente

La córnea es la parte transparente del ojo que se encuentra sobre la pupila, el iris y el interior lleno de líquido y cuya principal función es enfocar la mayor parte de la luz que llega al ojo. Para llevar a cabo la investigación se empleó una técnica láser de imágenes de alta resolución, no invasiva y en tiempo real denominada microscopía confocal corneal (CCM) que permite detectar el daño del nervio en la córnea y las alteraciones inflamatorias asociadas a la neuropatía diabética, la esclerosis múltiple y la fibromialgia.

Los investigadores seleccionaron a 40 personas que habían superado la infección por coronavirus entre uno y seis meses antes, que contestaron a un cuestionario del Instituto Nacional de Salud y Excelencia Clínica (NICE) para descubrir si tenían Covid-19 persistente.

El cuestionario incluía síntomas generalizados, respiratorios, cardiovasculares, neurológicos, musculoesqueléticos, psicológicos y psiquiátricos, gastrointestinales, dermatológicos y de oído, nariz y garganta, con una puntuación total que varía de 0 a 28. Al cabo de cuatro semanas el 55% de los participantes (22 de 40) tenían síntomas neurológicos, que se mantuvieron en 13 de 29 (45%) a las 12 semanas.

Posteriormente se escanearon las córneas de los participantes usando CCM para buscar pequeños daños en las fibras nerviosas y la densidad de las células dendríticas. Compararon las exploraciones de la córnea con las de 30 individuos sanos que no habían padecido Covid-19, y observaron que los pacientes que manifestaban síntomas neurológicos cuatro semanas después de haberse recuperado de la infección aguda tenían mayor daño y pérdida de fibras nerviosas corneales y un mayor número de células dendríticas, que aquellos que no habían tenido Covid-19.

Los participantes que no tenían síntomas neurológicos mostraban un número de fibras nerviosas de la córnea similar al de los sujetos sanos, pero un mayor número de células dendríticas. Y las respuestas al cuestionario que indicaban síntomas de Covid-19 persistente se relacionaban de forma significativa con la pérdida de fibras nerviosas corneales.

Aunque se trata de un estudio observacional que no permite establecer la causa y sus autores reconocen algunas limitaciones, como el pequeño número de participantes o haber recurrido a cuestionarios para determinar la gravedad de los síntomas neurológicos, también señalan que han demostrado que “los pacientes con Covid-19 prolongado tienen evidencia de daño pequeño en las fibras nerviosas que se relaciona con la gravedad del Covid-19 prolongado y los síntomas neuropáticos y musculoesqueléticos”, y concluyen que “la microscopía confocal corneal puede tener utilidad clínica como una prueba oftálmica objetiva rápida para evaluar a pacientes con Covid-19 prolongado”.

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