Alimentos de origen vegetal ayudan a tener una correcta microbiota
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Para tener una correcta microbiota, la mayoría de los alimentos que se tienen que ingerir deben ser de origen vegetal y no procesados, puesto que «se ha demostrado que tienen una relación directa con la diversidad de la microbiota intestinal», según ha informado el experto de Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD), Francisco Guarner.
Una correcta alimentación para cuidar y proteger la diversidad de la microbiota intestinal, especialmente, con una dieta variada basada en una mayor proporción de alimentos de origen vegetal (frutas y verduras) y no procesados.
«A pesar de que nuestra microbiota se ha debilitado en los últimos 100-150 años y parece difícil volver a recuperar su nivel óptimo, el paciente puede modular y mejorarla a través de la alimentación», ha manifestado Guarner.
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En este sentido, según el especialista, aunque la dieta es el mayor condicionante para una correcta microbiota intestinal, existen otros factores que afectan y regulan su funcionamiento, como el consumo de medicamentos (especialmente, antibióticos), el descanso, hacer deporte, fumar o beber alcohol, entre otros.
Asimismo, la FEAD ha recordado que la microbiota se define como un conjunto de microorganismos que cumplen un papel esencial en la salud del cuerpo humano, a través de la función metabólica, que es la encargada de procesar y digerir los alimentos, los medicamentos y fomentar la diversidad de bacterias en el intestino.
Además, existe la función relacionada con el sistema inmunitario, en la que el 99 por ciento de los anticuerpos que hay en sangre depende del contacto que ha tenido el tubo digestivo con la microbiota.
Tal es la importancia de la microbiota en el organismo, que su cuidado y correcto mantenimiento está estrechamente relacionado con la aparición de diversas enfermedades, tanto digestivas como no.
Entre las enfermedades digestivas relacionadas con la microbiota se encuentra el intestino irritable, la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa, así como la enfermedad hepática avanzada.
Por su parte, respecto a las enfermedades no digestivas relacionadas con la microbiota se encuentran las enfermedades cardiometabólicas (como la hipertensión, el exceso de grasa en el hígado, la obesidad abdominal central, etc.) y las autoinmunes (alergias, esclerosis múltiple, etc.).
Aunque la microbiota se puede cuidar y mejorar, especialmente a través de la alimentación, su descompensación varía especialmente en función a una serie de factores y grupos de riesgos determinantes, según ha explicado Guarner.
Los niños, las personas mayores, la intolerancia a alimentos, los problemas de adherencia, la diabetes, la obesidad y el sexo son los grupos de riesgo determinantes y los factores que provocan descompensación en la microbiota.
Con información de Infosalus.
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