«Eternas esperas» en la sala de emergencia del Hospital Universitario de Caracas - 800Noticias
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Una emergencia repleta de pacientes y con camillas hasta en los pasillos. Comentarios sobre las «eternas esperas» son parte del ambiente en la sala de emergencia del Hospital Universitario de Caracas.

El déficit de insumos es solo uno de los males que padece, la enfermedad parece tener su origen en la calidad del recurso humano destinada para el servicio, médicos integrales comunitarios que fueron formados para brindar atención primaria en ambulatorios y ahora están a cargo de una de las áreas más importante del recinto. 

Hace un año, los 24 cargos de médicos internos para la Emergencia del Universitario fueron ocupados en su mayoría por médicos integrales. Se llenaron 18 de los puestos vacantes y solo tres de ellos fueron médicos cirujanos. Un grave déficit de personal y la falta de aspirantes, hizo que un miembro de la junta directiva del sanatorio diera cabida a este personal poco preparado. 

El resultado se ve reflejado en la disminución de la capacidad de atención. A diario se llegan a atender unos 150 pacientes, cuando antes la cifra alcanzaba los 400.

Poco importó la millonaria inversión -104 millones de bolívares- para una nueva sala de Emergencia, que reabrió en 2009 tras su refacción que se prolongó durante un año. Y que la del HUC iba a ser la Emergencia modelo para otras que fallaron el mismo año en diferentes hospitales de la capital.

Sus médicos más antiguos recuerdan que el Universitario de Caracas no fue ni siquiera concebido como un hospital para emergencias sino como uno de referencias para casos muy complejos, de investigación médica y para la formación de estudiantes y especialistas. 

Quien forma parte del consejo directivo del hospital, el doctor Roberto Ochoa, señala las fallas en diagnósticos como otra de las graves consecuencias de tener a médicos no preparados en esa área. «Se trata de un paciente con apendicitis o un infarto que a las horas reingresa al hospital en peores condiciones». 

De acuerdo con un análisis que han realizado al Programa Nacional de Formación de Médico Integral Comunitario, ellos están capacitados para atender solo cuatro -heridas y abscesos superficiales, vómitos y diarreas- de más de 30 condiciones clínicas. 

Mauricio Rondón, quien fue jefe de la emergencia de adultos durante 10 años, explica que el personal idóneo para el lugar serían especialistas en medicina de emergencia, postgrado que continúa desierto. Ahora han propuesto poner a los MIC a estudiar la especialidad pero no han obtenido respuesta. 

Ochoa también destaca que antes se tenía todo un sistema que garantizaba el funcionamiento adecuado del área. «Se creó una estructura piramidal. En su base estaban los estudiantes del cuarto al sexto año de medicina quienes estaban en equipos de guardia y eran voluntarios, luego sustituidos por estudiantes de sexto año, del nuevo internado rotatorio de pregrado, quienes estaban en la rotación obligatoria por la Emergencia. Por encima de ellos estaban los médicos internos rotatorios (recién graduados) y los internos dirigidos (con al menos un año de graduados). El siguiente nivel eran los residentes de segundo año del postgrado de Medicina Interna. Todos reportaban y eran supervisados por tres especialistas: el jefe de Servicio y sus dos adjuntos. Todo eso se perdió».

De eso hoy solo queda un postgrado desierto, solo nueve emergenciólogos que trabajan con los médicos integrales, un adjunto y un jefe de servicio. Este último par resulta insuficiente para supervisar el trabajo.

Para el ex ministro de salud, José Félix Oletta, dejar la Emergencia en manos de los MIC es contradictorio, pues el triaje requiere al personal más experimentado. «Cada segundo, minutos y horas para atender a un paciente son críticos. Requiere un juicio clínico bien desarrollado, que solo se adquiere con experiencia y conocimiento».

Fuente: El Universal

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