Andreina Polidor: Al teatro venezolano le hace falta oportunidades y correr más riesgos - 800Noticias
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Crisbel Varela | Foto: Referencial

“Para mi lo más importante es agradecer”, es la frase con la que Andreina Polidor, directora general del Teatro de la Penumbra, comenzó su discurso tras ganar el premio Marco Antonio Ettedgui (MAE) 2024.

Irreverente y con una estética marcada dentro de lo plástico, abstracto y experimental, el trabajo de Andreina Polidor habla por sí solo: Hay un trabajo físico que se transforma en palabra y que tras años de investigación constante ha ganado fuerza para ratificar su discurso de deconstrucción al momento de presentar un texto.

Polidor y su trabajo con el Teatro de la Penumbra son una prueba de fidelidad a su nombre, regalando al público escenarios que llevan a una atmósfera de oscuridad para reflexionar sobre temas como la muerte, el dolor, todo aquello que es la sociedad entre ese discurso de moralidad y espiritualidad que es el bien y el mal.

“Comprometida y rigurosa creadora de un discurso escénico consistente entre concepto y estética en el que están presentes la investigación y el riesgo. Un espíritu transgresor y expresivo que logra convocar un equipo de creación para presentar un hallazgo escénico original y consecuente en el tiempo. Su agrupación ha presentado proyectos renovadores que han marcado tendencia en la escena nacional gracias a la claridad de sus propuestas, aunque su nombre sea «de la Penumbra». Desde La misión en el Festival de Jóvenes Directores, pasando por la deconstrucción y rearmado de la anécdota en el pop drama de Marat-Sade, This is Salem y Arcarlión, hasta llegar al expresionismo con Ana y la muerte, La vez de la bestia y Coriolano, ha sorprendido con su lenguaje. El Premio Marco Antonio Ettedgui 2024 es para: Andreina Polidor”, fueron las palabras leídas por el actor Theylor Plaza, quien ganó el reconocimiento el año pasado y en esta ocasión le entregó la estatuilla a la artista el pasado 28 de febrero.

El premio Marco Antonio Ettedgui se realiza desde la década de 1990 en honor al destacado dramaturgo y actor venezolano. Este año, además de Polidor, fueron premiados con una mención especial Francisco Aguana, Claudia Rojas, Patricia Castillo, Sara Azócar y Dorwis Yuncosa; Raquel Ríos recibió el Premio de honor; el embajador de España en Venezuela, Ramón Santos, un reconocimiento internacional por el aporte a la cultura; María Cristina Lozada el Premio Rajatabla de honor y finalmente Aura Rivas, a quien otorgaron un reconocimiento por trayectoria.

 

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Llena de emoción y ante una sala Rajatabla llena hacedores del teatro, Polidor agradeció a la casa donde hace vida su agrupación, el Laboratorio teatral Anna Julia Rojas, que asomó está en crisis pero se niega a morir, siendo uno de los espacios para la formación más importantes del país.

“Agradezco a todos mis compañeros del Teatro de la Penumbra por apoyarme a decir lo que tengo, lo que yo quiero decir. Tengo ideas que son muy abstractas y ellos me dicen hazlas más abstractas”, fue parte del discurso de Polidor, quien tiene como referentes artísticos a Antonin Artaud, Wassily Kandinsky, Eugenio Barba con el Odín Teatret, Diana Peñalver, Gabriel Torres, Escena de Caracas y Delbis Cardona, Oswaldo Maccio,  Edvard Munch,  Meredith Monk y Ghédalia Tazartès. 

“Para mi  el Premio MAE no es solo un reconocimiento que se  otorga a jóvenes artistas con grandes, destacadas y prometedoras trayectorias que van dejando huellas en el quehacer teatral y cultural. Sino que puede y debe destacar la naturaleza artística de Ettedgui: La experimentación, el riesgo, su poética teatral, su relación con las artes plásticas, fue punta de vanguardia del teatro Latinoaméricano en la primera postmodernidad, su trabajo de deconstrucción, el actor ritual. Todo esto bajo un peso investigativo. Creo que significa bastante para mi y  para la Penumbra”.

Polidor nació en Caracas, en la parroquia ecológica Caricuao, específicamente en el Materno infantil. 

“Crecí lejos del ajetreo de la ciudad, en el Parque universal La Paz, una montaña enorme que rodea toda la parroquia, llena de soledad y silencio, de montañas enormes frente a mi ventana, de mañanas frías con neblinas, paisajes impresionantes, vistas que a veces superan la realidad. En un apartamento de tres habitaciones, allí viví desde los tres años hasta hace tres años. Pasé muchas etapas de mi vida en ese lugar y lo agradezco porque está  lleno de recuerdos, un lugar seguro de inspiración y desborde”.

La directora no recuerda el momento preciso en el que dijo: “Quiero dedicarme al arte”, considera que todo fue por etapas, comenzando por escribir a manera de desahogo.

“Lo primero  para mí la base de mi adolescencia es la escritura, primero comenzaron como desahogos, necesidad de escribir cosas sin sentido, luego se convirtió en poesía, con unas intensidades arrolladoras. Mi decisión más clara a la hora de estudiar arte fue cuando entré a la Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas. Decidí a los 15 años culminar mi bachillerato estudiando artes gráficas y terminé  graduada en técnico medio de Artes del fuego y perteneciendo al Teatro de la Penumbra. A partir de allí todo me fue acercando a la formación teatral. Creo que desde muy pequeña tuve muchas inquietudes en cuanto a términos creativos y eso hizo que me acercara de forma orgánica al arte”, relató.

Sobre el teatro actual que se hace en el país, Andreina Polidor le dejaría “esa llama encendida que se mantiene aún, la flama del hacer constante, la pasión, la entrega, la abundancia creativa” y le quitaría “la falta de oportunidades, el desgaste cultural, la ausencia de investigación y profundización de temas, la falta de riesgo,  el hermetismo, lo homogéneo y la uniformidad”.

La artista considera que hacen falta más espacios artísticos, salas que sean manejadas por gestores culturales y que tengan constante programación, presupuestos del Estado que estén destinados a agrupaciones consolidadas, que trabajan constantemente por la cultura de este país y presupuestos para la formación de calidad. 

“Hay muy pocas oportunidades en general en el país”, lamenta Polidor, sin embargo destaca que la Penumbra sigue adelante buscando mantener su estética a pesar de lo económico.  

 

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“La verdad es que la creatividad ha estado en disposición para asumir ciertas dificultades de producción. Y suena más a veces como una inversión para el alma. Suena tonto, pero nuestra realidad es que si decidimos montar una obra, es saber que contamos con nosotros mismos para todo, porque no contamos con un presupuesto para pagarle a un vestuaristas o a un iluminador. Gestar una filosofía de grupo nos permite ahora poder vender lo que hacemos”.

La artista, quien también es profesora en el Laboratorio Teatral Anna Julia Rojas, ha ganado premios como el segundo lugar en el Festival de Jóvenes Directores del Trasnocho Cultural en 2019 con “La Misión” de Heiner Müller, el Premio Isaac Chocrón a mejor autor escénico por su versión de Las Brujas de Salem en 2022, que también se llevó el premio a mejor producción para su agrupación el Teatro de la Penumbra y mejor artista femenina para Bethania Yánez.

Para este año, Polidor, junto a la agrupación a la que pertenece, esperan seguir presentando La vez de la bestia, que estrenó en 2023. Además se están organizando para diversos proyectos que puedan hacer de su trabajo una labor sustentable.

Sobre el Teatro de la Penumbra

La agrupación teatral, creada por estudiantes de la Escuela de Artes Visuales Cristobal Rojas nace en el 2007 “bajo la idea de indagar -inconscientemente- en el hecho plástico y estético del estudio de la forma”. 

La directora del Teatro de la penumbra relató que un día la invitaron a la plaza Parque Carabobo. Los rumores señalaban que se encontrarían en ese lugar para formar un grupo de teatro de la Cristóbal Rojas.

“El chico era un estudiante más y se decía que conocía la técnica de Stanislavski. Yo sin la menor idea de lo que eso significaba me acerqué, ya que la mayoría de mis amigos iban. Fue una reunión informal, todos alrededor de un banquito, entre sentados y de pie y el chico de la propuesta hablaba en el medio de todos sobre su idea. No recuerdo lo que dijo, solo recuerdo dos imágenes: La primera es que, al pasar los 20 minutos de su discurso, algunos empezaban a retirarse hasta quedar unos pocos. Diría que de 20 quedaron cinco o seis. La otra imagen es que no sé cómo pasó, pero ya a la media hora era parte de aquella idea. La curiosidad de hacer teatro me embargó desde el principio, me aventuré con el alma”, dijo Polidor. Ese día fue el 16 de noviembre de 2007 y ahora la agrupación cumplirá este 2024 17 años.

“Con el paso del tiempo, en la Penumbra hemos descubierto que el principio de toda destrucción comienza por nosotros mismos, hay que derrumbar y desnudar todas las ideas que rondan por el mundo como únicas y verdaderas, destruir todo aquello que parece inquebrantable y asesinar aquellos ideales que se han convertido en prisiones, solo así podremos dar pie a la destrucción del conocimiento, de las formas y las estructuras”, sentenció.

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