La nueva «Ruta de la Seda» china atraviesa el Cáucaso - 800Noticias
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Agencias

Cuando se trata de economía, el gobierno chino piensa y actúa rápidamente. También con las exportaciones. La mayoría de los productos son transportados por mar rumbo a Europa. Pero Beijing está buscando alternativas, por tierra. Hace cuatro años, el presidente chino, Xi Jingping, anunció la iniciativa de la «Nueva Ruta de la Seda» (One Belt, one Road, OBOR, para abreviar).

Esto implica varios corredores desde China hacia el oeste; por ejemplo, a través de Rusia y Bielorrusia; o a través de Asia Central, Azerbaiyán, Georgia y Turquía; o incluso por rutas que crucen Pakistán hasta el Océano Índico, y a partir de allí, en barco. Beijing abre varias rutas. Así puede elegir la que más le convenga y negociar con cada Estado a lo largo de la nueva Ruta de la Seda.

Europa saluda al dinero

Pero eso no es todo. El primer ministro chino, Li Keqiang, prometió invertir en infraestructura 3 mil millones de dólares en los próximos años en una reunión con 16 homólogos europeos. Un dinero que estos países necesitan con urgencia y que aceptan con gusto. Especialmente en los balcanes, donde muchos se sienten olvidados por la Unión Europea. Las relaciones económicas más estrechas con China, aunque no son una alternativa a la UE, son útiles.

Para Pekín, Georgia juega un papel clave. Debería convertirse en una especie de centro neurálgico de los productos chinos. No solo por su ubicación geográfica central, Georgia es un Estado que, según el Banco Mundial, ofrece excelentes condiciones para los inversores extranjeros: poca burocracia, instituciones en funcionamiento, sin corrupción, crecimiento sostenido.

En junio de 2014, el gobierno georgiano firmó un acuerdo de asociación con la UE. Desde mayo de este año, está vinculado a Pekín a través de un acuerdo de libre comercio. Georgia, al menos entre sus vecinos, tiene una condición única: estrechos vínculos comerciales con China y con la Unión Europea.

Puertos, casas, todo

Pekín gasta millones para cautivar a Georgia. El Grupo Hualing es el mayor inversor individual en el país. En un barrio de Tiflis, la capital de Georgia, hay una zona económica especial con hoteles, el centro comercial más grande en el Cáucaso, un parque de atracciones y edificios de apartamentos de varios pisos. China también está construyendo en otras ciudades del Cáucaso.
Estratégicamente es importante la construcción de un puerto en la ciudad de Poti, sobre el Mar Negro. En el futuro, también los barcos más grandes que requieren un puerto de aguas profundas podrán atracar allí. El embajador de China habló hace unos días en una conferencia en Tiflis de «geopolítica». China es el tercer socio comercial más importante de Georgia.

Por mucho que China esté involucrada en Georgia, otros países también están ingresando en esta región. Las empresas alemanas –como Knauf o cemento Heidelberg– hacen buenos negocios y contratan cada vez más  empleados, se aseguró en una presentación de la Asociación de Empresas Alemanas (DWV) en la capital a mediados de diciembre. Oliver Regner de DWV alabó al gobierno de Georgia por su facilidad para hacer negocio.

La vieja pelea entre Moscú y Tiflis

Las inversiones también provienen de la vecina Turquía, Irán e incluso de Rusia. Las relaciones con su gran vecino en el norte han sido agobiados desde 2008. El entonces presidente georgiano Mikhail Saakashvili trató de controlar por la vía militar la región separatista de Osetia del Sur, lo que generó tensiones con Rusia.
Luego sobrevino una larga era glacial entre los dos países. Moscú culpa al gobierno georgiano por estar orientado hacia Occidente, se siente «traicionado» por la Georgia tradicionalmente aliada. Incluso hoy es difícil para los georgianos obtener una visa para Rusia. Los ciudadanos rusos, en paralelo, pueden ingresar fácilmente a Georgia. El gobierno en Tiflis avanza en a su dirección prooccidental y es pragmático al tratar con Rusia. Especialmente, cuando los rusos invierten en Georgia.

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