Afines a Pekín se reparten escaños en Hong Kong tras elecciones legislativas - 800Noticias
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EFE

Los candidatos afines a Pekín se repartieron casi todos los escaños al Parlamento hongkonés tras unas controvertidas elecciones legislativas protagonizadas por la alta abstención, y a las que no concurrió la oposición prodemocrática.

Las «mini elecciones», celebradas el pasado domingo, fueron las primeras que se celebran bajo el sistema electoral impuesto este mismo año por Pekín para afianzar su control sobre el territorio.

Dejaron la participación más baja de la historia, del 30,2%, muy inferior a la última elección al Parlamento de 2016, que llegó al 58,8%.

Es, además, la cifra más baja desde que se llevaron a cabo las primeras elecciones directas en Hong Kong en 1991. Los comicios dejaron también un récord de votos inválidos, un 2,04%.

Aunque las elecciones hongkonesas ya estaban restringidas para favorecer a una élite favorable al Gobierno chino, con el nuevo sistema el número de representantes elegidos por sufragio directo cae de 35 a 20 a escaños, y aumentan igualmente a 40 los diputados designados por un Comité Electoral, afín a Pekín, y a 30 los designados como representantes de diversos sectores empresariales.

Así las cosas, un total de 153 candidatos compitieron por los 90 escaños que compondrán el Parlamento de la urbe financiera.

Los 20 escaños que podían ser elegidos directamente por los hongkoneses fueron a parar a candidatos afines a Pekín, al igual que los 40 designados por el Comité Electoral.

Y de los 30 designados como representantes sectoriales tan solo fue elegido un candidato, Tik Chi-Yuen, del partido Third Side, de entre los pocos considerados como «moderados».

Los opositores prodemocráticos que concurrieron en pasadas elecciones no lo hicieron esta vez porque están en prisión, exiliados, decidieron no presentarse o fueron vetados dado que solo podían hacerlo quienes un comité creado ad hoc considerase «patriotas».

Ese patriotismo debe coincidir con la visión del término que tiene Pekín, como aquellos que «aman el país», apoyaron en 1997 el retorno de Hong Kong a soberanía china y anteponen la «prosperidad y estabilidad» de la excolonia británica.

Con todo, será la primera vez que el campo prodemócrata no va a estar representado en el Parlamento, y algunos críticos opinan que el nuevo legislativo se limitará a sellar lo que se decida en Pekín.

La democracia según Pekín

Tras el resultado, Pekín se apresuró a publicar un libro blanco para afirmar que el Partido Comunista Chino (PCCh) ha devuelto a Hong Kong al camino democrático «correcto».

«La democracia hongkonesa tiene un futuro brillante», indica el documento, que defiende el nuevo sistema electoral porque «garantiza que la ciudad la gobiernen los patriotas» y porque «crea las condiciones favorables para que puedan celebrarse unas elecciones con sufragio universal».

El libro blanco defiende que «Pekín ha sacado a Hong Kong del caos» y asegura que el Gobierno central «seguirá mejorando la democracia hongkonesa según sus propias características y en función de las circunstancias».

La prensa china enfatizó hoy que los nuevos legisladores velarán «por el bien común» y que «no permitirán el entrometimiento de fuerzas extranjeras en la ciudad».

Entretanto, la jefa del Ejecutivo local, Carrie Lam, señaló este lunes que estaba «satisfecha» con los comicios y restó importancia a la baja participación.

«El Gobierno no tiene objetivos concretos sobre la tasa de participación. Es cierto que ha sido más baja que en elecciones anteriores, pero 1,53 millones de personas han salido a votar en lo que creo que es una elección bastante importante», afirmó.

China unió la polémica reforma electoral a una ley de seguridad nacional adoptada el año pasado tras un 2019 de multitudinarias protestas antigubernamentales y causas judiciales que han provocado detenciones y penas de cárcel de numerosos activistas, mientras otros han optado por marcharse de la ciudad.

Entre los condenados a prisión figuran activistas como Joshua Wong, uno de los rostros más conocidos de las protestas que azotaron Hong Kong en 2019 y que en ocasiones se tornaron violentas.

El Ejecutivo local opina que las leyes aprobadas y las penas han traído paz a la ciudad, mientras que el movimiento que hace apenas dos años reclamaba en las calles una mejora de su sistema democrático ve hoy a sus principales activistas en prisión, a lo que hay que sumar también el desmantelamiento forzoso de organizaciones de la sociedad civil.

En todo este proceso también se ha resentido la prensa, con el cierre de Apple Daily como el caso más sonado de todos, lo que ha llamado la atención del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) o de Reporteros sin Fronteras (RSF), que ha pedido a las democracias que tomen medidas para obligar a China a cambiar sus políticas de represión mencionando expresamente el empeoramiento de la libertad de expresión en Hong Kong.

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