«Prefiero una familia herida a una que no sabe amar» - 800Noticias
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Durante el Encuentro de familias en el estadio de Víctor M. Reyna en Chiapas el Papa Francisco estremeció con un discurso que, como acostumbra, remueve las fibras e invita a la reflexión al mundo.

Entre conmovedoras intervenciones de divorciados, madres solteras ( condiciones que antes eran no bien vistas dentro de la iglesia católica) y pequeños especiales el Papa insto al rescate de las familias.

«Vemos que la familia esta debilitada y bajo la pretencion de modernidad propician un modelo basado en el aislamiento y se van inoculando en  sociedades que se hacen llamar libres, democráticas …se van colonizando y nos vamos conviertiendo en colonias de ideologías que afectan la familia que es la base de la sociedad».

 

Francisco aseguró «Prefiero una familia herida que intenta conjugar el amor, a una familia en sociedad con miedo y en medio del encierro, una familia enferma que no puede amar».

Hizo un llamado a los padres a volver a jugar a sus hijos «prefiero familias arrugadas, con heridas, cicatrices pero que sigan andando porque esas heridas y arrugas son fruto  de la fidelidad de un amor que no siempre fue facil…El amor no es facil pero es lo mas lindo que un hombre y una mujer pueden darse entre si…para toda la vida».

AFP

El papa Francisco se reunió con familias en Chiapas, tercer destino del sumo pontífice durante su tercer día de gira en México.

Jorge Bergoglio lamentó este lunes la exclusión de las poblaciones indígenas y llamó a pedirles perdón, en una misa ante millares de fieles en el empobrecido sur de México, donde autorizó el uso de lenguas autóctonas en los rituales católicos.

«Muchas veces, de modo sistemático y estructural, sus pueblos (indígenas) han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad. Algunos han considerado inferiores sus valores, su cultura y sus tradiciones (…) ¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón!», manifestó el pontífice en la misa en San Cristóbal de las Casas.

La homilía en la pintoresca localidad montañosa fue oficiada en lenguas indígenas tzeltal, tzotzil y chol, y marcó la admisión de los idiomas autóctonos para oficiar misas católicas.

El Papa llegó a citar en su homilía el Popol Vuh, que narra la mítica cosmovisión maya.

La misa, cargada de música y oficiada ante una multitud envuelta en los típicos abrigos coloridos de la región, tuvo un momento de gran emoción cuando un sacerdote indígena lloró al orar por el papa en lengua tzotzil.

«Queremos escuchar a Dios y hablarle en nuestro propio idioma», agradeció un representante indígena al papa, al que ellos llaman «jTatik».

Para Rosa García, una mujer tzeltal de 25 años, «no importa en qué lengua se rece a Dios, Él siempre nos entiende. La diferencia es que ahora, en nuestra lengua, sentiremos a Dios más cerca de nuestro corazón y nuestra sangre».

Es importante la apertura de la iglesia a las lenguas autóctonas, dijo a AFP Bernardo Barranco, un especialista mexicano en religión. «En lugar de que los indígenas tengan que adoptar a la iglesia, la iglesia adopta la cultura indígena», agregó.

Familias de indígenas tojolabales y zoques entregaron durante la misa las ofrendas de pan y vino, mientras otros mostraron al pontífice el dinero recaudado para construir dos albergues para migrantes.

El estado de Chiapas, donde está San Cristóbal de las Casas, es el menos católico de México.

Así, la admisión de las lenguas autóctonas es «de tremendo significado porque son los indígenas de Chiapas los que más han abandonado el catolicismo en México», explicó Andrew Chesnut, profesor de estudios religiosos de la Universidad de Virginia Commonwealth.

Crisis ambiental

Al final de la misa, Francisco recibió Biblias en lenguas tzotzil y tzeltal y un Nuevo Testamento en lengua tzotzil de Huixtán.

«¡Tenemos a un Papa al lado de los pobres!», gritaban los asistentes al terminar la misa, entre notas de guitarras y trompetas típicas de la música mariachi.

En su mensaje, Jorge Mario Bergoglio alertó que el mundo no puede seguir ignorando la crisis ambiental que atraviesa, la que calificó como la más grave de su historia.

«El desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos impactan a todos y nos interpelan. Ya no podemos hacernos los sordos frente a una de las mayores crisis ambientales de la historia», expresó Francisco.

Destacó que «la creación» ha sabido levantar su voz para reclamar por «el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso» de la Tierra.

«La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo», agregó el pontífice.

En los primeros días de su visita a México, Francisco denunció el narcotráfico y la corrupción en mensajes dirigidos a la clase política y a los obispos.

«Llevamos varias horas caminando desde San Andrés Larráinzar. Traemos alegría de ver al papa, aunque sabemos que no por eso se resolverán las cosas», dijo a la AFP Miguel López, mientras recorría el polvoriento camino con sus huaraches y su sombrero con cintas multicolor.

Envueltos en cobijas o en los pelajes tradicionales de sus etnias, grupos tzeltales, tzotziles y choles, muchos con niños en brazos, se animaban en su larga peregrinación con cantos, porras y rezos de rosario.

Unos 600 feligreses llegaron de la vecina Guatemala.

Tierra de migrantes

Chiapas, fronteriza con Guatemala, es la puerta por donde ingresa desde Centro y Suramérica un masivo flujo de migrantes que viajan clandestinamente para llegar a Estados Unidos y muchas veces son víctimas del crimen organizado.

El líder católico también se reunirá con enfermos en la catedral de San Cristóbal.

Se espera que allí visite la tumba de Samuel Ruiz, un legendario obispo que fue mediador entre el gobierno y la guerrilla Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), cuyo levantamiento en armas para defender los derechos indígenas sacudió al país en 1994.

Reconocer la labor del obispo Ruiz e integrar las culturas indígenas es «asegurar la supervivencia de la iglesia católica», estimó el padre Alejandro Solalinde, un aguerrido defensor de los indocumentados.

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