Lipso Nava, Wilson Álvarez, Lino Connell y Edwin Moreno quieren reeditar historia con Águilas - 800Noticias
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Con información de Panorama

La última vez que Águilas del Zulia fue a una final, y que alzó una corona de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional, cuatro integrantes de su actual cuerpo técnico tuvieron su aporte en el terreno de juego para esa conquista.

Wilson Álvarez, el actual coach de pitcheo, era el as de la rotación. Lipso Nava, el actual mánager, se alternaba en la antesala, en la inicial y hasta como bateador designado. Lino Connell, el coach de banca, estuvo jugando en el infield, mientras que Edwin Moreno, el coach de bullpen de este año, era un prometedor novato que sacaba outs como relevista.

Este cuarteto fue dirigido por Marc Bombard, y tuvo compañeros importantes como los importados Jolbert Cabrera (Jugador Más Valioso de la final), Brandon Duckworth, Jimmy Rollins, además de criollos con experiencia como Orlando Muñoz, Alex Ramírez, Jesús “Bam Bam” González, Danilo León, José Solarte, y otros que daban sus primeros pasos como Guillermo Quiroz, Humberto Quintero, Carlos Maldonado y Anderson Machado.

“Lo que más recuerdo fue haber vencido a una maquinaria súper blindada, como era Navegantes del Magallanes”, señaló Nava. “No éramos favoritos, y ahora vivimos eso, pero fuera de las rayas de cal, queriendo cristalizar un campeonato para las Águilas, después de 17 años de espera”.
La nave de esa campaña tenía a un joven Endy Chávez, quien vio cómo los rapaces rompían los pronósticos, algo que ahora vive desde adentro del nido, como refuerzo.

“Recuerdo que la última vez que quedaron campeones fue al principio de mi carrera, cuando la final empezó en Maracaibo y se tuvo que terminar (el primer juego de la final) en Valencia”, dijo el jardinero.

“Fue una loquera, porque terminamos un juego y tuvimos que volver a salir para que hicieran tres outs y quedaran campeones”.

En el primer choque de esa final, en la campaña 1999-2000, “El Intocable” tomó la bola y se fue sin decisión, en un compromiso que Connell definió con un doble con las bases llenas que volteó la pizarra y provocó, ante la euforia del público, que la baranda del right field se desprediera. Por esa razón el juego no se pudo terminar, sino después del quinto desafío, en el estadio José Bernardo Pérez, donde los zulianos tenían la serie 3-1, pero necesitaban que se completara el out 27 del primer encuentro para poder celebrar.

“Fue uno de los momentos más especiales de mi carrera, con el estadio full, como lo tuvimos esta vez (en la semifinal ante Caribes de Anzoátegui), con la adrenalina a mil”, recordó Connell, sobre su batazo barrebases. “Estábamos abajo en el juego, Wilson había abierto, y todo se dio para que yo agarrara el turno importante y pudiera dar el batazo”.

“Mucha gente recuerda ese batazo, pero más importante fue en el inning nueve (del quinto juego), en Valencia, que hice un relevo de un batazo que dio (Darryl) Brinkley a la línea del right field y pude hacerlo out cuando trató de meterse a tercera”, agregó. “El juego estaba empatado y esa era la carrera que nos podía dejar en el terreno”.

Al final la celebración se produjo en el estadio José Bernardo Pérez, donde los zulianos conquistaron su quinta corona en la Lvbp.

“Ese fue mi año de debut. Fue una experiencia muy grande estar como novato en una final, que me dieran la oportunidad de estar ahí aportando mi granito de arena”, apuntó Moreno. “Eso fue algo grande, a pesar de que era un chamo, jugar con grandes como Wilson Álvarez, Lipso Nava y toda esa gente que me dio muchos consejos. Eso fue una experiencia que jamás voy a olvidar”.

“Lo que más recuerdo era la unión y la armonía en el equipo. De verdad que éramos un equipo que nos llevábamos muy bien”, soltó “El Intocable”. “Había buena química entre todos y recuerdo que cuando alguien cometía un error uno decía, ‘vamos pa’encima, cuando venga tu turno das tu línea’. Cosas así, siempre apoyándonos. Es lo que más recuerdo de ese campeonato”.

“Este equipo es igual, porque estos muchachos tienen una emoción muy grande”, recalcó el exlanzador. “Yo lo dije desde el principio del campeonato, este equipo tiene hambre de ganar, y lo ha demostrado. Estos muchachos dan el 100% cuando salen al terreno de juego”.

“No fuimos favoritos a lo largo de la temporada. Éramos un equipo bastante joven, con un grupo que teníamos un poco de experiencia, y había hambre, gente sin contrato, que estaba buscando contrato, mucha gente comenzando su carrera y se unieron las cosas como se han ido uniendo este año”, subrayó Connell. “Al principio teníamos gente que no se pensaba que podía aportar y ahora aporta. Aunque esa vez no había sustituciones y todas esas cosas, pero pienso que es bastante similar al equipo que teníamos. Y es mejor no ser favoritos”.

Nava y Álvarez, quienes anteriormente habían formado parte del cuerpo técnico del club, regresaron este año al nido, mientras que Connell y Moreno se estrenan en esas funciones con el uniforme aguilucho, y han desplegado la misma camaradería en el actual clubhouse que vivieron en esa campaña exitosa, hace 17 años.

“Nos conocemos desde hace mucho tiempo y esa compenetración que tenemos se la hemos aportado a los chamos de ahora y eso ayuda a mantener a un equipo unido, dándole la oportunidad en cada juego, en cada situación, para que ellos puedan sobresalir en el trabajo”, explicó Moreno. “Eso ha sido lo más fundamental para que nosotros estemos aquí en este momento”.

“La gran comunicación, esa camaradería que teníamos los jugadores, intercambiando la información de los jugadores contrarios. Eso es lo que veo en este equipo”, soltó Nava. “Todos estamos en la misma página de ir juego a juego, serie a serie y eso es lo que nos ha dado resultados. Las cosas se nos han venido dando y sabemos del nivel de compromiso que tenemos, con un rival nada fácil y completo, como es Cardenales, de Lara”.

Y aunque en ocasiones les gustaría salir al terreno a ejecutar las jugadas y los pitcheos como hicieron cuando estaban activos, ahora se enfocan en colocar las estrategias y en preparar a sus jugadores para regresar a la franquicia al sitial más alto de la pelota criolla.

“Ahora como técnicos igualito lo sufrimos, lo gozamos, lo ligamos. A veces nos dan ganas de estar allí participando, pero ya la edad lo impide”, apuntó Álvarez. “Pero disfrutamos cada momento, cada segundo, cada inning, cada pitcheo, porque el esfuerzos que ha hecho este equipo es muy grande”.

Y ese esfuerzo espera verse recompensado con otro campeonato. ¿Volverá a celebrar este cuarteto como lo hizo hace 17 años?

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