Refugiada congoleña de 16 años brilla entre finalistas de The Voice Brasil - 800Noticias
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Efe

Una refugiada congoleña de 16 años que tuvo que huir en 2015 de la guerra civil en su país y terminó encontrándose en Sao Paulo con sus padres que creía muertos fue elegida entre los veinte finalistas en la edición de este año del famoso programa de talentos musicales The Voice Brasil.

La congoleña Isabel Antonio, que según la oficina en Brasil del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) viene encantando a Brasil con su canto, superó en la noche del martes una nueva eliminatoria en el popular programa de talentos de la red de televisión Globo y ahora es la más joven entre los 20 finalistas.

La refugiada consiguió avanzar en el programa gracias a su elogiada interpretación de la canción «Andar com fe», un clásico del cantautor brasileño Gilberto Gil, con el que eliminó directamente a Rose Barcellos, una aprendiz de cantante a los 54 años.

El entrenador de la africana en el programa, el famoso cantante brasileño Carlinhos Brown, admitió que Isabel fue muy superior pese a que enfrentó varias dificultades para aprenderse la canción por su falta de dominio del idioma portugués y por desconocer una composición de Gilberto Gil que es todo un clásico en Brasil.

«Estoy feliz y, en primer lugar, quiero agradecerle a Dios y a todos los que me están asistiendo porque la vida es una batalla y ella me está dando una nueva oportunidad», afirmó la joven aspirante a cantante tras ser elegida como finalista.

Hace dos semanas, tras superar otra de las eliminatorias, la adolescente afirmó que había optado por cantar «Heal the World» por considerar la canción de Michael Jackson como un mensaje de paz y de que es posible alcanzar un mundo sin conflictos ni prejuicios.

Según ACNUR, Isabel Antonio viene «encantando» a Brasil desde hace un mes pese a que tan sólo descubrió el potencial de su voz al llegar al país que le ofreció refugio hace dos años.

«Forzada a abandonar la República Democrática del Congo (RDC) por la guerra, Isabel Antonio nunca imaginó que sería la primera solicitante en refugio en Brasil en formar parte de uno de los mayores programas de talentos musicales del mundo», según un comunicado divulgado por la ACNUR.

De acuerdo con el organismo, la adolescente tuvo que huir con su hermana menor de la violencia en su país en una fuga en que las dos menores terminaron perdiéndose de sus padres.

«Fue terrible. Estuvimos tres días escondidas y solas en un bosque creyendo que nuestra madre había muerto. Por suerte encontramos a unas misioneras brasileñas que prometieron salvarnos», relató la joven.

Las dos niñas llegaron a Sao Paulo (la mayor ciudad brasileña) en 2015 y, con la ayuda de organismos internacionales, sus padres fueron localizados e igualmente aceptados como refugiados en Brasil, en donde la familia se reencontró, según la ACNUR.

Isabel tan sólo comenzó a conocer su talento musical en el abrigo para refugiados en el que vivía en Sao Paulo al ser aceptada en el coral «Somos Iguales», una iniciativa de la ACNUR que beneficia a niños de Angola, Congo y Siria refugiados en Brasil.

El coral alcanzó visibilidad nacional en Brasil a finales de 2016 cuando fue invitado a participar en un programa de televisión igualmente de Globo. El red decidió entonces someter a cinco de sus integrantes a las pruebas con las que se selecciona a los participantes en The Voice Brasil y terminó descubriendo a Isabel.

«Con sólo 16 años, Isabel descubrió que su voz puede ser una forma de concienciar a las personas sobre la causa del refugio y de mostrar que los refugiados también tienen sueños, necesidades y habilidades como cualquier persona», según la ACNUR.

«Cantar para millones de televidentes en Brasil es un momento especial que le permite a Isabel mostrarle también a las personas refugiadas que los caminos prometedores son posibles, que la posibilidad de alcanzar los sueños no acaba cuando abandonan su país», agregó el organismo multilateral.

Pese a que reconoce que las letras y los ritmos de la música brasileña le hacen recordar las de Congo, la joven asegura que su adaptación a una nueva cultura fue difícil y que enfrentó prejuicios. EFE

 

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