La inclusión laboral, apuesta para empoderar a personas con Síndrome de Down - 800Noticias
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EFE

Jorge Sandoval, de 31 años, es responsable, respetuoso y trabajador, así lo describe su madre, que lo ha guiado para que pese a ser una persona con Síndrome de Down, tenga un trabajo que le permite ser autónomo y perseguir sus propias metas, como comprar una casa y un automóvil color rojo.

De lunes a viernes se despierta, arregla su cama, se prepara e inicia su jornada laboral a las 09,00 horas (15,00 GMT) en la recepción del Ayuntamiento Municipal de Sayula, en el occidental estado mexicano de Jalisco, donde lo que más disfruta hacer es ayudar y atender a las personas que llegan a las oficinas.

Martha, su madre, comentó a Efe que la formación de Jorge desde pequeño fue estricta y basada en valores sociales «porque queríamos que se integrara a la sociedad como cualquier niño».

Al terminar su educación primaria especial tuvo su primer empleo en una fábrica de cajeta (dulce de leche) durante cuatro años.

Sin embargo, ella y su familia tenían muchos temores: «que fuera a ser rechazado, que se rieran de él, que fuera a salir solo a trabajar, siempre queríamos estar atrás de él, pero fuimos teniendo confianza en él y en las personas que lo rodeaban».

Enfrentar los miedos y situarlo como un adulto son los objetivos que especialistas como Óscar Pérez, gerente de capacitación e inclusión laboral de la organización Daunis Gente Excepcional, buscan para promover una buena calidad de vida e inclusión laboral de personas con Síndrome de Down.

«Generalmente por el mismo proceso de aceptación, estereotipos, creencias y actitudes que se manejan hacia la discapacidad, la familia adquiere una serie de comportamientos, al igual que las personas alrededor, con tendencia hacia la sobreprotección», dijo Pérez a Efe.

El utilizar un lenguaje para el trato entre adultos y generar con las personas con discapacidad un proyecto de vida en el que plasmen sus intereses, sueños y metas, son algunas de las estrategias que Pérez destacó como claves para romper gradualmente las barreras del asistencialismo.

«Hay jóvenes que su grado de discapacidad es severo, lo cual requieren de mayores necesidades de apoyo, pero una cosa es el grado de necesidad y otra es que nos habituemos a hacerle las cosas porque pensamos que no puede», expuso.

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