Obama asiste al funeral del pastor asesinado en Charleston - 800Noticias
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Charleston, Estados Unidos | AFP | «Rezamos por la paz, para sanar nuestras heridas»: nueve días después del sangriento ataque racista en una iglesia de Charleston, miles de personas se reunieron en esta pequeña ciudad para rendir un último homenaje a las nueve víctimas de un drama que conmocionó a Estados Unidos.

El presidente estadounidense, Barack Obama, pronunciará este viernes a primera hora de la tarde el elogio fúnebre del pastor Clementa Pinckney, figura de la comunidad negra local, caído junto a otros ochos feligreses bajo las balas de Dylan Roof, de 21 años, un joven supremacista blanco.

«Quería iniciar una guerra racial, pero vino al lugar incorrecto», lanzó al inicio de la ceremonia John Bryant, obispo de la Iglesia Espiscopal Metodista Africana, aplaudido por la multitud.

Bajo un sol inclemente, largas filas de personas se formaron rápidamente antes de la ceremonia en la sede de la Universidad de Charleston, a pocos pasos de la iglesia Emanuel, donde se desató el drama del 17 de junio y donde la gente continúa depositando flores, velas, globos y banderas estadounidenses.

«Estamos muy emocionados» por la gran asistencia, explicó con voz entrecortada Tamara Bostick-Baker, prima del pastor Pinckney.

«Querido papá, sé que te mataron en la iglesia y que partiste al paraíso. Te amo», escribió Malana, la más pequeña de sus dos hijas, en el programa de la ceremonia.

«Sabemos que tu vida sirvió. Contó para nosotros, y cambiará por siempre la forma de ver el mundo», escribió por su parte su mujer, Jennifer.

– «Reconciliación» –

Para Obama, estas «muertes sin sentido» ponen en primer plano dos temas espinosos de su presidencia: el regular la tenencia de armas de fuego, sobre lo cual nunca tuvo éxito pese a numerosas tentativas, y las persistentes divisiones raciales existentes en la sociedad estadounidense.

«Quería absolutamente estar acá», explica muy emocionada Rose Marie Manigault, de 66 años, que llegó al lugar después de las 05H00. «Necesitamos estar juntos».

«Muchas cosas han pasado después de esta tragedia», señaló por su parte Mary Lee, de 56 años, «orgullosa» de que la gobernadora republicana de Carolina del Sur, Nikki Haley, se haya pronunciado por el retiro de la bandera confederada que ondea frente al Parlamento local. «Esto tendrá un impacto sobre las mentalidades», consideró, refiriéndose a lo que es, para un gran número de estadounidenses, un símbolo del pasado racista de los ex estados esclavistas del sur.

Familias, parejas jóvenes, jubilados: muchas personas, que se apostaron desde temprano en el lugar, no pudieron ingresar. En el interior de la sala, con capacidad para 5.500 personas, la ceremonia comenzó en el fervor de los cánticos, con repetidos pedidos a favor de la «reconciliación».

Según la Casa Blanca, Obama insistirá sobre la trayectoria del pastor asesinado, un legislador demócrata del Senado de Carolina del Sur, con quien se había reunido varias veces, y quien puede ser «verdadera fuente de inspiración para otros».

– «Palabras de consuelo» –

Jacqueline Dupree, de 44 años, pastora de Gainesville en Florida (sureste) en una iglesia de la misma congregación (African Methodist Episcopal Church), vino por «la necesidad de reunirse» y para escuchar «las palabras de consuelo» por parte del primer presidente negro de la historia de Estados Unidos.

Desde el jueves, numerosas personas comenzaron a converger en Charleston para las primeras exequias de las víctimas. Otras están previstas a lo largo del fin de semana.

Además de Obama y su esposa Michelle, el vicepresidente Joe Biden y numerosos legisladores del Congreso de primer rango como el presidente republicano de la Cámara de representantes John Boenher, estabán presentes en la ceremonia.

También participó Hillary Clinton, candidata demócrata a la elección presidencial de 2016, que denunció la tragedia «como un acto de terrorismo racista», quien fue largamente aplaudida al comienzo de la ceremonia.

Hace dos años y medio, luego de la masacre en la escuela primaria de Sandy Hook, en la cual murieron 20 niños, Obama pronunció un discurso a un país emocionado. Pronunciando durante una ceremonia ecuménica los nombres de los 20 niños asesinados en su escuela, el presidente llamó a los estadounidenses a cambiar para que «se acaben estas tragedias».

Cuatro meses más tarde, el Senado enterraba la reforma para la cual había pedido sus votos y que habría hecho en particular obligatorias las verificaciones de antecedentes judiciales y psiquiátricos de los compradores de armas en las ferias especializadas.

«Seamos claros», advirtió Obama con el semblante crispado tras el tiroteo de Charleston, «en algún momento, deberemos admitir el hecho que este tipo de violencia no se registra en otros países desarrollados, no con la misma frecuencia».

«Debemos ser capaces, colectivamente, de hacer evolucionar nuestra forma de pensar sobre la violencia generada por las armas», precisó el mandatario, sin hacerse ilusiones sobre la posibilidad de un avance legislativo sobre el tema de las armas antes de su salida de la Casa Blanca, en enero de 2017.

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