Los santeros cubanos esperan al papa Francisco con los brazos abiertos - 800Noticias
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AFP.- Una veintena de hombres y mujeres -casi todos negros o mulatos- danzan al ritmo de tambores y luego un hombre se tiende en el piso para dar gracias ante un pequeño altar lleno de ofrendas por haber recuperado su salud.

El hombre toca unas maracas y repite unas oraciones para agradecer a ‘Babalú Aye’, una deidad de origen africano que para los santeros cubanos equivale a San Lázaro, protector de los enfermos en el cristianismo.

«Fue muy importante para mí unir mis raíces afrocubanas y la católica, yo las tengo muy ligadas», dice a la AFP Marcelo Zulueta Acevedo, de 51 años, un cubano que reside en Alemania y viajó a la isla a ver al papa Francisco, que este sábado llegará a Cuba.

Culto predominante en Cuba, la santería sobrevivió a la hostilidad del catolicismo y del Estado comunista ateo, y ahora sus fieles irán masivamente a las misas del papa argentino, de quien están agradecidos.

«Francisco es el papa que ha traído la miel que faltaba en nuestras vidas», dice a la AFP el ‘babalawo’ (sacerdote santero) Juan Manuel Pérez Andino, presidente de la Asociación Cultural Yoruba de Cuba, que agrupa a los practicantes de los cultos de origen africano.

«Nosotros fuimos capaces de conservar esa religión y hemos sido quienes la hemos expandido por el mundo, ha sido llevada por nosotros los cubanos», declara la santera María Teresa Vera.

El 70% de los cubanos practica el sincretismo religioso, mezcla de catolicismo con cultos africanos, que llegaron a la isla con los esclavos traídos en la colonia. Sólo un 30% profesa una religión definida (un tercio de ellos el catolicismo) o son ateos.

Los santeros veneran a ‘orishas’ (dioses) africanos y a su equivalente católico: la Virgen de Regla es Yemayá, diosa del mar y la fecundidad; la Virgen de la Caridad, patrona católica de Cuba, es Ochún, deidad de los ríos; Santa Bárbara es Changó, dios del trueno y del fuego; San Lázaro es Babalú Ayé.

«Independiente de yoruba, somos católicos», indica Pérez.

Cada santo tiene su color: amarillo la Virgen de la Caridad, azul la Virgen de Regla, rojo Santa Bárbara.

Tradicionalmente los santeros eran negros o mulatos, pero ahora también hay blancos. Entre los militantes comunistas también hay santeros.

Sacrificio de animales

Al iniciarse, los santeros deben vestir durante un año íntegramente de blanco. En ese periodo tienen varias prohibiciones, como tocar a otras personas, lo que implica que no pueden tener sexo.

Los santeros tienen en su casa un altar dedicado a su deidad y se diferencian en un punto fundamental de los cristianos: esperan soluciones en este mundo, no en el cielo después de la muerte.

Cuando surge un problema, un santero consulta con su «padrino» o «madrina» que lo inició, y éste le da una solución. Con frecuencia ella implica el sacrificio de una gallina, una paloma o un chivo.

Criar animales para la santería es un próspero negocio en Cuba. Las ofrendas para los altares también implican gastos.

«Se acusa de que económicamente se abusa, pero esto lleva dinero», dice Pérez.

Existen rituales diferentes según la necesidad: recuperar un amor, conseguir empleo, sanarse de una enfermedad o perjudicar a un enemigo.

«Te botaban del trabajo por religioso»

La santería no tiene una estructura vertical como la Iglesia Católica, ni templos. Los rituales se hacen en la casa, en una playa, una pradera o una plaza.

Tras la revolución de 1959, Fidel Castro impuso el ateísmo en la isla, lo que afectó principalmente a la Iglesia Católica, pero también a la santería.

«En el pasado sí hubo muchos problemas para ser religioso, (había que) esconder a los santos, si te cogían te sancionaban y te botaban de un trabajo porque eras religioso», recuerda Pérez.

Cuba dejó de ser país ateo en 1992 y pasó a ser laico, y en 2012, el Partido Comunista (único) prohibió la discriminación por motivos religiosos, identidad sexual u otra razón.

Y con el papa Francisco la Iglesia dejó de mirar mal a la santería, según Pérez.

«La Iglesia ya permite que nosotros entremos ahí con el iyawo (recién iniciado) y hagamos las ceremonias que tenemos que hacer ahí», indica el babalawo.

«Los únicos que están en contra de nosotros son los Testigos de Jehová y una parte de los católicos», agrega.

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