Beneficios de los masajes relajantes y terapéuticos
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Los masajes son una alternativa en la actualidad, para remediar las miles de presiones que terminan perjudicando y causando estragos en la salud.
Tensiones musculares, insomnio, alta presión sanguínea y estrés, son algunas de las patologías que hacen que el cuerpo no se sienta en condiciones óptimas para asistir al trabajo, cuidar de los niños o tener el mejor desempeño en áreas deportivas.
Si este es tu caso, no pierdas la oportunidad de disfrutar de un buen masaje que además de reactivarte anímicamente, te permita sentirte bien con tu cuerpo.
¿Qué son los masajes?
El masaje se basa en la combinación de técnicas especializadas en las cuales se emplean las manos, los codos y algunos instrumentos extras para ofrecerle al paciente unas sensación de bienestar, relajación y sedación que contribuye a aliviar la tensión y el dolor, y mejorar el estado de ánimo de la persona.
Esta terapia manual está destinada a mejorar el bienestar de la persona, conseguir un estado mental de relajación, y aumentar la producción de endorfinas en el cuerpo.
Realizar esta actividad es consentirse durante un período de tiempo de 30 minutos aproximadamente, además, ayuda a mantenerse firmes y armónicos consigo mismo.
Diferencias
Tanto el masaje relajante, como el masaje terapéutico generan bienestar y tienen como propósito aliviar los músculos.
Un masaje relajante se concentra en hacer de la experiencia algo placentero, y se realiza de forma pausada y aplicando una ligera presión sobre el cuerpo, enfocándose en los nervios de los músculos, por lo que no se detectan problemas como contracturas o lesiones potenciales.
Mientras que el masaje terapéutica es mucho más enérgico, pues tiene como objeto aliviar contracturas y tratar lesiones.
Este tipo de masajes se realiza con presión y tratando en la mayoría de los casos, mover las fibras musculares para que vuelvan a su posición natural.
¿Qué esperar?
Aunque la mayoría de las personas que recurren a los masajes lo hacen por un tema de estética y bienestar; deben tener en cuenta que también se pueden emplear con propósitos terapéuticos y hasta medicinales, para aliviar dolencias, reducir o eliminar tensiones musculares, mejorar la circulación sanguínea y linfática, y conseguir un alivio del estrés, la ansiedad y las tensiones del día a día.
Beneficios
– Mejora la circulación de la sangre y el flujo de la linfa.
– Aumenta la capacidad de la sangre para transportar oxígeno (aumenta la producción de glóbulos rojos y glóbulos blancos en la sangre).
– Ayuda a liberar las sustancias llamadas endorfinas que nos dan una sensación de bienestar y alivian el dolor.
– Favorece a la restauración del contorno del cuerpo, disminuye los depósitos de grasa y combate las celulitis (acompañarlo de una adecuada alimentación y una rutina de ejercicios, te permitirá alcanzar mejores resultados).
– Ayuda a que los músculos mantengan su flexibilidad, y reduce el estrés.
– Combate la depresión y los estados de ánimo negativos.
– Alivia los dolores de cabeza causados por tensión nerviosa, y los dolores musculares de espalda.
– Mejora la condición de la piel.
– Libera la mente de situaciones perturbadoras y hace que las personas después de recibir el masaje se encuentren más calmadas y con la capacidad suficiente para retomar los problemas y resolverlos con facilidad.
– Relaja el cuerpo y la mente, promoviendo la respiración profunda y eliminando el sentimiento de ansiedad.
– Reduce y elimina dolores musculares, como nudos, tirones o contracturas.
– Estimula el apetito sexual.
– Mejora la autoestima y la energía vital.
¿Quiénes deben evitarlos?
Los masajes terapéuticos no son recomendado en personas con: osteoporosis severa, artritis en el lugar afectado y con tromboflebitis.
Estas condiciones se ven afectadas luego del masaje, causando más dolor y dependiendo del tipo de masaje, puede causar lesiones.
En cuanto al masaje relajante, las mujeres embarazadas necesitarán autorización de su médico para poder hacerse el masaje relajante y tanto mujeres embarazadas como lactantes deben avisar al terapeuta de que no use aceites esenciales para el tratamiento, pues algunos podrían ser perjudiciales para el feto o el bebé.
De igual manera, las personas alérgicas por vía tópica a los frutos secos, con alergias o sensibilidades cutáneas deberían avisar al masajista para poder usar el aceite más seguro en cada caso.
Además, deberán abstenerse de realizarse estos masajes las personas que sufren de una enfermedad vascular, como tromboflebitis; aquellas que han sido sometidas a alguna operación de columna o espalda; padecen enfermedades de la piel, tengan heridas abiertas, fracturas, fisuras o enfermedades hemorrágicas.
Origen de la palabra
La palabra masaje viene del francés “massage”, que a su vez procede del verbo “masser” (amasar, hacer una masa), simulando la manipulación de amasamiento que se hace durante el masaje.
En cuanto a sus orígenes más antiguos, hay dos teorías, una que viene del latín “massa” que a su vez proviene del griego, y otra que viene de la raíz árabe “mas” que significa tocar y palpar.
En cualquier caso, ambos significados sugieren una técnica manual de contacto y manipulación del cuerpo de la persona que se trabaja.