Lecciones para cazar a los mentirosos en tu vida laboral y sentimental - 800Noticias
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«Todos mentimos. Varias veces al día. En ocasiones, sin necesidad o sentido. Simplemente, por costumbre». Así de tajante se muestra la psicóloga María Jesús Álava Reyes. Tras el éxito de La inutilidad del sufrimiento y después de constatar en su consulta que gran parte del duelo humano está causado por embustes, la psicóloga plasma ahora en La verdad de la mentira (La Esfera de los Libros) las claves para cazar a potenciales Pinochos. No es tan difícil ponerles la cara colorada, como demuestran los casos Lewinsky y Watergate, cuando Clinton y Nixon indignaron a la opinión pública.

Desde pequeños tendrían que enseñarnos a no mentirnos a nosotros mismos y a desactivar las mentiras de los otros, según la profesional. «Conviene que tengamos recursos suficientes para buscar la verdad en nuestras vidas y defendernos así de las personas que tenemos a nuestro alrededor».

Salvo para quien engaña por automatismo, las mentiras propias y ajenas siempre esconden un «beneficio propio». Cada persona tiene su motivación. «Caer bien, agradar, por inseguridad, baja autoestima… Pero, sobre todo, para manipular y obtener alguna ventaja«. Hay que instruirse para escapar de estas falsedades pues, insiste, la mayoría no es consciente de hasta qué punto la mentira y el engaño están presentes en sus vidas.

«Quien es generoso y sensible está en inferioridad de condiciones en este mundo lleno de agresividad y mentira. Son muy susceptibles de ser manipulados por personas que hacen del engaño un patrón de vida o un recurso para aprovecharse de ellos. En cambio, las malas personas mienten sin pestañear y viven tan felices».

Desde niños

Lo más relevante es que el mentiroso comienza a serlo desde la cuna. «Un niño de tres años que acaba de hacer una trastada delante de ti te dice ‘yo no he sido’ para eludir responsabilidades, evitar un castigo o una bronca. No pasa factura porque hasta los adultos se ríen de esa situación. Muchos de estos críos crecen y se quedan en esta etapa, así que lo siguen haciendo de forma automática en su adolescencia, como un resorte. Copian en un examen y no pasa nada porque salen recompensados con el aprobado. Se hacen adultos y continúan mintiendo con una impunidad enorme«.

Para la experta, si en la sociedad el engaño estuviera penado se mentiría menos. «En el mundo occidental, por lo general, y en España en particular somos muy permisivos. Mentir sale gratis«.

Quizá en el terreno de la política es donde mejor se puede apreciar esta declaración. Todos los actos de campaña quedan registrados resulta sencillo observar cómo las promesas y las afirmaciones categóricas terminan siendo contrarias a las actuaciones posteriores sea cual sea el color. La psicóloga no tenía previsto dedicar un capítulo a la cuestión pero, dada la excepcional situación, no pudo evitar incluirlo. «Tenemos la sensación de que nos consideran bobos. Nos dicen una cosa y hacen la contraria. Utilizan cualquier recurso para tratarnos con desprecio. Cuando un periodista les pregunta por sus incoherencias, le responden ‘qué abrigo más bonito’. Desde el sillón de casa te quedas pensando, ¿cómo es posible?».

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