Pablo Larraín: el papa Francisco debe cuidarse del agua tibia - 800Noticias
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Berlín, Alemania | AFP | El papa Francisco debe implementar «cambios profundos» en la Iglesia si quiere evitar caer en mecanismos de encubrimiento de abusos como sus predecesores, advirtió el cineasta chileno Pablo Larraín, que aspira al Oso de Oro en Berlín con un filme sobre los curas pedófilos.

 

«El Papa tiene una gran oportunidad por delante, pero hay que tener mucho cuidado con el agua tibia», dijo Larraín en una entrevista con AFP en Berlín, donde su película «El Club» fue muy aplaudida y recibió elogios de la crítica.

 

Con toques de humor negro y alguna pizca de cinismo, el filme en competencia oficial de la Berlinale cuenta la historia de un grupo de sacerdotes expulsados por la Iglesia a un lugar apartado de Chile, donde escapan a la justicia civil.

 

«La idea fue mostrar una organización, una corporación como es la Iglesia católica, que finalmente cree que sus miembros no deben ser juzgados por las sociedades civiles. Es una forma de impunidad para quienes no son creyentes, para el mundo laico, es algo atroz».

 

«Lo que yo estoy esperando es que el Papa haga cambios profundos, de verdad», insistió Larraín.

 

«El empate moral de que el Papa empiece a parecer un tipo razonable y todo eso me parece maravilloso. Pero yo a este Papa le pido que si va a hacer cambios, que los haga de verdad y que sean profundos, si no va a ser lo mismo y va a terminar encubriendo como se encubrió antes».

 

El realizador chileno de 38 años saltó a la fama en 2008 con «Tony Manero», protagonizada por Alfredo Castro, que también actúa en «El Club». Dirigió luego «No», nominada al Oscar en 2012 y como productor cosechó ovaciones al año siguiente en Berlín gracias a «Gloria» del director Sebastián Lelio, que valió un Oso de Plata a la actriz Paulina García.  

 

– El silencio de la Iglesia – 

 

«El Club» denuncia los mecanismos mediante los cuales la Iglesia termina de hecho protegiendo a los abusadores.

 

«Yo te cubro a ti, tú me cubres a mí», sintetiza Larraín. «La Iglesia lo que prefiere es el silencio: se retrae, se comprime, se guarda». «Como consecuencia, la gente se está desvinculando de la Iglesia: hay cada vez menos gente y menos sacerdotes».

 

«Eso es responsabilidad de ellos, porque ellos son el totem moral que dice cómo tiene que ser el comportamiento ético de una persona. Cuando sus miembros se comportan como se han comportado, se cae ese estándar moral y la gente deja de tener fe».

 

«Aquella fe en algo divino, en algo intangible –advierte Larraín, que recibió una educación católica pero hoy se define como agnóstico o ateo–, es también una forma de entender al mundo desde un espacio muy cómodo y sumamente peligroso».

 

«No hay nadie más peligroso que alguien que levanta un arma en nombre de Dios. Hoy nos sorprendemos cuando en Francia entran dos tipos con armas de guerra y asesinan a una decena de periodistas que se burlaron de Mahoma con humor negro».

 

«Eso nos parece sorprendente y el mundo se sorprende por la pasión y el fundamentalismo musulmán y la ira que tienen. Pero la Iglesia católica lleva haciendo cosas parecidas desde hace mucho más tiempo».

 

Según Larraín, «hoy día el Vaticano pareciera tener más miedo a la prensa que al infierno. Son los medios de comunicación la gran amenaza para el Vaticano, más que sus propias faltas».

 

Junto al escándalo de los abusos, Larraín denuncia al pasar en su filme otros silencios que según él siguen pesando sobre la sociedad chilena.

 

«En Chile estamos en la estructura de la impunidad, una impunidad donde no todos son iguales ante la justicia. Y no hablo sólo del tema de los militares y todas las cosas que pasaron durante la dictadura, sino que hay cosas que están sucediendo hoy, en todos los niveles».