Armando Info: Un elefante blanco agoniza en la isla La Tortuga
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Es la segunda isla más grande de Venezuela, casi inhabitada, con una riqueza biológica única. Pasó inadvertida hasta que la administración de Nicolás Maduro reflotó los planes de expansión turística y permitió la construcción de un primer hotel, asignado a dedo a un contratista petrolero que no tenía nada que ver con el sector. La tragedia se ensañó con el empresario y dejó abandonado el proyecto.
En septiembre de 2013, Nicolás Maduro aprobó una declaratoria como Zona de Interés Turístico para La Tortuga y el pequeño archipiélago que la rodea, frente a la costa central de Venezuela. Desde entonces, en tan solo tres años, Maduro y su equipo lograron lo que Hugo Chávez -que había concebido otro destino para la isla, como base de un proyecto gasífero- no hizo en 15 años. En 2016, la isla exhibió su primer avance en infraestructura y en depredación ambiental: un nuevo hotel, el único construido hasta ahora, que combinó en “alianza estratégica” al Ministerio de Turismo (Mintur) y a un socio inexperto en los asuntos del turismo pero cercano al poder, Luis Napoleón Picardi Flores, fallecido en agosto de 2017 en un accidente aéreo.
De uno a otro hito, las decisiones gubernamentales tuvieron en común que ponían la isla a cargo de Mintur, un colonizador con el objetivo claro de vulnerar su virginidad y fomentar el turismo exótico.
Entre tanto, la comunidad científica insistía en la necesidad de preservar la riqueza biológica de esos espacios insulares. Científicos venezolanos llegaron a participar en jornadas de limpieza y de investigación conjunta con varias organizaciones e instituciones del Estado. Pero eso fue posible solo durante un lapso muy corto. Desde hace una década no vuelve a ocurrir. “Las condiciones cambiaron y el acceso fue restringido. No tenemos estudios actualizados”, señala Chelo Noriega, presidenta de la Fundación La Tortuga.
Explica que, entre 2005 y 2007, presentaron ante el Estado Mayor de la Armada Nacional sus trabajos científicos sobre la isla y, en conjunto con otras instituciones, incluido el extinto Ministerio del Ambiente, elaboraron una propuesta de modificación del primer proyecto de desarrollo turístico de la isla elaborado por Mintur. Lograron paralizar las obras iniciadas para la fecha que “abrían una trocha por todo el medio de la isla”.
Otras organizaciones ambientalistas, como Vitalis, respaldaron esos estudios. La isla es en sí misma un tesoro único, prístino, cuya mera existencia siempre queda a merced de los proyectos grandiosos que cíclicamente buscan imponer desde Caracas una transformación definitiva. Una reseña de 2007 explicaba que “el sur de la isla es su área más vulnerable, allí hay una de las mejores expresiones del Pleistoceno, hay tres formaciones geológicas juntas que no se dan en ninguna parte del país, hay fósiles expuestos y se habla de cinco especies endémicas de aves”.
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