Uruguay dejará presidencia del Mercosur y sigue incierto traspaso a Venezuela - 800Noticias
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EFE

La República Oriental del Uruguay terminará el mandato semestral del Mercosur este 30 de julio, momento en el que se prevé un periodo de incertidumbre en el bloque, debido a las diferencias de sus miembros sobre el traspaso de la presidencia rotativa a Venezuela.

Para ese mismo día se había anunciado una reunión del Consejo del Mercado Común del Mercosur, la cual, sin embargo, fue cancelada debido a que Brasil y Paraguay decidieron no asistir a la misma, según confirmaron a Efe fuentes del Gobierno uruguayo,

«La presidencia se va a terminar y vamos a oficializar que dejamos de presidir» el Mercosur, aseguraron las fuentes, que prefieren no ser identificadas.

De mantenerse la situación actual, con Paraguay y Brasil oponiéndose a que el Gobierno de Nicolás Maduro asuma el mandato del Mercosur; con Argentina en una posición indefinida y con Uruguay apoyando que la asuma el país al que le corresponde, el 30 de julio se prevé que se abra un periodo de incertidumbre en el grupo.

Las desavenencias del bloque se refieren, además de a una posible presidencia venezolana, a la interpretación que cada país hace del protocolo para la transferencia del mandato, que se refleja de forma difusa tanto en el Tratado de Asunción (acuerdo fundacional del grupo firmado en 1991) y en el protocolo de Ouro Preto (1994).

En ambos documentos lo que se especifica es que «la presidencia del Consejo del Mercado Común será ejercida por rotación de los Estados partes, en orden alfabético, por un período de seis meses».

Asimismo, en el artículo 37 del Protocolo de Ouro Preto se estipula que «las decisiones de los órganos del Mercosur (como el Consejo del Mercado Común) serán tomadas por consenso y con la presencia de todos los Estados partes».

Venezuela entiende que el proceso de traspaso de la presidencia es automático, mientras que Paraguay y Brasil entienden que para ello es necesario que haya consenso entre los Estados y una reunión para efectuar la transferencia.

Asimismo, Uruguay no considera que la transferencia sea automática, pero sí tiene claro (al menos en estos momentos) que finalizará su mandato el próximo 30 de julio y que anunciará su decisión de dejar la presidencia, asuma quien la asuma.

En tanto, la posición de Argentina ha sido ambigua durante todo el proceso de debate sobre el traspaso.

Lo que se prevé, de mantenerse la situación como hasta ahora, es que cuando Uruguay abandone la presidencia, Venezuela la reclamará, algo que provocará el rechazo de Paraguay y de Brasil.

Según las fuentes gubernamentales consultadas por Efe, «hay vacíos (en el Tratado de Asunción y en el Protocolo de Ouro Preto) que permiten diferentes interpretaciones».

El canciller de Uruguay, Rodolfo Nin Novoa, compareció ante la Comisión de Asuntos Internacionales del Senado el pasado jueves y habló sobre el asunto de la presidencia del bloque regional.

«Estoy absolutamente seguro de que en Venezuela no hay una democracia plena», dijo el ministro, que matizó que el país caribeño tiene «rasgos de democracia», debido, principalmente, a que «los partidos de la oposición controlan la Asamblea Nacional», según refleja la versión taquigráfica de la citada comisión.

«Más allá del cambio que pueda haber o no en la presidencia pro tempore del Mercosur, Uruguay va a seguir coordinando las negociaciones con la Unión Europea», aseguró Novoa en relación a las conversaciones que se están desarrollando para concretar un acuerdo de libre comercio entre ambos bloques.

«Este es un acuerdo que hemos adoptado entre todos los países, incluido Venezuela, entre otras cosas por la razón elemental de que ese país no está participando en esa negociación. A Venezuela no le interesa esta negociación y (…) no va a defender los intereses del resto de los países mejor que cada uno de ellos», añadió.

El economista jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, el ecuatoriano Augusto de la Torre, opinó hoy en Montevideo que el Mercosur está pasando «una crisis de identidad».

«En cierto modo es bienvenida (esa crisis) porque el Mercosur se había quedado como un modelo de integración que de alguna manera privilegiaba la integración interna pero en base a barreras con el resto del mundo. Ese tipo de integración se agota pronto y genera a veces muchas ineficiencias», aseguró el economista.

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