Venezuela celebra los primeros 25 años del primer implante coclear - 800Noticias
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Salud

Nota de prensa

La población con pérdida auditiva es cada vez más vulnerable a las dificultades que tengan otros entes de acceder a los dispositivos audiológicos y ser implantados. En el marco de la Semana de la Audición, del 6 al 10 de marzo, la Fundación Venezolana de Otología insiste en la búsqueda de alternativas que le permitan sostener sus pilares de beneficencia, enseñanza e investigación.

Decía Winston Churchill que en tiempos de guerra él prefería declararse optimista, porque no le parecía muy útil ser otra cosa. En el caso de las personas con discapacidades sensoriales y de las fundaciones y organizaciones no gubernamentales que atienden sus necesidades, este sea quizás un ejemplo categórico y en Venezuela aún más por el déficit de recursos al que se enfrentan desde hace varios años. La Fundación Venezolana de Otología (FVO) puede dar fe de ello.

El 10 de marzo de 1992 se inició el programa nacional de implante coclear, un dispositivo electrónico que se coloca en el oído interno del paciente con el objetivo de dar o recobrar nuevamente el sentido de la audición. Para el momento, Venezuela era el tercer país en América Latina -después de México y Brasil- que incorporaba esa tecnología, lo cual la situaba como un referente en la región e incluso los profesionales de la época asesoraron los programas que posteriormente se desarrollaron en Colombia, México, Perú, Bolivia, Cuba y Puerto Rico. Actualmente, han llegado hasta Polonia y España.

Después de 25 años, la FVO ha logrado implantar el dispositivo en alrededor de 1100 pacientes y según los mejores registros, en 2009 se alcanzó a beneficiar 120 personas. Sin embargo, desde el año 2013 la curva ha descendido enormemente hasta llegar al punto en el que, el pasado 2016 solo se realizaron 20 implantes cocleares. Las razones son muchas, pero quizás la más importante sea la gran dificultad para adquirir divisas preferenciales que permitan importar los dispositivos electrónicos y otros instrumentos.

Los números no mienten

“La tendencia mundial indica que 10% de la población padece una pérdida de la audición. Si eso se extrapola a nuestro país, en el cual existen aproximadamente 30 millones de habitantes, significaría que alrededor de 3 millones de personas padecen algún grado de deficiencia auditiva. De ese total, hay un grupo calculado entre 30 y 50 mil personas que tienen sordera profunda, significa que no se benefician de audífonos convencionales”, indica el director del Programa de Implante Coclear y vicepresidente ejecutivo de la FVO, Juan Armando Chiossone Kerdel, otorrinolaringólogo, otólogo, especialista en neurotología y cirugía de base de cráneo.

De acuerdo con las estadísticas vitales que reportan las maternidades de todo el país, la pérdida auditiva o hipoacusia es el defecto congénito más común entre los niños nacidos vivos, muy por encima de otros, como la hendidura del paladar o labio, el síndrome de Down, la anemia falciforme o el hipotiroidismo.

“Entendiendo que la pérdida de la audición ocurre en cualquier parte del planeta en uno por cada 1000 nacidos, nosotros en Venezuela deberíamos tener un estimado de entre 500 a 600 pacientes niños que nacen sordos por año. Hay una regla que estima, incluso en países desarrollados, que solamente alrededor del 30% al 40% lograrían tener un implante coclear, esto nos pone en cerca de 150 a 180 implantes por año”, detalla el otólogo.

“Toda aquella persona cuyo grado de sordera no permita que pueda mejorar su audición a través de un audífono convencional, es candidato para un implante coclear. Si nació sorda lo ideal es implantar antes de los cinco años de edad, porque eso va a permitir que desarrolle un lenguaje lo más parecido posible a lo que lo hace una persona que escucha”, explica el experto.

La preocupación no solo se centra en la reducción que ha habido de niños implantados. Se trata también de los jóvenes, adultos y adultos mayores que tienen su dispositivo pero no pueden contar con repuestos y baterías disponibles en el mercado venezolano y al tiempo, por el uso, el desgaste natural y la falta de actualizaciones de garantía, el implante pierde su funcionalidad.

Romper las barreras tecnológicas y biológicas

Pese a las circunstancias, las buenas noticias apuntan a que la FVO insiste en sostener los tres pilares que la fundamentan desde su creación en 1970: Beneficencia, Docencia e Investigación. En el área de la enseñanza, aunque los aportes empresariales y gubernamentales han mermado significativamente, se han realizado un total de 70 cursos teórico práctico para la cirugía de oído y la formación de subespecialistas.

Chiossone destaca: “Hemos estado involucrados en convenios con instituciones nacionales, como por ejemplo, la Universidad Central de Venezuela, y también trabajamos e investigamos con pares científicos de la Universidad de Miami, Universidad John Hopkins, Universidad de Texas, Universidad de California y la Universidad de Cambridge en el Reino Unido”.

Específicamente, en implante coclear según palabras de Chiossone: “Nos falta la audición perfecta, que es un sueño para los pacientes y un reto para nosotros. Esto implica romper las barreras tecnológica y biológica para que el paciente pueda escuchar como lo hace una persona normal”, explica el también presidente de la Asociación Venezolana de Otología y Neurotología.

La Fundación Venezolana de Otología ha tratado de multiplicar hasta el infinito los recursos que disponen, por ello no desisten de buscar otras alternativas de beneficencia. En ese sentido, en el marco de la Semana de la Audición, del 6 al 10 de marzo habrá varias actividades de docencia y servicio público. Más información en la página web: www.fvotologia.org y redes sociales: Twitter: @fvotologia / Facebook: Fundación Venezolana de Otología.

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