El hincha brasileño, el jugador 12 que puede impulsar o hundir a la ‘seleçao’ - 800Noticias
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Río de Janeiro, (AFP) – La hinchada de Brasil está dispuesta a matar por su selección en este Mundial, una pasión clave para ganar el título en casa pero que podría caer como una espada de Damocles sobre la ‘verdeamarela’ si no consigue la sexta estrella.

Dada su condición de favorito, la presión contra Brasil es dura, con un ‘torcedor’ que tendrá cero tolerancia al error.

La humillación celeste en la Copa del 1950 -Uruguay venció al anfitrión Brasil por 2-1 en la final- aún pesa, aunque Brasil conquistó cinco títulos después. El brasileño no está dispuesto a aceptar otro resultado que no sea alzar la Copa por sexta vez.

En los últimos cuatro años, el brasileño promedio pasó de no apostar un peso en el equipo nacional -«va a ser una vergüenza», decían- a una entrega y confianza absolutas: la Copa se queda en casa.

El triunfo de Brasil en la Copa Confederaciones en junio pasado claramente ayudó a recobrar el amor de la ‘torcida’ por la selección nacional.

Brasil se coronó con goleada ante nada más y nada menos que la campeona mundial España (3-0). Y el público, que tiñó las tribunas de verde y amarillo, ciertamente hizo su parte.

Para el Mundial no debe ser diferente.

«Tenemos hoy algo que otras selecciones no tienen en Brasil que es el duodécimo jugador. Nuestra selección tiene hoy 200 millones de hinchas que aunque no estarán dentro del campo, estarán junto a nosotros», dijo el entrenador Luiz Felipe Scolari la semana pasada.

«¡El campeón volvió!» 

Lo que sucedió en la Confederaciones fue memorable.

El «Brasil, un sueño intenso, un rayo vívido, de amor y de esperanza a la tierra desciende…» del himno nacional era cantado a toda mecha desde las tribunas y seguía a capela después que acababa la música en los parlantes. En plenas protestas callejeras por mejores servicios públicos, la hinchada desbordaba patriotismo.

El mensaje para el rival era claro: si en el campo no la vas a tener fácil, mucho menos desde la tribuna.

Y al coronarse campeón en el legendario Maracaná -el mítico estadio que quiere olvidar ese «maldito» 16 de julio de 1950- sólo retumbaba un repetido «¡El campeón volvió!» mientras el capitán Thiago Silva levantaba el trofeo el año pasado.

Eran más de 73.000 hinchas que se convencían de que el sueño de la sexta estrella era posible y que ellos podían ayudar.

«La fuerza de nuestra hinchada es uno de los puntos más importantes para la moral de un grupo», dijo recientemente a la AFP Jairzinho, campeón con la ‘canarinha’ en 1970 y único futbolista en marcar un gol en cada juego de una Copa.

Héroes y villanos

No todos los brasileños en la Copa del Mundo tienen entradas para los partidos de su selección. Pero querrán gozar cada uno de los 90 minutos que verán en los flamantes estadios.

Ahí viene el gran dilema de a qué selección apoyar.

En la Confederaciones el hincha brasileño adoptó selecciones como la de Tahití, la más débil en el torneo, o Nigeria, con la que se identificó por ejemplo la ‘torcida’ de Bahía, pues es allí donde se concentra la mayor población negra del país.

España fue definitivamente el malo de la película y se llevó sus buenos abucheos en cada estadio que pisó, algo a lo que no estaba acostumbrado el mejor equipo del mundo, habituado a acaparar aplausos.

Y con el atacante Diego Costa, el brasileño-español que prefirió vestir ‘La roja’ antes que la ‘verdeamarela’, el cariño por los campeones defensores probablemente no aumente.

«Aprendí en la Copa Confederaciones que Brasil le tiene mucha rabia a España. De una cierta manera fue decepcionante», dijo en enero el español Cesc Fábregas. «Esto quiere decir que España está jugando bien y es temida (…) Todo Brasil cree que España es el principal rival», añadió.

«¡No va a haber Copa!»

En Brasil no es unánime el deseo de ver a la selección nacional coronarse campeón en el Maracaná, por lo menos en el papel.

El año pasado, mientras Brasil celebraba el título, no muy lejos, una manifestación era dispersada con gases lacrimógenos.

Las manifestaciones que arrancaron el año pasado y que son organizadas durante el Mundial critican el gasto público en la organización del torneo y piden mayores recursos para la educación, salud y transporte.

Una derrota de la ‘seleçao’ podría afectar incluso la reelección de la presidenta Dilma Rousseff, que aunque favorita, viene perdiendo terreno en las encuestas, señalan algunos observadores.

«¡No va a haber Copa!» es la consigna hoy. ¿Se mantendrá cuando comience el torneo y la ‘amarelinha’ esté en el campo?

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