Rajoy afirma que Venezuela necesita una solución pacífica y democrática - 800Noticias
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EFE

El expresidente del Gobierno español Mariano Rajoy afirmó este viernes en la capital ecuatoriana que «Venezuela necesita una solución pacífica y democrática» a su situación política y humanitaria, que pase por la celebración de comicios libres.

En la que es la primera conferencia que dicta desde que dejara la jefatura del Ejecutivo en España el pasado mes de junio, según su jefa de prensa, Rajoy subrayó que la crisis en Venezuela requiere de «una solución que lleve a la reconciliación nacional y que tiene que desembocar en unas elecciones libres de acuerdo a los estándares internacionales».

El expresidente realiza una visita privada a Ecuador, donde hoy se estrenó como ponente internacional en la inauguración del curso académico de la Universidad SEK de Quito, con una clase magistral titulada «España y Ecuador. Una amistad sólida en un mundo en transformación».

En la alocución, de cerca de media hora, hizo un breve apunte a la situación en ese país caribeño y atlántico al señalar que «es preciso recuperar la institucionalidad democrática con respeto a los derechos humanos y la liberación de todos los presos políticos».

Asimismo, consideró urgente poner en marcha medidas que atiendan las necesidades básicas de los venezolanos.

Sin mencionar al presidente venezolano, Nicolás Maduro, del que ha sido blanco en varios de sus discursos peyorativos, Rajoy indicó que en el «panorama general de los gobiernos democráticos y de respeto a los derechos humanos destaca con sangrante dramatismo la situación de Venezuela».

Antes de mencionar las consecuencias de esa crisis, que ha provocado un éxodo masivo de 2,5 millones en los últimos cuatro años según organismos internacionales, y «de las penurias que pasa su población», comentó que «todos los miembros de la comunidad iberoamericana y demócratas del mundo» siguen con «honda preocupación» lo que sucede en ese país.

«A todos nos duele Venezuela», apostilló.

Rajoy calificó el fenómeno como «una crisis humanitaria que trasciende su carácter nacional y está generando un enorme impacto en toda la región», y responsabilizó de la «degradación progresiva del país» a la «ineficacia económica y la falta de democracia».

Con todo, destacó que pese a ese y otros casos aislados en la región, era «innegable el progreso general experimentado por América Latina en los últimos años», resultado de décadas de estabilidad política, del refuerzo de las instituciones democráticas y del estado de derecho.

Su intervención, que tuvo lugar en el interior del monasterio de la localidad de Guápulo, del distrito metropolitano de Quito y patrimonio mundial de la UNESCO, desgranó los estrechos vínculos que unen a España con América Latina así como los retos que afrontan las relaciones en un mundo cada vez más global y multilateral.

«La pertenencia a la comunidad iberoamericana es uno de esos valores que debemos cultivar y proteger», sostuvo el expresidente conservador para quien ese bloque «constituye una hermandad histórica, cultural y afectiva que cotiza al alza en el mundo nacido de la globalización».

Destacó que España es el segundo país del mundo que más invierte en Iberoamérica y que un tercio del total de la inversión española en el exterior tiene como destino esta región.

«Sea cual sea el signo de los Gobiernos, España estará siempre al lado de Iberoamérica», sentenció.

Como ejemplo de la dimensión económica de los nexos bilaterales, dio el dato de que las inversiones en Latinoamérica entre 2007 2011, en plena crisis económica en España, llegaron a generar 65.000 millones de euros en beneficios netos y crearon 680.000 empleos directos en la región.

Hablando en términos generales, agregó que el 70 por ciento de las compañías españolas considera que en el plazo de tres años su negocio en América Latina será más importante que su mercado nacional.

En el plano político, alabó sin referirse explícitamente al presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, que «Ecuador ha sabido conjurar el riesgo de la polarización», alusión al carácter más confrontativo de su antecesor en el cargo, Rafael Correa.

Y por último resumió su visión sobre cuál debe ser una gestión destinada al desarrollo, que basó en «valores democráticos y sociedades abiertas», que dijo «son las que, a la larga, garantizan el mayor bienestar de las personas, así lo dice la historia».

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